Queridos lectores y amigos, días atrás, en el marco del desarrollo de sendos programas de capacitación, organizados por la Federación Nacional de Abogados del Ecuador y el Colegio de Abogados de la provincia de Guayas, de forma articulada con el Consejo de la Judicatura, la Escuela de la Función Judicial y posteriormente con la visita a nuestro país por parte de magistrales expositores asignados por la Universidad de La Habana y su Facultad de Derecho para el tratamiento de la oralidad y estudio del conocido Código Orgánico General de Procesos, así como argumentación e interpretación jurídica, pude percibir de parte de ciertas personas de la audiencia, cierta confusión en la identificación del Estado y su administración gubernamental.
Desafortunadamente, ciertas voces ‘usan’ esta ‘confusión’ de identificación para lesionar la credibilidad administrativa por medio de comentarios o rumores infundados en la gran mayoría de ocasiones, generando inestabilidad en la administración pública, siendo lo peor, la lesión de fondo que se causa al Estado y consecuentemente a nuestros ciudadanos.
Para poder comprender de mejor manera el sentido y alcance de este particular, es preciso definir cada expresión, siendo el caso que el Estado es identificado como el país soberano, reconocido como tal en el orden internacional, asentado en un territorio determinado y dotado de órganos de gobierno propios, con una forma de organización política dotada de poderes o capacidades que nacen de la voluntad de su pueblo y que integra a la población dentro de su territorio. Por otro lado, al Gobierno se lo identifica como el órgano superior del poder ejecutivo de un Estado o de una comunidad política, constituido por el presidente y los ministros o secretarios de Estado.
Dicho de forma simple, el Estado es el territorio, su población y la administración de sus recursos autorizada en fondo y forma por sus ciudadanos. El Gobierno, por su parte, es la administración del territorio, población y recursos por medio de la voluntad de su pueblo.
Con esta identificación, destaco los embates que ciertos medios de comunicación y personas dedicadas a la ingrata tarea de rechazar todas las gestiones administrativas que se desarrollan desde el aparataje gubernamental, quienes disfrazados de críticos o analistas destruyen el propósito de construir un Ecuador mejor, lesionando enormemente al Estado y su pueblo por medio de los ataques dirigidos a la administración de turno.
Por este motivo, apelo a vuestro buen criterio para no dejarnos impresionar, mucho menos engañar, por quienes en busca de la desestabilización de una administración pública, nos perjudican a todos los ciudadanos de un país que pide orden, estabilidad y, por sobre todo, justicia social. (O)