Durante 2009 hubo dos interesantes estrenos fílmicos sobre ciencia ficción. Por un lado, se estrenó Avatar, de James Cameron, que nos contaba la historia de Pocahontas a 25 años luz de la Tierra, donde un John Smith, limitado físicamente, accedía al cuerpo de un alienígena, mezclándose con ellos y convirtiéndose en su salvador frente a la opresión humana. Sin dudas, un éxito comercial y un logro técnico que perdurará por años. Sin embargo, hubo otro estreno que llamó mucho la atención, pues se caracterizaba por mostrar una cruda analogía de una realidad que justamente sucedió en el mismo espacio geográfico donde se desenvuelve la trama (Johannesburgo, Sudáfrica): Distrito 9.
Distrito 9 propone una ucronía, en la que, en 1982, el mundo se entera que no estamos solos en el universo, ya que una nave alienígena se posa sobre Johannesburgo. Sin embargo, no pasa nada, no hay ataque, no hay anuncio, no hay ninguna reacción de la nave, solo permanece posada sobre la metrópoli.
Tras entrar en ella, lo que se descubre es todo lo contrario a una civilización avanzada. Lo que parece ser una raza de insectoides sobrevive dentro de la megaestructura, en una situación precaria. A partir de allí, los alienígenas se vuelven refugiados y son aislados en el Distrito 9 que, 10 años después se convierte en un gueto alien. Incapaces de reactivar su nave para irse, se ven obligados a adaptarse a un planeta donde son considerados peligrosos y se les es limitado reproducirse. Aunque son considerados un problema, es la propia humanidad la que les impide marcharse, e inclusive, intentan apropiarse de su tecnología. Una multinacional intenta por todos los medios copiar sus armas y exoesqueletos mecánicos para añadirlos a su catálogo militar.
El filme permite presenciar la transformación de Wikus (interpretado por Sharlto Copley) en un alien, quien junto con su hijo intentará escapar de un planeta de mamíferos hostiles sin respeto por sus vidas o lo que puedan pensar; un E.T. crudo, violento y más realista.
A diferencia de Cameron, Neil Blomkamp, director de Distrito 9, deja de lado la belleza multicolor de Avatar y nos introduce en un mundo gris, donde las multinacionales sacan provecho de los recursos naturales por encima de sus dueños y donde es común prejuzgar a los demás por su apariencia. El clima antialien de Distrito 9 recuerda mucho al apartheid a manera de metáfora de ciencia ficción, muestra que el hombre no podría ser siempre la víctima en el caso de un nuevo contacto entre especie/culturas.
En Tempbot (2006), Yellow (2006) y Tetra Vaal (2004), Blomkamp exploró con un marcado estilo de cinéma vérité, la influencia de nuestra naturaleza a través de máquinas programadas capaces de aprender que amenazan con desplazar al hombre. Sus historias son narradas a manera de documental. El director transmite una inquietante visión del futuro, con un mundo que ya no camina, sino que corre con cada avance tecnológico.
Para 2013, el director sorprende con otra interesante obra, con un elenco de alta factura como Matt Damon (Good Will Hunting, Saga Bourne), Jodie Foster (Un Dios salvaje, Taxi Driver), Alice Braga (Predators), Diego Luna (Y tu mamá también), Wagner Moura (Tropa de Élite) y Sharlto Copley (Distrito 9, Europa Report). El sello audiovisual de Blomkamp se mantiene y el eje argumental es igual de contemporáneo: la migración ilegal y la acumulación de poder en manos de una élite.
La premisa va así: el hombre ha logrado poner en órbita una estación espacial gigante llamada Elysium, que es una estructura basada en el diseño del “toro de Stanford” y que funciona como colonia espacial donde la guerra, la pobreza y las enfermedades son temas del pasado. Está gobernada por una élite que ha acaparado los recursos tecnológicos del mundo y ha controlado a la Tierra (ahora superpoblada y con una buena cantidad de gente enferma de cáncer) por drones (vehículos aéreos no tripulados) creados por Elysium, los mismos que acaban con cualquier intento de insurrección, siendo su lógica la del juez insensible ante las emociones humanas.
En esta nueva propuesta de Blomkamp vemos nuevamente a los guetos de Distrito 9, aunque esta vez, con humanos y cambiando Johannesburgo por Los Angeles, además, los policías robot recuerdan mucho a los de Tetra Vaal. Elysium es un jardín del Edén protegido por espinas y por un escudo de misiles que destruirá cualquier nave ilegal con todo y refugiados en su interior. Aparece una Jodie Foster tan insensible como las máquinas frías que patrullan la Tierra.
Asimismo, una vez más, se ve la visión de un personaje que busca salvar vidas de seres oprimidos y que, ante una sentencia de muerte por un cáncer que lo matará dentro de poco, accede a volverse el salvador de una sociedad olvidada, despreciada y sometida, enfundándose en un exoesqueleto artificial que lo dotará de fuerza sobrehumana (algo no tan lejos de la realidad y que recuerda al exoesqueleto real Raytheon Sarcos, ahora en manos del ejército norteamericano).
Elysium se estrenó el 9 de agosto en Estados Unidos, y se verá en salas nacionales el próximo 20 de septiembre. La estética concebida de Distrito 9 encuentra una evolución al ser aplicada a un futuro más distante; sin embargo, Distrito 9 aún se mantiene fresca después de seis años.
Normalmente, la segunda obra de un director exitoso es su prueba de fuego, y se puede decir que Blomkamp la ha pasado, aun sin superar a Distrito 9, según la crítica norteamericana, pero dejando a sus espectadores con ganas de más Blomkamp. Que venga Chappie, que ha revelado será un remake de Tetra Vaal y, por qué no, que venga Distrito 10 también.