El 23 de abril se celebró el Día del Libro, en homenaje a Miguel de Cervantes y William Shakespeare, los escritores más renombrados del español y del inglés, respectivamente, que murieron el mismo día de 1616 (en realidad Cervantes murió el 22 de abril, pero el 23 se celebraron las exequias y se considera “oficialmente” la fecha de su muerte).
Por ser Cervantes la máxima figura del idioma español y haber escrito el libro más famoso en este idioma, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, en muchos países hispanohablantes se ha declarado el 23 de abril como Día del Idioma Español. Por este motivo, revisaremos algunas cuestiones relacionadas con nuestro idioma, que camina imparablemente por el mundo y crece cada día más.
En primer lugar, una aclaración, pues suele haber confusión sobre cómo llamar a nuestro idioma: español o castellano. Ambas denominaciones son aceptadas, sin embargo, español es la más usada y la más precisa, pues abarca a nuestra lengua sin ambigüedad, pues castellano se refiere también al dialecto del español que se habla en Castilla, además es así como se conoce a nuestro idioma en el resto de lenguas (por ejemplo, spanish, en inglés).
Por otro lado, el español es el idioma que más ha crecido en el mundo. Según el informe El español: una lengua viva, del Instituto Cervantes (2012), “más de 495 millones de personas en el mundo hablan español, lo que lo convierte en el segundo idioma más hablado después del chino. Además, es el segundo idioma más usado para la comunicación después del inglés, muestra de ello es que, para el año 2012, 18 millones de alumnos estudiaban español como lengua extranjera. Y las cifras van en aumento: para 2030 se calcula que 535 millones de personas en el mundo hablarán español. Como vemos, la nuestra es una lengua que no se detiene y que cada vez adquiere más importancia”.
Pero ¿qué sucede en América? En nuestro continente es donde más se habla español: más del 90% de hispanohablantes son americanos (en el grupo se incluye a EE.UU., que tiene una extensa población latina), frente a una cifra más reducida en Europa y el resto de continentes. De aquí la importancia que tiene para nosotros el cuidado y preservación de nuestro idioma. En Ecuador, el español comparte casa con otros idiomas propios de las comunidades autóctonas, que estuvieron aquí mucho tiempo antes de que esta lengua se asentara en el país, y, por eso mismo, se ha nutrido de otras lenguas, sobre todo del quichua, lo que lo hace aún más rico y más nuestro. También va tomando prestadas palabras de otros idiomas, que al final las convierte en suyas y las adapta. Sin embargo, ese aporte siempre deberá ser tomado con atención, para que el idioma siga creciendo y se enriquezca, y podamos celebrar orgullosamente a nuestra lengua año tras año.