Hasta el momento se han encontrado tres osamentas completas, y  los restos de un maxilar y un cráneo,  en las cuatro excavaciones realizadas por la Fiscalía en torno a la búsqueda de los restos de los hermanos Santiago y Andrés Restrepo, desaparecidos el 8 de enero de 1988. Este es uno de los 118 casos de violaciones a los derechos humanos que la Fiscalía investiga.

Galo Chiriboga, fiscal general, indicó que  mediante el análisis de antropología forense, el cual estará listo en 40 días, se conocerán los detalles de sexo, edad,  talla y estado de conservación en el que se encuentran los restos.

Además se sabrá si estos corresponden a sexo masculino y sus edades. Entonces el siguiente pasó será la obtención de muestras de ADN.  Pedro Restrepo, padre de los menores desaparecidos en el gobierno de León Febres-Cordero, deberá proporcionar las muestras necesarias   para luego proceder  a un examen pericial científico de identificación genética, que mostrará la identidad de los cadáveres.

En caso de que la prueba resulte negativa, Chiriboga anunció que  se continuará con la investigación en otros campos, y los restos que ya se han obtenido se  utilizarán para comparaciones futuras y su posterior cotejamiento con el ADN de personas que tengan familiares desaparecidos que corresponden a otros casos mencionados en el informe de la Comisión de la Verdad.

El fiscal encargado del caso, Jorge Cano, señaló que las excavaciones continuarán en los espacios que fueron delimitados. De igual manera  seguirá la indagación previa, pues se está tomando en cuenta ciertas pistas que antes pasaron desapercibidas.

Otro de los procesos que se están realizando es el análisis de los documentos   que constan en el informe de la Comisión de la Verdad.

Cano manifestó que la información proporcionada por el cementerio El Batán fue encontrada como verdadera por parte de los peritos de criminalística por lo que  sobre esa base  comenzó la excavación. Técnicamente se determinaron cuatro puntos, en los que actualmente se trabaja.

Cano aclaró que, según el protocolo forense establecido,  un cadáver NN (inidentificado) antes de ser enterrado debía pasar por una autopsia para determinar las causas de la muerte y posterior a eso, sus huellas dactilares tenían que ser registradas  en caso de futuras identificaciones. El fiscal no descartó más excavaciones en otros lugares, las cuales dependerá de los resultados que arrojen estas investigaciones.

Con respecto a   la información que circuló el fin de semana en algunos medios de comunicación, que aseguraban que los restos encontrados en el cementerio El Batán pertenecerían a la profesora Consuelo Benavides,   asesinada por miembros de la Marina en 1985, Cano indicó que  Víctor Miño, uno de los cinco fiscales, asignados a las investigaciones de los casos de crímenes  de lesa humanidad, es el encargado de la investigación del secuestro, tortura y muerte de   la profesora Benavides.

Miño, dentro de sus diligencias, constató la existencia de la tumba de la profesora en el mismo cementerio pero en diferente lugar. Se destacó que Benavides no ha estado desaparecida estos años, pues después de su muerte su cuerpo fue encontrado y enterrado en el cantón Rocafuerte. Así Cano descartó cualquier relación entre los restos de Benavides y las excavaciones en El Batán.

En  Ecuador existe solo una persona capacitada en antropología forense. El fiscal Cano se rehusó a dar el nombre de este profesional, pero manifestó que  cuenta con el equipo necesario para realizar el trabajo de identificación de los restos, sin embargo  no se ha descartado la idea de contar con expertos extranjeros para que ayuden en la labor.