Alfredo Noriega presentó este año en Ecuador La piel en la oscuridad, con el sello Línea imaginaria, una colección dirigida por el poeta Edwin Madrid. La actualidad literaria de Noriega fuera del Ecuador parece estar en un punto importante. Publicaciones de sus novelas en España, Cuba y Argentina, y la traducción al francés de Tan sólo morir, en Ombres Noires, la línea de novela negra de la editorial Flammarion, una de las más importantes de Francia. La crítica francesa ha dado a la obra buena acogida, calificándola de fascinante, poética, insólita y de gran eficacia novelística.
¿Cómo han sentado estas críticas?
Muy bien, claro. Tú sabes que en Francia se publican más o menos 6 mil novelas al año. Lo peor que te puede pasar, cuando eres un autor desconocido, como yo, es que nadie diga nada, y que tu texto pase desapercibido. En mi caso, han salido varias críticas, bastante positivas. La feria del libro de novela negra y policiaca más importante de Francia, Quai du polar, la seleccionó entre las mejores 20 novelas internacionales del año. Lo interesante de esto es poder acercarse a un número de lectores importante. Por otro lado, a nadie, el universo quiteño, le ha parecido hermético o difícil de captar, confirmando que lo local puede ser, y casi siempre lo es, si está bien tratado, universal.
Efectivamente, suele utilizar mucho argot, un lenguaje que podríamos calificar de muy ‘quiteño’ o muy ‘ecuatoriano’. Cuéntenos, ¿cómo lograron traducir la variante ecuatoriana del español?
En Francia se han traducido pocos textos ecuatorianos, por lo que no existe una gran tradición con el español de Ecuador, como es el caso con Argentina, México o Colombia. Nathalie Lalisse-Delcourt, la traductora, hizo un gran trabajo. Además, como yo hablo francés, pude colaborar con ella y el resultado creo que es muy bueno.
¿Dónde hubo dificultades?
En muchos momentos. Por ejemplo, la palabra ‘plumas’. Tuve que explicarle que no se trataba de las plumas de los pájaros sino de los limpiaparabrisas. Siempre encontramos soluciones para guardar el tono familiar, o el argot, nuestro español no es más complejo que el colombiano o cubano. Una traducción, cualquiera que sea, venga o no de un autor ecuatoriano, es un ejercicio de interpretación, se necesita creatividad pero al mismo tiempo respeto del texto. Tanto para la traductora como para mí fue una muy buena experiencia.
¿Hubo ecuatorianos que llegaron a publicar así en Francia?
Vivo en Francia desde hace casi 30 años y no he visto, lamentablemente, a ningún escritor ecuatoriano expuesto a un gran público de lectores francófonos, lo poco que se ha traducido siempre ha quedado en un ámbito restringido. Últimamente, la MEET (La Casa de los escritores extranjeros y traductores) ha traducido e invitado a varios autores a una residencia en Saint Nazaire. Esto es muy bueno para la literatura ecuatoriana, pues poco a poco se van abriendo espacios, creando puentes. Confío en que de allí surjan otras publicaciones como la mía, en editoriales de distribución masiva, para que podamos decir que la literatura ecuatoriana tiene presencia en el mercado francés, como es el caso de otros países.
¿Qué proyectos tiene ahora?
Como cualquier escritor, estoy escribiendo siempre. Acabo de publicar mi segundo poemario, La piel en la oscuridad, en Línea imaginaria, una colección que dirige Edwin Madrid, en Ecuador. Recién concluí la tercera parte de mi trilogía en torno al médico legista; el texto está reposando antes de la primera gran corrección. Tengo avanzada otra novela y proyectado un libro de crónicas. Lo que a mí me interesa es estar en la escritura, no tengo otra ambición. De lo que sí estoy consciente es de que toda escritura debe venir acompañada de publicación y en la medida de lo posible difusión; en mi caso estos dos aspectos empiezan a funcionar, y eso es chévere.
Su novela De que nada se sabe fue llevada al cine por Víctor Arregui, ¿tiene otros proyectos o propuestas de esta índole?
Tan solo morir está en proyecto de ser adaptada al cine, en Francia, por la realizadora y guionista Nadine Lhermitte. Le Film d’ici, que es una importante productora, está interesada en acompañarnos; pero tú sabes que esas cosas tienen su complejidad y pueden tardar mucho tiempo, o nunca concluirse. Sin embargo, hay buena onda y somos optimistas. También escribí el guion de 9 mm Parabellum, que es otra de mis novelas, y que espero en algún momento se realice.
¿Qué les diría a los jóvenes escritores ecuatorianos?
Te voy a ser sincero, a mí nunca me han gustado los consejos. Aparte de mi época del taller con Miguel Donoso, quien compartió con nosotros muchas de sus herramientas, y en donde me hice perseverante y trabajador, no me ha servido de gran cosa leer los decálogos o las recetas del buen escritor. No creo que los consejos de uno sirvan forzosamente para otros. Por otro lado, detesto la pedantería literaria que abunda por todas partes, y no quiero encontrarme en esa postura. Tengo mis mañas y mi universo; siempre he procurado preservarme del ego de los otros, con el mío me basta y sobra. Espero que los jóvenes estén ya lejos de las ínfulas de alguna gente de mi generación y de la que me precedió; una de ellas, esa absurda necesidad de figurar; ojalá su literatura no sea un muestrario de ideas bien pensadas o peor, categorizaciones estéticas o ideológicas; la buena literatura siempre está lejos de la rimbombancia.
Se ha publicado también una de las novelas de Noriega en España (De que nada se sabe), que ha tenido críticas muy positivas. En El País, Manuel Rodríguez Rivero la ha calificado de “notable” y Ernesto Ayala-Dipp dice que “Noriega se desenvuelve con tino, manejando un material que se hubiera prestado, en otras manos menos experimentadas y sensibles, al paisaje naturalista y tremendista. Precisamente es su impregnación de delicadeza estilística y trazo elíptico lo que acrecienta que la novela nos contagie una sensación de fatalidad inexplicable, maldita, inagotable”.
Estas son las buenas nuevas de uno de nuestros autores clave en la literatura ecuatoriana actual. Quedamos a la espera de la tercera parte de su trilogía, que saldrá simultáneamente en Francia y en Ecuador.