El Concejo Metropolitano de Quito aprobó este lunes una ordenanza que cambia la forma en que se cobrará la tasa de recolección de basura. A partir de febrero de 2026, este valor se incluirá en la planilla de agua potable, en lugar de la planilla eléctrica.

La medida fue aprobada con 14 votos a favor, luego de que el Gobierno Nacional suspendiera el cobro de la tasa en la factura de luz, lo que obligó al Municipio a buscar una alternativa para no afectar el servicio de recolección de residuos.

El alcalde Pabel Muñoz explicó que el nuevo esquema garantiza la continuidad del servicio y promueve un consumo responsable del agua. Además, señaló que la ciudad no podía quedarse sin una fuente de financiamiento para la limpieza urbana.

El nuevo modelo se basa en el consumo de agua, bajo el principio de que quien más consume, genera más basura. Estudios municipales indican que existe una relación directa entre ambos factores. Según las estimaciones oficiales, 6 de cada 10 usuarios pagarán lo mismo o menos que antes, lo que beneficiará al 59 % de los abonados.

La ordenanza también amplía el cobro a espacios de uso colectivo como mercados, estadios, casas comunales y ligas barriales. Para el sector industrial, el Municipio trabajará durante seis meses en un modelo específico que tome en cuenta sus particularidades. En el caso de eventos públicos, los organizadores deberán pagar la tasa correspondiente por el servicio de aseo.

El cobro de la tasa de basura se aplicará desde febrero de 2026, correspondiente al consumo de agua de enero.

Cambios en la Contribución Especial de Mejoras

En la misma sesión, el Concejo aprobó una reforma a la Contribución Especial de Mejoras (CEM), con el objetivo de hacer más justo el cobro de obras públicas. A partir de 2026, el costo ya no recaerá solo en los vecinos que viven frente a una obra, sino en todos los beneficiarios.

El nuevo esquema divide los cobros en niveles local, parroquial, zonal y distrital, y amplía el plazo de pago de 10 a 20 años, lo que permitirá cuotas más bajas. Según el Municipio, una obra que antes podía costar hasta USD 500 por vecino, ahora podría representar apenas USD 1, al repartirse el valor entre más personas.

La reforma se aplicará únicamente a las obras que se ejecuten desde 2026 mediante presupuestos participativos.