Apodado ‘Sin riñón’ tras la ablación de uno de ellos, pronto se convirtió en ‘Tres pulmones’ a bordo de su canoa: con su físico fuera de lo común, Isaquias Queiroz buscará tres medallas de oro en los Juegos de Rio, un récord inédito para un deportista brasileño.
“Perdí un riñón a los 10 años, cuando me caí de un árbol”, explica durante una entrevista con la AFP. “Un año después comencé en el canotaje. Pensaban que no iba a poder, que estaba discapacitado. Pero le mostré a todo el mundo que no existía la discapacidad. Creo que me implantaron un pulmón de más durante la operación, como bromeamos con mis amigos”, dice riendo.
Isaquias Queiroz dos Santos, o simplemente Isaquias (1,75 m, 85 kg), como se le conoce en Brasil, oscila entre la relajación de los 22 años y la determinación en sus objetivos. “Todo el mundo dice que soy una de las mayores opciones de Brasil para ganar una medalla de oro. Yo no lo veo como una presión, sino como un estímulo”.
En los últimos tres años, durante los Mundiales de Duisburg, Moscú y Milán, consiguió seis medallas: tres de oro y tres de bronce. Pero si este piragüista nacido en el cálido estado de Bahía (noreste) afronta los Juegos con confianza, es también porque el calendario olímpico de canotaje fue modificado, espaciando más las pruebas, que se disputarán del 15 al 20 de agosto en la laguna Rodrigo de Freitas, a pocas cuadras de la famosa playa de Ipanema.
Según la prensa local, el cambio se hizo por la presión de la Confederación brasileña de canotaje (CBCa) para obtener el máximo rendimiento de Isaquias, echando mano de la vieja tradición no escrita que le otorga a los anfitriones una cierta flexibilidad para modificar la programación. “Remar en C1 1000 y en C2 1000 un día detrás de otro es muy fatigante”, corrobora el atleta.
2015 fue un año plagado de emociones muy diferentes para el joven deportista. “El mejor momento fue cuando gané el oro en C2 1000 con Erlon Silva y el bronce en C1 200 en Italia, sorprendí a todos mis adversarios”, recuerda. “Y después fui elegido atleta de 2015 en Brasil. Eso no es poco, ese reconocimiento me hizo muy feliz”.
“El peor momento fue cuando di varias vueltas de campana en el auto, mientras iba a buscar a mi hermano al aeropuerto”, continúa. “Me salí de la carretera y tuve un accidente. Por suerte, no me hice ninguna herida. Pude volver a entrenar y concentrarme en mis objetivos para los JJ.OO.”, rememora aliviado. (I)