Agentes de Criminalística volvieron ayer a la quebrada del sector de Quitumbe (sur de Quito), en donde la tarde del jueves se hallaron restos de osamenta que, tras las primeras indagaciones, corresponderían al cuerpo de un infante, aunque su sexo aún no está determinado.
La nueva incursión buscaba recabar más evidencias en la zona, pues el hallazgo fue relacionado con la desaparición de los tres hermanos Logro Choloquinga, niños que desaparecieron de su casa el 20 de agosto pasado.
El equipo de búsqueda temía que los perros callejeros hubieran tomado partes del cadáver o que los restos se encontraran enterrados en otro lugar. Sin embargo, no hubo mayores resultados y pasado el mediodía abandonaron el sitio.
El forense de la Policía, Michael Santorum, explicó que los huesos corresponden a un solo cuerpo y “vamos a realizar el examen antropológico para determinar con exactitud la edad de la víctima y si es hombre o mujer”. Además, una vez que limpien las muestras, realizarán un examen de ADN para confirmar si pertenecen a uno de los niños que continúan desaparecidos, pues el cadáver de la mayor de los hermanos, Juanita (7 años), fue encontrado el 7 de septiembre pasado en un lote baldío cercano a su casa (ver infografía).
El cuerpo de la menor fue abandonado dentro de una caja y tras las pericias forenses se determinó que hubo signos de violencia y que un golpe en la cabeza mató a la niña.
Santorum indicó que el análisis antropológico y de ADN podría tardar hasta 15 días y señaló que usualmente el cuerpo de un adulto abandonado a la intemperie, puede llegar a una condición esquelética en menos de 6 meses.
Los padres de los niños, Jorge Logro y María Choloquinga, en compañía de varios familiares, también acudieron al sitio del hallazgo de la osamenta para constatar si se trataba de alguno de sus hijos: Néstor, de 5 años, y Luis, de 3.
Los padres aún no han identificado si las prendas halladas con los huesos son de alguno de sus hijosLa tarde del jueves, María observaba desde la vereda del frente y apretaba la chalina que rodeaba sus hombros para tratar de contener el dolor, pero las lágrimas empañaban sus ojos. Ella y su esposo aún no han confirmado si los restos de ropa, entre los que estaban un par de botas pequeñas de caucho color azul y una capucha morada, pertenecían a alguno de sus hijos.
Ayer, Jorge Logro acudió a la Dinapen para continuar atento a las experticias forenses. “Fuimos para reconocer si las ropitas que encontraron eran de mis hijitos y hacer el ADN que nos indicaron”, comentó el humilde hombre, que hace siete años resolvió mudarse a Quito junto a su familia desde una comuna indígena de Saquisilí (Cotopaxi). Ya en la ciudad, laboraba ocasionalmente como albañil.
Mientras se desarrollaban las primeras indagaciones, una mujer llamó a la familia para asegurar que tenía a los niños y exigía $ 250 para su rescate, por lo que la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) la detuvo en Santo Domingo de los Tsáchilas. El fiscal Francisco Hidalgo dijo que Gladys Z. llamó desde su celular a Jorge Logro para amenazarlo con que si no le pagaba los 250 dólares, los mataría. La mujer continúa detenida.
El presidente Rafael Correa visitó a la familia indígena el pasado 18 de septiembre, en el departamento que el Ministerio del Interior les ayudó a rentar hasta que el Miduvi les provea de una vivienda definitiva.
En el caso interviene personal de la Unase, Dinapen y Criminalística, bajo la coordinación de la Fiscalía de Pichincha.