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30 años de prisión por muerte de monja
El hacendado brasileño Vitalmiro Bastos de Moura fue condenado a 30 años de cárcel tras estar acusado de ordenar el asesinato de Dorothy Stang, monja estadounidense y defensora de la Amazonía.
Moura, de 43 años, había sido enjuiciado en tres ocasiones y recibió la misma pena, pero sus abogados apelaron la sentencia y la Corte Suprema acogió su pedido con el argumento de que a la defensa no se le dio el tiempo suficiente para prepararse.
La Fiscalía Estatal acusó a Moura y otro hacendado de contratar a pistoleros para asesinar a Stang, quien defendía el asentamiento de los trabajadores en tierras públicas.
Todo apunta a que esto interfería en los planes de los terratenientes y madereros de la región que se disputaban los predios.
Las investigaciones revelaron que Rayfran das Neves Sales y Clodoaldo Batista fueron los autores materiales del asesinato, mientras que Amair Feijoli Cunha participó como intermediario. Durante el ataque la novicia recibió seis disparos.
No obstante, los representantes legales de Moura manifestaron que no se encontraron suficientes evidencias que lo vinculen al crimen.
La audiencia se efectuó en el tribunal estatal de Belem, capital de Pará. Este fue el cuarto juicio en contra de Moura, quien antes tuvo dos condenas absolutivas.
La corte también castigó a Regivaldo Galvao, pero este permaneció libre y en espera del resultado de su proceso de apelación, pero recibió una condena similar a la de Moura.
Los medios de comunicación locales informaron que David Stang, hermano de Dorothy, estuvo presente en el juicio y cuando concluyó dijo: “Se hizo justicia, estoy muy satisfecho”.
La religiosa Dorothy Stang vivió tres décadas tratando de defender la selva amazónica y los derechos de sus pobladores.
Fuentes afirman que el Estado de Pará es famoso por la violencia relacionada con disputas de tierras.
Las estadísticas publicadas por canales informativos de la región dan cuenta que en los últimos veinte años más de 1.200 activistas, hacendados, jueces, sacerdotes y otros miembros de la población fueron asesinados por su insistencia en preservar la selva y oponerse a la tala ilegal de árboles.