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“América es la esperanza del mundo”
El ambiente temperado en el lobby del Grand Hotel Guayaquil se transforma en un regalo para todo aquel que cruza sus puertas de vidrios y se aleja de la sofocante avenida Boyacá. La cita se pacta para las 15:10, pero una voz entrecortada, vía celular, confirma que “el vuelo se retrasó y que recién está en la Gobernación”.
Una relacionista pública -jamás dio su nombre- recibe a periodistas y visitantes en el lobby, dando “esperanzas” de que la entrevistada -a quien no conoce- llegaría en pocos minutos. Unos pasos más allá, la tupida barba de Karl Marx luce estampada en la camiseta de un joven, de aquellos que hace menos de una semana participaron en enfrentamientos verbales con compañeros de la Universidad de Guayaquil, coidearios de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), motivados por las reformas al método de ingreso a la universidad.
A los cinco minutos otro grupo de jóvenes, con acento cubano, llega hasta donde los “guayacos” para coordinar “cosas de logística”. Posteriormente entrarían más barbas de Marx en camisetas, pero también caras de Néstor Kirchner y Hugo Chávez. En fin, el cónclave socialista tiene sede en Guayaquil.
Camila Vallejo, la lideresa estudiantil chilena, se suma a las charlas en el lobby pasadas las 16:00. Ataviada con vestido oscuro, similar a los que usan los personajes de Heidi (aquella cándida caricatura animada de los 70), regala sonrisas aisladas y fotos, sin embargo está como ausente, como ida del lugar.
La acompaña Karol Cariola, secretaria de las Juventudes Comunistas que, con una energía que envidiaría el “conejo de Energizer”, funge de mediadora entre quienes intentan llegar hasta Vallejo. Unos minutos de fama y ambas jóvenes suben a sus habitaciones. “En diez bajan y empezamos la entrevista”, informa un menudo integrante de la delegación chilena, mientras revisa un itinerario que le sirve como una extremidad más de su cuerpo. Hace de “director de orquesta” para los tres medios ecuatorianos presentes.
Vallejo y Cariola salen apresuradas, surcan las oficinas del Grand Hotel Guayaquil, pasan junto a secretarias que no entienden lo que pasa. Vallejo llega a un cuarto refundido y silencioso, se niega a dar la entrevista sola, aclara que lo hará junto a sus compañeros de delegación. Esta postura de incomodidad será persistente en la charla, pero no impedimento para que la dirigente suelte lo que cruza por su mente. Su condición es aceptada, en este diálogo de “máximo 20 minutos”, tendrá a Cariola como compañera de entrevista.
¿Qué impresiones les ha dado palpar más de cerca el proceso político ecuatoriano y, sobre todo, la reacción que ha generado en la ciudadanía?
KC: Esta visita se da en el contexto de una serie de recorridos que estamos haciendo para mostrarle al mundo que en Chile también se está viviendo un proceso de revolución, de movilización, que arrancó hace un par de años y que se consolidó en 2011. Resulta enriquecedor conocer procesos en Latinoamérica, como el que ustedes denominan de la Revolución Ciudadana, para observar y recoger elementos para construir nuestro propio proyecto.
Hablar sobre los avances de los gobiernos cobijados por el Socialismo del XXI sería algo que ya rayaría en lo cliché. Creo que la pregunta correcta debería ser: ¿Estos cambios se mantendrán o ven peligros inminentes?
CV: Todo proceso de transformación implica riesgos y cada vez que se acentúa o profundiza, las trabas y los riesgos son mayores, porque se enfrenta a un aparataje estatal, político, económico que no solamente tiene domicilios en las propias naciones, sino también a nivel internacional. Frente a eso, los gobiernos deberán apostar a generar mayor unidad, una relación con los movimientos sociales para superarlo.
En la época "dura" de la "Guerra Fría" se hablaba de que los procesos desestabilizadores hacia los gobiernos de izquierda se fraguaban desde las embajadas de Estados Unidos. En la actualidad, ¿cuáles son los grandes rivales? Varios mandatarios apuntan a las empresas de comunicación...
KC: Creo que el rival, más allá de los medios de comunicación que también son utilizados para perennizar un modelo, es el neoliberalismo. Este tipo de sistema ha calado profundamente en nuestro desarrollo cultural y sigue siendo el principal opositor de los procesos de reivindicación y de transformación democrática. Si el neoliberalismo se sigue desarrollando, no se podrá continuar los procesos democráticos (...) Ahora, en este problema, sin dudas, los medios de comunicación juegan un rol fundamental cuando sostienen, desde la perspectiva cultural, el conformismo, la adaptación y aceptación de estos procesos neoliberales.
Aterriza esta problemática en el movimiento estudiantil...
CV: Lo que pasa es que en Chile se implantó un modelo en la dictadura que fue desde un sistema de libre mercado hasta sistemas políticos y comunicacionales. Los medios de comunicación fueron parte de este entramaje. Hoy hay un duopolio comunicacional, familias golpistas están detrás de medios de comunicación, tienen en su poder redes de prensa que tienen impresión regional. Hay una televisión muy hegemonizada por el sector privado. Detrás de esta herramienta comunicacional -ideológica finalmente- están grupos económicos que no solo dominan a los medios de comunicación, sino que también intervienen en las políticas públicas. De una u otra forma, los dueños de medios gobiernan el país. Nosotros (el movimiento estudiantil chileno) aún nos enfrentamos mucho a los medios, a pesar de haber logrado algún avance...
Inclusive han tenido disputas con la propia estación televisiva estatal (Televisión Nacional de Chile)...
KC: El canal que dice ser estatal, no lo es en su totalidad, tiene participación privada...
CV: Tenemos que enfrentarnos constantemente contra los medios, porque hay que generar una contracultura a los medios de comunicación, a pesar de que hemos tenido avances a propósito de lo del 2011. Por ejemplo, el tema de la dictadura ya se habla en los medios, es una de las victorias del movimiento estudiantil.
Me permito contarles un hecho ecuatoriano. La generación que me antecedió -que sufrió desde tener tres presidentes en un día hasta el feriado bancario- lanzaba una frase como solución a los problemas del país: "Ecuador necesita un Pinochet para que se enrumbe". ¿Cómo tomar eso?
KC (se espanta y lanza su cuerpo para atrás al oír la frase): Lo tomo con mucha sorpresa. Que en otros países haya personas que aún reivindiquen la imagen de quien para nosotros es solo un tirano, el que impuso un modelo económico que aún nos pesa y es el principal responsable de la privatización de nuestros derechos básicos (...) La dictadura creó la imagen de que Chile era perfecto, incluso se nos ha dicho que somos los "Jaguares de América" (una denominación que se dio por parte de inversionistas a Brasil, Chile, Perú y Colombia).
Entonces, ¿qué pasó en Chile? Hasta hace poco a su país se lo pintaba como la “Suiza de Sudamérica”. ¿Ustedes mostraron una realidad oculta por décadas?
CV: Lo que había era un descontento que se venía desarrollando e incrementando. Un malestar en la sociedad chilena que no sabía cómo canalizarse o quiénes iban a encauzar ese descontento. Lo que hizo la dictadura en Chile no solamente fue asesinar, desaparecer, torturar a personas, sino que también instaló un modelo que tuvo como resultado una profundización de las desigualdades. Es real que hubo un crecimiento de la economía, pero esa riqueza tiene un patrón acumulativo y beneficiador de unas pocas manos. La movilización estudiantil no solo dejó al descubierto los problemas educativos, sino también el factor que nos impide el desarrollo, que es el modelo neoliberal que lucra con la vida.
En nuestro país también pasamos por un profundo cambio en el sistema educativo, sobre todo en las universidades. Ahora se busca garantizar los derechos ciudadanos como gratuidad y calidad. ¿Cómo ven este proceso desde Chile, desde su núcleo? ¿Es aplicable en su país, qué tipo de retroalimentación puede haber entre Ecuador y Chile en la búsqueda de excelencia educativa?
KC: Más allá de que todos estos procesos son perfectibles y en donde se puedan cometer errores, hay que destacar el intento de rescatar a la educación pública (...) Tanto en Chile como en Ecuador se deben llevar estos procesos con una alta participación social, si no el fin pierde sentido.
En Ecuador se critica mucho que los partidos políticos, específicamente Madera de Guerrero (extrema derecha) y MPD (extrema izquierda) estén inmiscuidos en las decisiones de los movimientos estudiantiles como la FEUE. Sin embargo, vemos que ustedes, que son miembros activos del Partido Comunista, lideran estas agrupaciones. ¿Hasta qué punto es sana la intervención partidista en estos movimientos estudiantiles?
CV: Nosotros alcanzamos una alianza entre movimientos políticos y estudiantiles. Comprendimos que los movimientos sociales tienen que garantizar su autonomía y no ser instrumentalizados por ningún partido. En el caso chileno, se llegó al gran consenso de la lucha por las mejoras educativas y se dejaron a un lado los intereses partidarios. El secreto, se podría decir, es que se halló un horizonte político, un paradigma compartido: que la educación es un derecho y no un bien de consumo (...) No hay que renegar el carácter político de los grupos sociales, en ningún caso; la idea es hallar la unificación, un horizonte común.
Como para cerrar el diálogo, te invito a dejar a un lado los temas universitarios para saltar al análisis político. Viendo a Rafael Correa participando en la Asamblea de la OEA, en Cochabamba, denunciando desigualdades que han recorrido la América entera, me fue inevitable pensar en que el Mandatario ecuatoriano está asumiendo un liderazgo regional que Hugo Chávez, debido a su enfermedad, está dejando. Tú, que lideras procesos en tu país, ¿ves a Correa con esa responsabilidad?
CV: En una de las visitas que realizamos a Europa recibimos un comentario: “América es la esperanza para el mundo”. A esta alturas, la región debe asumir un rol de liderazgo. Aquí no se trata de que sea un presidente u otro.
Es innegable que Correa tiene un liderazgo y un carisma que le sirven a América. Pero creo que hay que empezar a incentivar que la región asuma un rol protagónico en los destinos de todo el planeta (...) Las experiencias ecuatoriana y latinoamericana tienen que ser recogidas en esta batalla de ideas que terminan siendo espacios como la OEA y otros organismos.