El presunto uso de escopolamina en hechos delictivos reportó en los últimos días dos casos. Uno se registró la mañana de ayer cuando la propietaria de una despensa, ubicada en Maldonado y Esmeraldas, centro de Guayaquil, encontró a un joven -casi inconsciente- sentado en la vereda cercana a su establecimiento.
Al percatarse de su estado, llamó la atención del adolescente y le pidió que le diera el número de su casa para llamar a su familia.
Así se logró contactar con el padre del afectado: “Cuando llegamos (al lugar donde se encontraba) estaba como perdido... diciéndonos que no recordaba nada y que salió (la noche anterior) del Policentro”, relató Marco Pilay Murillo en la denuncia. El joven se encontraba sin dinero y con sus papeles personales.
El otro caso tiene relación con un ciudadano que subió a un taxi -la noche del viernes- con tres sujetos (dos mujeres y un hombre) hacia su domicilio. “Aparentemente estaba con la escopolamina... porque recuerdo que fuimos a algunos cajeros”, señaló Alfredo Duche (afectado).