La nostalgia por los partidos de antaño “afecta” a Jorge Ortiz
Escucharlo en calidad de analista sobrecoge y a ratos pone la piel de gallina. Dirán que entre periodistas no nos podemos pisar las mangueras, pero cuando se pasa de esa condición a la de opositor declarado hay que saber que la crítica, provenga de medio público o privado, llena de aire los debates y coloca en su dimensión a quienes se ubican en los lugares ubicuos y hasta paradójicos.
¿Por qué hay que escucharlo? Quizá porque en su pensamiento y visión de la realidad hay un reflejo de ese sector social en el que él se ubica y al que, de un modo u otro, representa. Alguien dirá que con no oírlo basta y sobra. Sí, pero en la política mediática que vivimos, Jorge Ortiz es invitado y tiene un programa en una página electrónica para colocar sus puntos de vista, con base en una declarada oposición al actual gobierno.
Los partidos tradicionales desaparecieron no por culpa de Correa o de Alianza PAIS...Yendo al grano: dijo en radio Democracia que el sistema de partidos se derrumbó por sus propios errores, por esa mala calidad de gestión que tenían (y tienen, digo yo y basta ver lo que ocurre ahora con la Izquierda Democrática). Pero también dijo algo que plantea otra discusión: que la cantidad de dinero que usó Rafael Correa para destruir al sistema de partidos también sirvió para ese “empujoncito”. Y que él (Correa) hizo todo eso para poder justificar el modelo actual que es incongruente con la existencia de partidos políticos. Incluso llegó a decir que “esa palabreja” partidocracia la inventó Correa y se olvida Ortiz de que un colega suyo, que ahora entrevista en Ecuavisa, la sustentó desde unas reflexiones válidas que él mismo ahora olvida. La historia está ahí para revisarla y no para deformarla ni deconstruirla.
En otras palabras, Ortiz ha construido la teoría más descabellada por el solo hecho de no cumplir dos tareas fundamentales de todo analista: pensar y hacerlo con argumentos, datos, cifras y referentes; reflexionar desde un lugar claro de enunciación para que lo que diga o piense no salga de cierto odio, solamente.
Claro, colocar un micrófono para la ironía no está mal. Ortiz hizo muchas bromas de pésimo gusto y usó algunas ironías bastante agrias (como aquello de que “el muro de Berlín cayó sobre la cabeza de Ricardo Patiño”). Pero la ironía fina, la que algunos añoramos de la oposición y desde la crítica mediática, es un arte y revela a una persona culta, leída, sensible y con un gran sentido del humor. Ortiz no llega a eso y paradójicamente genera lo contrario.
Si los partidos tradicionales (algunos de los cuales Ortiz desearía revivirlos para poder sostener una más cómoda relación mediática) desaparecieron no fue por culpa de Correa o de Alianza PAIS. Los sociólogos y politólogos le pueden explicar mejor a Ortiz. Y también pueden decirle que aunque pasen cuatro años los procesos sociales y políticos de fondo no se reducen a un período presidencial o dependen solo de una persona. Así que, aunque añore volver a entrevistar en cuatro años a los “líderes de la partidocracia” quizá tenga que mirar dónde colocan las nuevas generaciones sus apuestas históricas.
¿Los partidos tradicionales no desaparecieron por una suma de corrupciones, egoísmos, vanidades, intereses mezquinos y la promiscua relación con los grupos de poder económico que les llevaron al lugar donde se hallan (algunos tres metros bajo tierra)?
Pero lo de fondo: fue un movimiento social, una fuerte acción política de la sociedad y la votación en contra la que de verdad colocó a la “partidocracia” en su justo lugar. Y por cierto: lo que Ortiz y otros analistas y editorialistas desconocen es que el sistema de partidos que añoran y anhelan para este país es el construido desde una mirada absolutamente liberal. ¿Eso no se llama totalitarismo? ¿Lo que es bueno para el norte “culto e ilustrado” es bueno para estas tierras mestizas y por ello hay que adoptarlo sin chistar? ¿Habrá leído Ortiz a William Ospina para entender cómo se construyen los procesos en esta región del mundo, muy particular y rica en expresiones culturales y políticas antes de la llegada de los españoles?