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El Telégrafo
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Pastor es expulsado de organización por sospecha de abusos

Miguel Garaicoa, representante legal de la Iglesia, informó las acciones tomadas al conocer el hecho.
Miguel Garaicoa, representante legal de la Iglesia, informó las acciones tomadas al conocer el hecho.
Fotos: Lylibeth Coloma / EL TELÉGRAFO
30 de julio de 2019 - 00:00 - Redacción Justicia

Un pastor es sospechoso de cometer acoso y abuso sexuales en contra de adolescentes y jóvenes que acudían al Centro Cristiano de Milagro, provincia de Guayas.

Los hechos, según las víctimas, ocurrieron en la casa del religioso y en hoteles del cantón.

Uno de los casos fue revelado el 24 de abril de 2019 por “Lucía” (nombre protegido), quien trabajó en el área contable de la Iglesia y además servía en el ministerio de niños (escuela dominical).

Ella mencionó el caso de “Raúl”, sobrino de una amiga, a quien el pastor supuestamente le enviaba mensajes para pedirle que le diera masajes con aceite.

El muchacho manifestó que el religioso lo invitaba a su casa cuando estaba solo y le decía que no le gustaba dormir sin compañía. Además aseguró que le nombraba a otros chicos que solían acompañarlo.

“Raúl” contó que accedió a darle masajes en su vivienda, pero que el pastor lo llevó a un hostal de la ciudad. Ahí presuntamente le hizo propuestas de índole sexual, pero el joven le desvió el tema y luego lo evadió.

Indicó que le reveló lo ocurrido a Miguel Garaicoa, pastor y representante legal del Centro Cristiano de Milagro. Él le dijo que no necesitaba pruebas, que bastaba su palabra, y le pidió un escrito de lo sucedido.

Garaicoa, en una rueda de prensa ofrecida ayer 29 de julio en la Iglesia, manifestó que el 25 de febrero de 2019 le envió al pastor Jorge G. un oficio en el que lo cesaba de sus funciones hasta que las Asambleas de Dios investigaran y resolvieran la situación.

“Desde ese entonces no estuvo en la Iglesia, ni como pastor de jóvenes ni como ministro de alabanza”, aseguró Garaicoa.

Cuando se lo cuestionó por qué no denunció el hecho a la Fiscalía, respondió que conversó con la madre de “Raúl” y le dijo que ella lo hiciera, pues era quien tenía pruebas.

Respecto a los otros casos, el representante legal indicó que le asignó al pastor Manuel Villamar que recopile datos para informar a las Asambleas de Dios.

“En ningún momento se ha protegido a nadie. El pastor tendrá que responder a las investigaciones de la Fiscalía”, enfatizó Garaicoa.

En mayo de 2019, el sospechoso, identificado como Jorge Enrique G.S., fue expulsado de la Conferencia Evangélica de las Asambleas de Dios (Ceade), organización eclesiástica a la que pertenece la Iglesia Centro Cristiano de Milagro.

El Presbiterio General resolvió la expulsión conforme al artículo 17 de las faltas muy graves del estatuto de la Ceade, que contempla actos de inmoralidad debidamente comprobados y atentan contra el pudor de las personas.

Víctimas presentan queja
El 8 de julio, “Lucía” acudió, con un grupo de jóvenes, a la Defensoría del Pueblo para asentar la queja de los hechos citados.

La abogada Zaida Rovira, coordinadora zonal 5 de la entidad, informó que aquel día conoció tres escenarios.

El primero, los supuestos acosos en contra de los asistentes. Esta información fue remitida a la Fiscalía y la funcionaria no dio detalles, por la reserva.

Luego, el hecho de que a las víctimas no les permitirían ingresar al templo; y por último, la situación de “Lucía”, a quien habrían obligado a renunciar tras presentar las denuncias. Esta información fue entregada al Ministerio de Relaciones Laborales.

Rovira explicó que la Defensoría tratará el tema de la supuesta prohibición de ingreso al culto y el motivo por el cual las autoridades del Centro Cristiano no pusieron en conocimiento los sucesos.

“Haremos una vigilancia al debido proceso. El viernes (26 de julio) le solicitamos a la Iglesia la información respecto a lo sucedido y tiene ocho días para contestar”.

Hasta el lunes 29 de julio de 2019 se conocían cuatro denuncias en contra de Jorge G. Uno de estos episodios sucedió en 2013 y la víctima tenía 25 años.

El pastor le había pedido ayuda a Miguel (nombre protegido), quien se sintió honrado de ser tomado en cuenta. “Claro que yo era una persona adulta, pero nunca me imaginé que iba a pasar eso”. (I)

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