Ecuador, 21 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Retrospectiva

Iván Garcés: El fotógrafo de La Zona

Iván Garcés: El fotógrafo de La Zona
27 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción cartóNPiedra

Quienes conocieron a Iván Garcés coinciden en algo: era un transgresor. Lo fue cuando era un militante de izquierda en el partido comunista, cuando pintaba grafitis por las calles de Quito, e incluso cuando disparaba el obturador. Garcés era un fotógrafo que registró sobre todo su ciudad; o mejor dicho, a la gente de su ciudad, durante más de treinta años, desde que tenía quince. Considerado como el fotógrafo de La Zona, el barrio de la bohemia quiteña, ubicado en la parroquia Mariscal Sucre -más conocida como La Mariscal-, murió el pasado 16 de septiembre, luego de varios años de padecer cáncer, un padecimiento con el que había pasado “de luchar a aprender a vivir con él”, escribió en su cuenta de Twitter en 2013.

Las fotografías de Iván Garcés eran imágenes en que la textura y el contraste superaban a los colores. Garcés fue parte de una generación de artistas quiteños que en la década de los noventa fue rompiendo con los paradigmas de la modernidad, según el estudio Arte contemporáneo y cultura popular, publicado por Flacso. El autor, Manuel Kingman, decía que “reacciones hacia estructuras caducas y experimentaciones artísticas, así como debates en torno a la inclusión de nuevos medios de producción dentro del estatuto caracterizaron a la época. En esta línea estuvieron trabajando los fotógrafos congregados alrededor de El Pobre Diablo, algunos de los cuales se orientaron a documentar los sectores urbanos marginados”. Entre nombres como Pepe Avilés, Paco Salazar, Diego Cifuentes, María Teresa Ponce, figuraba el de Garcés, cuya muerte ha generado varias reacciones.

El novelista Adolfo Macías escribió, a pedido de Garcés, una biografía autorizada, publicada en la web La Barra Espaciadora. Ahí cuenta la capacidad de su amigo para documentar la subalternidad. Alguna vez, dice, iban juntos cuando se les acercaron dos asaltantes; Garcés se alejó un poco con uno de ellos y le dijo “que es amigo del negro Universo, [...] un personaje importante, un asunto delicado para estos tipos: nos dejan ir”. El fotógrafo dividía su tiempo entre lo que Macías llama la ‘Zona infrarroja’ -“mundo de dealers, prostitutas, cuidaautos y vagabundos-, y “los cafetines y los bohemios del arte, los artistas, cineastas...”. Una habilidad para convivir entre todos, para mimetizarse, que recuerda un poco a su modus operandi a la hora de tomar una foto: “Lo miraba todo, todo lo devoraba con los ojos hasta que finalmente sacaba la cámara de la chompa y disparaba su foto al paso, esa maldita foto de lo que parecería más obvio y casual, pero que luego sobrecogía al mirarla”.

El conocido grafitero quiteño Álex Ron cuenta en Plan V que Garcés era “un animal nocturno, adicto a la cuerda floja, prefería la sinceridad de los seres devastados al esnobismo de los círculos de intelectuales y artistas”. Desde la marginalidad, Garcés supo desnudar con sus imágenes “las contradicciones de una sociedad que mientras más se modernizaba, más se alejaba de lo humano”.

Paco Salazar, colega y amigo de Garcés, cuenta a EL TELÉGRAFO que “más allá de fotógrafo, Iván era un tipo que estaba inquietando siempre a todo el mundo. Siempre estaba proponiendo imágenes para discutir, siempre buscó romper los límites”. Los dos, junto con Pepe Avilés, conformaban el ‘Trío tres tuertos’ de El Pobre Diablo.

Su última exposición, realizada a finales de julio en Ochoymedio, tenía un cierto aire a despedida. Se titulaba Carta blanca a Iván Garcés, y la invitación la había escrito él mismo: “Podría creer que hay más motivos, razones, explicaciones, pero no las hay. Esta exposición es tan solo un pretextazo para encontrarnos. [...] Y claro que habrá fotos, ventanas y paisajes. La vida y la muerte que traigo en los ojos. Y habrá también palabras para el aliento y la risa. [...] Y compartiremos el miedo, las certezas, los abrazos”.

Garcés tenía lo que requiere su profesión: una mirada que lo excede todo. Y lo sabía. En su blog, donde compartió muchos de sus trabajos, explicaba que la fotografía siempre fue más, mucho más, que una simple afición o un hobby. “Desde que empecé a hacerla supe que sería mi profesión y mi gran amor”.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media