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Los vendedores de autopartes asumen el alza en los precios
Los CKD (partes y piezas automotrices) sufrieron un incremento del 4% al 11% durante el mes de septiembre. Un informe del Ministerio Coordinador de la Producción así lo confirma.
La medida obedece a la depreciación del dólar frente a otras monedas como el yen japonés y no a la implementación de la política fiscal vigente desde el 1 de septiembre, que determina un aumento diferenciado de los aranceles para la importación de vehículos terminados.
El documento -además- señala que esas fluctuaciones en los precios de las partes o piezas de los automotores incide en el costo de producción de los vehículos ensamblados en el país.
Nathalie Cely, ministra coordinadora de la Producción, manifestó que si las ensambladoras utilizan la mayor parte de las piezas nacionales para armar los vehículos, se les otorgará una rebaja en el arancel.
Pese a que se intentó conversar con los representantes de la principal ensambladora del país (General Motors Omnibus BB) y de las concesionarias, no se obtuvo respuesta. Los modelos Grand Vitara, Vitara SZ y la camioneta Luv D-Max 4x2, sufrieron una ligera alza, debido a que sus piezas son japonesas.
Según el Ministerio de la Producción, el costo del Gran Vitara subió en un 9,8%, pese a que sus piezas se incrementaron en apenas un 4,8%.
Frente a este escenario, la mayoría de vendedores de autopartes prefieren asumir los costos por no ser muy significativos. “Hemos tratado de mantener el precio y absorber ese incremento, porque si subimos, las ventas disminuyen”, menciona Mireya de Espinosa, jefa del Departamento de Importaciones de Abtolada.
Insiste en que el leve incremento en los costos de las partes de los carros radica en la diferenciación cambiaria y no en los impuestos.
Cristian Pasquel, administrador de Autorepuestos Universal, que comercializa piezas para vehículos Chevrolet, Hyundai, Mazda y Kía, que son de origen japonés y surcoreano, comenta que en el producto nipón es en donde se han dado más fluctuaciones en los precios.
Considera que el terremoto que sufrió Japón en marzo pasado recién está pasando factura: “Si bien tenían un colchón para palear los costos, el incremento se dio paulatinamente por el tipo de cambio”.
Explica que los repuestos japoneses son más caros que los taiwaneses y coreanos: “Nosotros hacemos reposiciones de la mercadería de tres a cinco veces al año”.
Pasquel añade que en la última dotación realizada en septiembre, las bombas de agua provenientes de Japón tuvieron otro valor.
Por ejemplo, una bomba de agua para una camioneta Luv D-Max 2.2 en el mes de agosto se vendió en 35 dólares y en septiembre pasó a costar 40 dólares. Precio que se mantiene hoy en día.
“Como empresa tampoco podemos recargar directamente el costo al cliente, lo que hacemos es mediar con las reservas del producto”, enfatiza el administrador. Mientras que su cliente Estuardo López reconoce esa actitud.
López indica que luego de recorrer otros locales de venta de repuestos automotrices ubicados al norte de Quito, se dio cuenta de que los precios han subido, pero expresa que la diferencia es de alrededor de tres dólares en un kit de terminales, mascarillas y direccionales para su automotor Mitsubishi.