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Farándula roja

Farándula roja
21 de julio de 2015 - 00:00 - Ángelo Barahona

En qué momento de la vida, por mencionarlo de alguna manera sutil, los cuestionados programas de la farándula dejaron de ser programas rosas en donde los reporteros se entrevistaban entre ellos, o se hacían ‘simpáticas’ notas en algún restaurante, donde todos los chismosos comían delicias criollas, todo esto previo el rápido muestreo del letrero luminoso y un agradecimiento con números de teléfonos incluidos. Era chévere esa farándula. Seguía siendo rosada. En teoría.

Luego pasó al alumbramiento mediático de absolutos y felices desconocidos, más que de personajes públicos o de la distribución de talentos escénicos.

Llegaron figuras tales como Miny Mouse (una apacible señora de 40 años que se pone orejas de felpa), Estrellita Solitaria o Plastic Boy, un chico que anhela ser el Kent local.

Y así se va una hora vacía en contenido periodístico, pero caricaturesca en extremo. Era graciosa esa farándula. Divertía a algunos. Tan original.

Estos personajes empezaron a exigir mejores beneficios porque pensaron que eran los únicos en este tipo de programas. Se los contrató por escasos meses. Fama efímera.

Y con eso, ¿de qué se iba a hablar ahora en los programas de la farándula? Farándula es lo que ya no hay. Se recurrió a meter las narices en la crónica roja, en los muertos, sean o no famosos. Y si no lo son, hacerlos famosos. Las cámaras apuntan a las zonas rosas y rojas del Gran Guayaquil.

Todos o casi todos los programas del espectáculo tienen entre sus panelistas constantes a abogados penalistas.

Así que si Ud. es de los que necesita ver programas de farándula, y enterarse de la vida de los artistas, pues les tengo una mala noticia: salvo que suceda algo determinante, la farándula informativa tiende a desaparecer.

Y no la mata la ley de comunicación como tanto se decía. La hiere a muerte la falta de contenido. Ojo hay excepciones, pero muy pocas.

Ahora es común ver a los animadores y reporteros hablar de temas legales sin conocimiento. Ejemplos: demanda no es denuncia, sentencia no es audiencia, homicidio no es asesinato, comisaría no es fiscalía. 

Hubo programas de farándula dedicados a comentar el tema de la modelo agredida. ¿Eso es farándula? Otro tenía novedades de la llegada del Papa. ¿Eso es farándula?

Hace unas semanas los presentadores de farándula dieron un flash informativo y comentaron con imágenes el asalto a un restaurante. Y no es precisamente una versión mejorada de En carne propia.

Deben dejar esos temas para los noticieros. Me sorprende que ningún director de noticias haya protestado por la invasión a sus contenidos. O quizás sí y nadie los escucha.

En la mutación de estos programas, hay uno en especial que para lavar la imagen de uno de sus integrantes también hace “obras sociales “a las que no siempre se le da seguimiento y terminan con la colaboración económica de un potentado.

¿Qué hace un programa de farándula convirtiéndose en El Rincón de los milagros? Quizás y la idea no sea mala, pero amerita un seguimiento del caso.

Estamos ante la evolución de la farándula. ¡“Imperdible”!... como ahora todos dicen, quizás sin entender el término. (O)

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