El Telégrafo
Ecuador / Miércoles, 27 de Agosto de 2025

TIEMP∞

Acabo de viajar en el tiempo. Maravillosa posibilidad que brinda un libro. No fue, como suele ser, un viaje al pasado o al presente; sino al futuro. Por medio de once campanadas he ido y vuelto a testimoniar sobre mi viaje. He llegado y no me resisto a callarlo ni un segundo. Escribo desde mi tableta, aunque luego del viaje me da la idea rupestre de estar cincelando un glifo. Solo una vida reflexiva desemboca en las respuestas que plantea el libro Tiemp∞, vida de constante lectura y tiempo libre. Recuerdo cuando su autor, Abdón Ubidia —caminando por el parque del Retiro en Madrid— me contó lo significativo que fue el leer a Bachelard. No sin mala intención comprobó mis conocimientos de antropología y psicoanálisis (casi nulos), para luego explicarme la tesis principal de su nuevo libro que se iba a llamar Tiemp∞ —con el signo de infinito en vez de la ‘o’ me había dicho—. Por mi parte me quedé pensando días y días respecto del tiempo y el fuego, de las teorías de Bachelard y Ubidia; hasta que recibí un correo con el manuscrito del flamante —recién horneado— libro de Abdón.

Lo leí de un tirón, casi consciente de que era tan entretenido que se me fue el tiempo sin medirlo. Consta de once relatos que enfrentan al lector a uno de los grandes problemas que ha inquietado a pensadores y artistas a través de la historia. Lo hace con tal sencillez narrativa y nitidez formal que lo puede entender tanto el escolapio como el profesor.

El libro impreso sobre las manos da la impresión de que el diseño y la diagramación le aportan un aire ligero y juvenil, con hojitas de colores, muestra de relojes coleccionables y toda la cosa. Al hablar de un libro leído, se hace un viaje al pasado, a los recuerdos y a las impresiones que nos dejó. Eso, básicamente, haré a continuación.

‘¿Cuánto dura el presente?’ es un capítulo de dos páginas que tiene la fuerza de un golpe de campana (el primero), y que deja reflexiones inasibles como el agua que se escapa sin detenerse por el sifón, llevándose el recuerdo de un amor imposible y maldito.

La hora dos: ‘Distancias’ da una visión de tiempo medida por el espacio que una pareja demora en recorrer la vida y la extensión física que separa la relación igualmente imposible como la del capítulo anterior y, por qué no, la misma.

Así avanza el libro, jugando con el tiempo de personajes y lectores, entre máquinas fantásticas que predicen un futuro no muy lejano y el fracaso de sus protagonistas. La sexta campanada, ‘El tiempo elástico o ¿cuánto duran los deseos?’, plantea la inquietud del tiempo medido por la vorágine y el ansia de poseer más de lo que se tiene; ¿cuánto nos demoramos en conseguir algo?, ¿lo conseguimos o nos rendimos antes?, desear siempre algo más ¿tiene sentido?, son preguntas que responde la hora seis con cierta solvencia inquietante. Para este punto, el lector no cae en la cuenta de haber leído ya medio libro: otro juego del Tiemp∞ de Ubidia.

En el campanazo siete, empieza a sentirse el dinamismo temporal que pudre las almas y las intenciones; el narrador nos presenta la historia de una decisión ética que se deja pervertir. Siguen dos horas muy cortas: cuando uno se divierte, el tiempo pasa volando.

La última campanada —con la que llega el ocaso—, relata la vuelta al origen y el viaje en el tiempo. Es una especie de El extraño caso de Benjamin Button y Viaje a la semilla, con la novedad del cambio en la psicología de la relación que mantienen los personajes, que pasan de ser amantes a padre-hija y, posteriormente, abuelo-nieta.

Tiemp∞ finaliza contemplando el futuro, poniendo al lector de cara a él: “Cuando los viajes en el tiempo se vuelvan frecuentes y masivos. Cuando cada ciudad disponga de un crono-puerto con gigantescas pistas de salida y llegada. Cuando los grandes amigos pacten encuentros en un siglo tal. Cuando los vagabundos del tiempo yerren por los milenios tratando de olvidar un momento atroz. Cuando programemos visitas a los tatarabuelos y a los tataranietos. Cuando viajemos a esos sitios que sabemos que ya no existen desde hace miles de millones de años como pasa con las simples estrellas remotas que vemos por las noches. No pongo el final, para que los lectores de esta nota tengan la posibilidad de viajar por sí solos, la campanada doce la escribe el lector.

Abdón Ubidia (1944), ganador del Premio Nacional de Literatura Eugenio Espejo en 2012, es uno de los grandes escritores ecuatorianos vivos. Lector apasionado y erudito, escritor de ensayos temáticos como La aventura amorosa y sus personajes o Un siglo del relato ecuatoriano, ha trabajado sobre el cuento y la poesía popular de Ecuador. Ha publicado cuatro novelas, entre las que destaco Ciudad de invierno; tres libros de cuentos: Bajo el mismo extraño cielo, El palacio de los espejos y Divertinventos, que va por el cuarto tomo: Tiemp∞.