Ecuador / Lunes, 15 Diciembre 2025

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Jaime Nebot tiene muy poco buen humor. Y es un político con unas salidas inteligentes a propuestas y retos complejos. Lo ha hecho desde que perdió la última elección a la presidencia. De hecho, el resto del país parece importarle poco. En sus discursos parece que se siente obligado a hablar por la derecha entera, por el todo el país, cuando a él le preocupa fundamentalmente Guayaquil y las élites de esa ciudad. De lo que pasa más allá del puente de la Unidad Nacional no le interesa nada. Jamás asiste a una reunión de la AME ni a un acto oficial del Estado.

Por eso se entiende que una reelección presidencial indefinida no sea una prioridad y responda con ese agrio sentido del humor. En su fuero interno debe angustiarle mucho más que no logre alcanzar mayoría en un futuro Concejo Cantonal de Guayaquil con él como alcalde.   

¿Qué haría con una mayoría adversa? ¿Tendría la misma comodidad para ausentarse muchas veces de la ciudad, para elaborar un presupuesto con unas líneas a favor de determinados negocios y obras que no son necesariamente todas las que necesita la capital guayasense? ¿Podría explayarse en sus discursos si los concejales le pidieran cuentas de la administración central? ¿Cómo justificaría que la repavimentación de la zona central tenga un retraso de año y medio? ¿De qué manera se aclara la baja calidad del agua potable y de los innumerables cortes sin aviso previo?

La derecha no cuenta entre sus planes como una opción política nacional a  Nebot...La derecha ecuatoriana (valga la aclaración: la de todo el país, no solo la de Guayaquil) ya no cuenta entre sus planes como una opción política nacional a Jaime Nebot. En cambio la de Guayaquil, estrictamente, sin él parece que pierde mucho dinero y demasiado poder. En otras palabras parecería decirle: “Correa se puede ir o quedar, pero tú no nos puedes abandonar”.

El debate de fondo sobre cualquier tipo de reelección no pasa solo por las personas. ¿Cuántos de los socialcristianos y/o maderas de guerrero estaban completamente de acuerdo con que LFC siguiera como alcalde? ¿Cuántos de los socialcristianos están ciegamente a favor de que Jaime Nebot siga en la alcaldía cuatro años más, tras los 14 años al frente? Incluso, me atrevo a sospechar que toda la clase pudiente de Guayaquil  apoya ahora decididamente a Nebot.    

Entonces, la pregunta es si el modelo, la lógica política y los resultados del personaje a ser reemplazado o reelecto funcionan para estos tiempos y siguen siendo la opción de la mayoría de  la ciudadanía.

Como Nebot dijo: los relevos generacionales los decide el pueblo. Y si lo dijo con sentido del humor queda muy bien ante todos, menos con sus partidarios. ¿Nebot tiene un relevo generacional? ¿Dónde está? Esas preguntas no se hace ni le hacen los medios a los que va.