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La marimba de Marco Arias se va a Panamá

La marimba de Marco Arias se va a Panamá
29 de julio de 2013 - 00:00

Marco Arias nunca ha salido del país; sin embargo, a los 16 años este joven percusionista dedicado desde niño a la interpretación de la marimba, está a punto de cambiar su vida.

En septiembre tomará un avión y llegará a Panamá, en cuya capital compartirá con otras figuras jóvenes del continente y Europa, como ganador del concurso Música Maestro, versión Ecuador.

Seguro con la Orquesta Sinfónica de ese país, deslumbrará como lo hizo frente a los jurados que le otorgaron el Primer Premio.

La audición

Marco Arias ultimaba los detalles previos a su presentación ante un selecto jurado conformado por: Magdalena Carbonell, Luis Fernando Carrera y el director Jorge Oviedo.

Escogió temas entretenidos y variados para demostrar su técnica. El joven que vive en Tababela (Pichincha) logró acceder a la final de este programa destinado a estimular la creatividad de jóvenes talentos musicales de la región, llamado Música Maestro.

La idea propuesta por la organización de Estados Iberoamericanos (OEI) convocó a los países de la región,  a fin de que escojan un representante por territorio para que dirija a la sinfónica de Panamá durante la XXIII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación y de la XVI Conferencia Iberoamericana de Cultura que se realizará en ese país.

El ganador del concurso también visitará algunas de las ciudades que constituyen el corredor cultural de El Caribe en un viaje que tendrá una semana de duración.

La OEI solicitó al Ministerio de Cultura y Patrimonio la colaboración para la búsqueda de ese talento. Es así que se realizó una convocatoria en todo el país, cuenta Ana María Tamayo, coordinadora de artes musicales de la cartera en mención, quien fue la encargada de la versión nacional del evento. “Nos llegaron 53 solicitudes, en especial de provincias del centro del país como Santo Domingo, Tungurahua y Chimborazo”, explicó Tamayo.

Marco decidió inscribirse motivado por la idea de fortalecer su formación musical. Así lo hizo y llegó a la final del programa junto con otros dos talentosos jóvenes.

Los finalistas

Marco fue el primero en audicionar; lo hizo en una de las salas de práctica de la Orquesta Sinfónica Nacional. “Siempre tengo problemas para encontrar un instrumento disponible. No existen muchas marimbas de cinco octavas, por lo que tuve que hacerlo en una de cuatro octavas”.

Marco tuvo que impresionar a los jueces sin contar con la parte más baja del instrumento; así y todo, se lució por más de 20 minutos con temas como el Segundo Movimiento del concierto de Ney Rosauro para marimba y orquesta y el Foot Paat de Ray Samuels. Estos temas de fusión de música académica brasileña y de jazz le otorgaron el primer lugar frente a los otros dos finalistas. Eduardo Florencia lo acompañó en el piano, mientras su hermano mayor lo contemplaba orgulloso entre el público.

“Su música etérea se elevaba por los cielos como un ave y bajaba a tierra, apenas el piano le hacía señales...”.Hubo que cambiar de lugar para escuchar al joven guayaquileño Miguel León. A sus 17 años, es un experto en el corno francés, un aparato complejo con pocos conocedores de su técnica.

El corno es un instrumento de viento parecido a una tuba, pero más pequeña y con apenas tres teclas, por lo que la interpretación depende en gran parte, de los prodigiosos pulmones del joven.

León interpretó el primer y tercer movimiento del concierto para corno de W. A. Mozart y la deliciosa El Espantapájaros del compositor nacional Gerardo Guevara. Su desempeño fue igual de sólido y convincente como el de Marco; sin embargo, resultaba claro que debía luchar contra la altura de la Capital pues no pudo evitar la tos. Su destreza, obsequió a los pocos asistentes al Teatro Nacional un espectáculo poco común.

La última audición estuvo a cargo de Claudia Aizaga, quien estudia en la Fundación Orquesta Sinfónica Nacional y en la Fundación Suzuki. El mismo día rindió sus exámenes de grado; sin embargo, estaba lista para vencer en todos los frentes.

Interpretó con la flauta traversa la Sonata 4 de Bach, El Lago de Carl Reinecke y la Balada de Reims. Su música etérea se elevaba por los cielos como un ave y bajaba a tierra, apenas el piano le hacía señales. En otras ocasiones parecía que ambos instrumentos competían y la flauta se alejaba triunfal luego de haber herido a su rival.

“La verdad es una gran oportunidad que significa mucho, es increíble escuchar cómo otros chicos tocan. La música es mi vida, toco desde los 8 años. Doy clases y además sigo recibiéndolas: va a ser mi profesión”, sostuvo al finalizar su audición.

Claudia impresionó por su talento y confesó al final que se sintió muy cómoda, sobre todo, con la balada de Reims. “Quiero seguir con la flauta siempre, el próximo año viajaré a los Estados Unidos, para continuar mejorando”, sostuvo.

La decisión de los jueces fue difícil —reconocieron— por lo que se demoraron algo más de lo previsto. Los tres finalistas reunían las condiciones técnicas para ser declarados ganadores.

Mientras ellos deliberaban; los aspirantes y sus familias departían en calma en una de las salas conjuntas, poco a poco, el entusiasmo crecía y los nervios también.

El compositor y director de orquesta Jorge Oviedo fue el encargado de leer el dictamen. Marco Arias se hizo acreedor al Primer Lugar y lo celebró de inmediato con su hermano.

Sin embargo, nadie se fue con las manos vacías; el Ministerio de Cultura y Patrimonio les entregó a los tres un estímulo económico por su esfuerzo.

El joven maestro de la marimba regresó a Tababela luego de tomarse unas fotos. Guardó en su mochila de estudiante sus baquetas y se fue con su hermano tamborileando una alegría diferente.

Mucho más que un hobby

No son muchos los concursos que estimulan el talento de los jóvenes en el país. Ana María Tamayo asegura que apenas existen dos en el Ecuador, en las provincias de Loja y Cuenca. “Una de las metas del Ministerio para el próximo año es garantizar residencias a jóvenes artistas en distintas orquestas nacionales.” Adicionalmente, se están buscando acuerdos con otros países para generar programas de intercambio y que nuestros jóvenes conozcan qué se está desarrollando en otras latitudes.

“Lo importante es que se entienda que la música a este nivel es una profesión, una opción de vida, no solo un hobby al que se le puede dedicar solo parte de tiempo”, sostuvo Ana María Tamayo. Y lo sabe muy bien, pues también es cantante con estudios académicos de música en Europa.

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