El Telégrafo
Ecuador / Lunes, 25 de Agosto de 2025

22 meses sin parar

Punto de vista

La Constitución de Montecristi y la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) establecen la obligación de los centros educativos de educación superior de evaluarse y acreditarse para no salir del sistema.  

Fruto de los desaciertos e irregularidades que ha venido sufriendo por décadas, mi querida Universidad de Guayaquil, hace aproximadamente 22 meses, esta alma máter que educa al mayor número de estudiantes ecuatorianos, fue calificada con categoría D y entró en intervención por parte de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt).

Uno de los efectos de dicha intervención, además de poner orden en el ámbito financiero, administrativo, malla curricular, atender los valores impagos de obreros y jubilados, solucionar las necesidades académicas del cuerpo docente y el propio alumnado, fue el remodelar las instalaciones de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, decisión inminentemente necesaria. Nuestros alumnos y también los maestros, requeríamos un espacio de trabajo digno y adecuado para compartir las enseñanzas que delinean a los futuros defensores de la justicia.

Esta importante inversión, de más de $ 3 millones, en pocos meses se verá reflejada en estructura nueva, renovación de pupitres, salones de clases climatizados, iluminación adecuada, ascensores, rampas para personas con discapacidad, baterías sanitarias nuevas, por mencionar algunas de ellas.

Otro de los avances esperados es la incorporación del sistema de gestión académica, contar con un software que realice la matriculación en línea a fin de que desaparezcan esas terribles y denigrantes filas y trámites que lamentablemente se han venido dando todos estos años. También esperamos la publicación de notas seguras, que tanto docentes como estudiantes tengamos mayor seguridad y respaldo tecnológico.

Pero es importante tomar en cuenta los tiempos, toda vez que vencería en octubre del presente año el plazo para superar todas aquellas deficiencias que los llevaron a tan baja calificación.

Afortunadamente no hemos parado en nuestras actividades. A pesar del polvo e incomodidades, alumnos y profesores venimos cumpliendo nuestro compromiso de educarse y educar. Día a día desde la cátedra universitaria venimos impulsando la mejora educativa, proyectos de investigación, buscando la excelencia educativa. Aportamos fehacientemente para la inmediata superación de nuestra Universidad. Desde sus aulas han surgido hombres y mujeres que han ostentando destacados roles en el ejercicio político, social y cultural del Ecuador.

Hacemos votos para que se reviertan todas las causales que llevaron a la Universidad de Guayaquil a ser declarada en categoría D por el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la calidad de la Educación Superior (Ceaaces) y podamos recuperar a corto plazo el prestigio que nuestra Facultad de Jurisprudencia ha ostentado.

¡Juntos somos invencibles! (O)