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“Es difícil salir adelante en esto, sola y con 5 hijos”
Los niños González-Rodríguez no saben aún si podrán ir a la escuela en este nuevo período.
La correntada que arrasó su vivienda se llevó también las maletas en las que llevarían los útiles escolares en este período lectivo.
Ellos (4), al igual que su madre Zoila González Rodríguez están albergados en la escuela Federico González Suárez, de Piñas.
La mujer es madre soltera y vivía con sus vástagos en una de las parroquias del cantón, que resultó afectada por el aluvión ocurrido hace tres semanas.
Zoila cuenta que desde hace cinco años se separó de su esposo y no recibe ningún tipo de ayuda de él. Solo accede al Bono de Desarrollo Humano (BDH) y también trabaja.
“Es muy difícil sacar adelante a mis hijos. El mayor me ayuda con los gastos de la casa. Él tiene 20 años y trabaja en el mercado cargando carne”, sostuvo.
La orense se gana la vida lavando ropa ajena para comprar la comida, vestir y educar a sus pequeños.
Todavía intenta olvidar los momentos de pánico que vivió junto con su familia cuando cayó la fuerte lluvia.
Jamás se imaginó que iba a perder todo ni que tendría que albergarse en una escuela.
Unas de sus hijas, de 13 años, pidió ayuda al Gobierno para obtener una vivienda.
Aspira a que una de las casas que ofreció construir el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), en terrenos cedidos esta semana por el Ministerio de Educación, sea para ellos.
Como los González-Rodríguez hay otras familias que viven el mismo drama.
“No somos solo nosotros sino muchas personas las que lo han perdido todo. Por eso queremos que nos ayuden. Mi mochila se fue con la casa. Los uniformes y todo lo demás también lo perdimos. Por suerte estamos en vacaciones, si no, no podría ir a estudiar”, dijo la pequeña, mientras arreglaba la poca ropa que logró sacar de la casa.
En similar circunstancia está Teresa Condoy. Ella es la líder de una numerosa familia compuesta por seis hijos.
También está a la espera de la ayuda de las autoridades de Salud, Inclusión Social y el Miduvi.
La mujer es consciente que en algún momento le tocará salir de la escuela, debido a que en mayo se inician las clases.
Reconoce que están bien atendidos en el albergue, sin embargo sostiene que extraña mucho su hogar. “No me quejo de la atención aquí, pero no es lo mismo que estar uno en su casa”, dijo.