Ecuador / Jueves, 09 Octubre 2025

Al régimen de Perú preocupa la inseguridad ciudadana

Los gendarmes de la Policía peruana patrullan las calles de Lima con perros entrenados.
Foto: univisión

A inicios de año Carlos Basombrío, ministro del Interior de Perú, se autoimpuso una sentencia: si al finalizar 2017 los índices de inseguridad no descendían, él sería el único responsable y, por tanto, debería renunciar.

Ocho meses después de esas declaraciones, su rol dentro del gabinete ministerial de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) aún corre peligro. De acuerdo con las cifras del INEI, institución de estadísticas del país, el 80% de la población asegura que la delincuencia ha incrementado en lo que va del año.

Cifras altas para un régimen que prometió, como una de sus metas principales, la reducción de tasas de delincuencia. Perú todavía se cuenta entre los países con mayor índice de percepción de violencia ciudadana en la región: el 52% de habitantes se percibe en peligro.

Medidas para la seguridad

Si bien, recién posesionado, Kuczynski pidió al Congreso facultades especiales para gobernar, entre otros, en temas de seguridad, los resultados aún son parciales. La habilitación de un sistema de recompensas, el aumento de personal en las comisarías policiales, la adquisición de equipos especiales para la investigación, y la lucha frontal contra sistemas de corrupción enquistados en la fuerza policial, fueron las acciones a gran escala que el gobierno se trazó como ejes de acción frente a la delincuencia.

La inversión de unos $ 200 millones, en promedio, para temas de seguridad, acompañó estos esfuerzos. Una inversión calificada como “histórica”, materializada luego en motocicletas, chalecos antibalas, patrulleros, carros de investigación y computadoras, que le han valido al régimen la reducción de la tasa de victimización de 30,7% a inicios de su período, hasta 26,3% a finales de marzo.

Pero la delincuencia no es un problema que terminará con una focalización exclusiva sobre los recursos con los que se la enfrentan. De por medio, una estructura nacional de seguridad permeada por la corrupción es la que se ha encargado de flexibilizar la lucha contra la delincuencia. No han sido pocos los operativos que este año han terminado por revelar a policías activos como cabezas de temidas organizaciones de secuestro y extorsión. Además, la necesidad de un equipamiento técnico que, hasta ahora, ha obedecido poco a iniciativas de protección complementarias: no se puede creer, por ejemplo, cómo recién este año se realizó una gran inversión con respecto a alcoholímetros, una herramienta necesaria para la reducción de accidentes.

Resultados a largo plazo

En junio de este año Basombrío fue llamado al pleno del Legislativo para dar explicaciones de por qué, de acuerdo con la oposición, si se había invertido económica y políticamente en la lucha contra la violencia no se veían resultados más amplios.

Los resultados, de acuerdo con Basombrío, se verán en el transcurso del tiempo y en la medida que los distintos frentes políticos, sociales, económicos y del orden, puedan juntarse tras la disminución de la violencia.

Será preciso que, en lo que resta del régimen de Pedro Pablo Kuczynski, las acciones coordinadas entre los distintos actores sociales ganen espacio en la esfera pública de Perú. (I)