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El decomiso de mercadería está vigente en el puerto principal

Informales piden a Nebot que deje trabajar

Cuatro policías municipales hacen guardia en la Avenida Carlos Julio Arosemena para impedir el trabajo autónomo en Guayaquil. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
Cuatro policías municipales hacen guardia en la Avenida Carlos Julio Arosemena para impedir el trabajo autónomo en Guayaquil. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
18 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Guayaquil

Desconfianza y preocupación sienten los comerciantes informales que están en los exteriores de los planteles fiscales de Guayaquil.

Sentados en sus triciclos y con canastos en las manos miran atentamente a los alrededores para ‘huir’ rápidamente cuando llegan los policías metropolitanos.

Los vendedores de alimentos y otros artículos viven inquietos, desde hace 7 días, por la restricción municipal que prohíbe expender productos fuera de los centros educativos.

Los informales del norte y el noroeste del puerto principal coinciden en que la disposición del Ayuntamiento va en contra del desarrollo económico de sus familias.

Isauro Alcívar, quien desde hace 35 años comercializa granizados en las aceras, considera que el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot Saadi, no está escuchando la voz del pueblo.

“Somos pobres y vivimos de esto. El Cabildo debería buscar una alternativa. No estoy de acuerdo con la medida”, expresa el ciudadano, quien trabaja frente a una escuela de Monte Sinaí.

En la misma zona, María Burgos, comerciante de frutas y snacks, plantea a las autoridades municipales que coloquen quioscos en áreas aledañas. “Si es por el tema de la limpieza, nos podemos encargar de eso. El asunto no se soluciona con prohibiciones, sino con organización de los vendedores”.

Los controles municipales se intensificaron la semana pasada luego de que el Ministerio del Interior y la Policía Nacional iniciaran el plan ‘Vendedor seguro’, que consiste en capacitar y uniformar a los vendedores que están fuera de colegios y escuelas.

Actualmente, uno de los sitios más vigilados por la Alcaldía es el Colegio 28 de Mayo, en la avenida Carlos Julio Arosemena.

En la mañana de ayer, 4 municipales se mantuvieron en los exteriores del establecimiento para expulsar a los comerciantes que intenten trabajar en el área.

Precisamente, Nebot aseveró en uno de sus recientes enlaces radiales que no iba a permitir que los ciudadanos laboraran fuera del citado plantel. “Hoy comenzó el programa y hoy termina. Solo el Municipio tiene competencia para dar permisos”.

La vicealcaldesa Doménica Tabacchi añadió: “No vamos a regresar al Guayaquil del pasado, caótico y desorganizado”.

Carlos Guamán, quien expende frutas y jugos afuera del plantel Juan Montalvo, en el norte, rechaza el decomiso de la mercadería que hace la administración socialcristiana.

“Yo no le hago daño a nadie. Solo estoy de paso por los colegios. Recorro toda la ciudad”, manifiesta el hombre, que ya ha sido perjudicado con esa práctica.

Para él no es una buena opción instalar puestos cerca de las instituciones, ya que los ambulantes no se quedan en un solo sitio. “Solo hay que organizar a la gente. Lo importante es que nos dejen laborar”.

Según cifras difundidas públicamente por el Cabildo, se ha organizado a 36.000 trabajadores informales. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) encontró en 2011 que había 600.000 comerciantes autónomos en las calles. (I)

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