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El Telégrafo

“El capitalismo desplaza el valor de las ideas...”

“El capitalismo desplaza el valor de las ideas...”
05 de diciembre de 2011 - 00:00

Fernando Tinajero no deja de asombrar. El paso de los años es algo relativo, asegura este filósofo  mientras deja su “tercera pierna” -un bastón de madera que llama la atención por su brillo ante el reflejo que se filtra por la ventana- sobre la mesa.

Sus primeras palabras son de protocolo para informar sobre el proyecto que dirige en el Ministerio de Coordinación Política: recopilar los ensayos políticos de notables pensadores políticos, como Bolívar Echeverría, aquel compañero de izquierda de los sesenta, con quien compartió miles de tertulias e, inclusive, un programa en Radio Metropolitana llamado “Letras y pueblo”. Pero con el correr de los minutos y después de quemar las formalidades, Tinajero se suelta y habla con profundidad del Ecuador de ayer y de hoy.

Novelista, ensayista y catedrático universitario, en la década de los sesenta Tinajero fue uno de los animadores más activos y vitales del movimiento cultural tzántzico e integró el Frente Cultural y formó parte del Consejo de Redacción de la revista “La bufanda del Sol”, de Quito. De su boca salen, continuamente, referencias de Hegel, de Marx, de Nietzsche, todo con el fin de explicar lo que ha significado la vida republicana en este remoto país que, según él, es tan variado y rico en aspectos políticos.

Y lo hace porque en estos días circula, más allá de los espectáculos mediáticos que posicionan figuras y oposiciones, un libro que algunos periodistas “anticorreístas” deberían leer antes de posicionarse como los “intelectuales” de la contrarrevolución ciudadana: “La utopía republicana”, compilado por ese filósofo joven que es Fernando Albán y que contiene varios artículos que recogen el pensamiento de José Mejía Lequerica, Vicente Rocafuerte y hasta José María Velasco Ibarra. 

El último título del proyecto del Ministerio de Coordinación Política es “La utopía republicana”. ¿Al repasarlo, usted ha podido detectar hacia dónde hemos querido avanzar a lo largo de nuestra historia republicana?

En realidad, en nuestras 20 constituciones, son fáciles de detectar tres tipos de modelos de Estado. El primero fue el oligárquico, luego la etapa garciana, que presenta la contradicción de que en temas económicos es liberal, pero en materia política es ultrapuritano, con un gran peso de la ideología venida desde la Iglesia Católica. Luego viene el modelo liberal, liderado por Eloy Alfaro, pero esto entra en crisis por el crecimiento bancario. Y el siglo XX está marcado por crisis continuas, por lo que no se acaba de cristalizar.  Los cambios en el país no son tan numerosos como se piensa. Pero ahora, en estos momentos creo que se está construyendo un cuarto modelo de Estado, que tiene garantías de durabilidad.

El Ministerio de Coordinación Política ha emprendido una misión: desempolvar, mejor dicho redescubrir, el pensamiento político ecuatoriano a lo largo de su vida republicana. En esta labor, ¿qué ha podido descubrir?

En este momento tengo a mi cargo la edición de unos libros de esta colección “Pensamiento político ecuatoriano”. El primero es un volumen de ensayos de Bolívar Echeverría, el segundo es de textos políticos de Eloy Alfaro, que fueron recopilados y presentados por Jorge Núñez. Otro es una publicación que reúne diversos textos de varios autores a lo largo de toda nuestra historia, empezando con José María Lequerica, en los que se analiza el papel del Estado. Y finalmente se está imprimiendo un libro que contiene una serie de ensayos políticos de Agustín Cueva y luego vendrá otro sobre el pensamiento político de los movimientos sociales que han formado parte de nuestra historia.

Por ejemplo, se habla de la Ceols (Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres), pero hay que conocer cómo nacieron, qué proponían en sus orígenes (…). Además, estamos preparando algo sobre Manuel Agustín Aguirre; queremos incluir a José Peralta. También estoy pensando en hacer algo con el trabajo de Carlos Guevara Moreno, por su importancia política a mediados del siglo pasado, su legado al crear la Concentración de Fuerzas Populares (CFP), que terminó yéndose por un lado completamente ajeno a las intenciones que tuvo Guevara Moreno. Incluso estaba pensando en realizar alguna publicación de Carlos Alberto Arroyo del Río…

5-12-11-act-libroUn personaje con una imagen bastante manchada por los sucesos de la guerra del 41…

Es verdad, una imagen bastante manchada, pero fue un intelectual muy serio y profundo, y no creo justo tirarlo a la basura. En el país se deben desterrar los sectarismos completamente, no tomamos en cuenta porque una figura es de izquierda o de derecha, o porque en el año tal hizo otra cosa. Aquí no se trata de justificar a nadie, se trata de conocer el valor de la gente, donde quiera que esté. Hay gente que ha sido muy valiosa en su pensamiento, pero muy negativa en su proceder. Salvemos, entonces, ese pensamiento, que es lo positivo. Para quienes tenemos concepciones de izquierda respecto al Estado y a la política no debe ser desconocido el pensamiento de la derecha porque necesitamos  saber qué es lo que piensa.

Y según las publicaciones que está preparando, ¿qué ha podido bosquejar de la derecha ecuatoriana? ¿Cómo se ha manejado?

Hubo una primera etapa que surgió de los años veinte y treinta, y otra etapa que nace a partir de la década de los setenta y ochenta.

León Febres-Cordero, a pocos meses de fallecer, brindó una de sus últimas entrevistas en las que aseguró que cuando  fue legislador y miembro del Senado en la década de los setenta había gente de izquierda -como Raúl Clemente Huerta y Demetrio Aguilera Malta- con los que se podía debatir con altura sobre las sempiternas diferencias ideológicas entre la izquierda y la derecha, pero que en las últimas décadas el debate en el Ecuador se ha empobrecido. ¿Comparte esa opinión?

Desde luego que sí. Nunca ha sido un intercambio de flores, hubo épocas de debate intenso y sumamente fuerte, pero esa vehemencia servía para darle mayor valor a las ideas.

Para usted, en la actualidad, ¿cuál es el valor de las ideas?

Ahora estamos viviendo una crisis que ya vivieron otros países, o que están viviendo otras naciones, inherente al desarrollo del capitalismo. Estamos pasando por una fase del capitalismo  en la que este sistema empieza a encontrar cerradas las vías de solución a sus crisis. Probablemente -yo no quisiera equivocarme, Friedrich Hegel decía que el filósofo no debe hacer profecías- me da la impresión de que estamos en la etapa final del capitalismo.

¿Asistimos al velorio del capitalismo?

No tanto al velorio porque todavía no se muere y antes de morirse va a dar coletazos muy fuertes, pero lo que sí estamos viviendo es la etapa de declinación del sistema y algo tendrá que surgir, y ahí sí no sé qué pasará. Ahora hay que analizar la herencia nefasta que nos deja el capitalismo, sobre todo al haber desplazado al valor de las ideas, que están supeditadas a la eficacia. Hay autores que aseguran que ya no se busca la verdad, sino que las ideas sean eficaces. En ese punto son irrelevantes esas doctrinas políticas, pues solo se busca la eficacia.

Retomando el tema de las publicaciones -y aunque pueda sonar a pregunta demasiado obvia-, ¿qué busca la actual administración con la edición de estos libros?

Se habla de la necesidad de recuperar nuestra memoria histórica, y yo le agregaría algo: en los seres humanos existen dos dimensiones, más o menos como la figura del dios Jano, que tiene dos rostros opuestos, que son la memoria y el deseo. El segundo -que es una categoría de Hegel- es la apetencia de lo que no existe todavía, es decir, que si mutilamos el deseo en el ser humano, lo dejamos absolutamente inútil, incompleto, inservible. Lo que da sentido a la vida humana es el futuro, pero nuestro deseo va a ser más certero mientras mejor sea nuestra memoria. Pueblo que pierde su memoria, pueblo que no busca nada y puede ser fácilmente sometido. Pueblo que tiene memoria puede engendrar grandes deseos y no se va a dejar dominar.

¿Ecuador está recuperando la memoria?

Aquí se está haciendo un gran esfuerzo por recuperarla. Se ha hecho una serie de actividades que están encaminadas a eso. La publicación de estos libros es una de ellas. Recopilamos lo que han pensado los ecuatorianos sobre la política.

Así como se habló en su momento de la época garciana, del velasquismo, ¿se puede hablar ya de una era del “correísmo”?

Creo que hay muchos, sobre todo de la derecha, que quieren hablar ya de “correísmo”, pero creo que no es posible. De lo que se habla en la actualidad es de la Revolución Ciudadana y se nos presentan interrogantes: ¿Estamos haciendo una revolución? ¿Es verdaderamente ciudadana? Y el planteamiento de esos problemas nos lleva a superar realidades que existen. Ningún proceso político puede transitar por una carretera asfaltada, todos van por caminos accidentados y este proceso también ha tenido sus tropiezos, ha tenido sus dificultades, ha dado vueltas y revueltas; en medio de todo, avanza.

¿Y en qué etapa se encuentra la Revolución Ciudadana?

Estamos en el proceso inicial y me parece que todavía se está desbrozando el camino. Es un proceso que se está construyendo, pero todavía no lo suficiente. Se está edificando una nueva república, pero aún no están levantadas todas las paredes.

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