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Edificios antiguos, entre el descuido y el peligro

Edificios antiguos, entre el descuido y el peligro
03 de agosto de 2013 - 00:00

La vivienda ubicada en las calles Lizardo García y Sucre es una especie de lunar en el oeste del cantón. Esta edificación de madera de un piso, con vigas apolilladas, resalta en un barrio en el que predominan las construcciones de cemento.   

El octogenario Jorge Chuchuca, quien ha residido la mayor parte de su vida en el sector, recuerda que la casa de madera, junto a la cual vive, tiene más de 76 años. Según él, varias familias aún habitan en el inmueble, que tiene puertas carcomidas. “Es la única del barrio que no ha sido reconstruida. Un cortocircuito y se convertiría en un gran incendio”, dice.  

La citada casa es una de las pocas en el sector que, con más de medio siglo de antigüedad, conserva su diseño original, pero su estado no es completamente bueno. En similares condiciones está una vivienda ubicada en las calles Julián Coronel y Escobedo (centro), cuya pared y pilar se derrumbaron el pasado domingo.

Mangle, chanú y caña guadua son algunos de los materiales usados en los inmueblesAnte el incidente, Jaime Peña, quien habitaba en el sitio, guardó los pocos enseres que salvó debajo del paso a desnivel de Julián Coronel, hasta el jueves. “Hace un mes, una de las jardineras se desplomó... Creo que ese fue el anuncio de la resistencia del edificio”.

El ciudadano aseguró que en los 7 años que habitó en el lugar, jamás hubo inconvenientes porque la madera era buena. “El problema fue la resistencia del pilar de cemento”.

Además, manifestó  que el personal de la Dirección de Urbanismo, Avalúos y Registros (DUAR) del Cabildo   determinó el costo de la remoción de escombros, que será cubierto por el dueño del edificio. “Se fijó en   5.000 dólares el retiro de los materiales, lo cual me parece exagerado... Los del Municipio dijeron que si no cancelábamos ese valor  se apropiarían del terreno”.

El estado de los inmuebles antiguos preocupa a los inquilinos y a los vecinos. En Julián Coronel y Rumichaca, Lucía Naula notificó a la DUAR que una casa vecina, levantada hace 50 años, está perdiendo estabilidad. “Prácticamente, las paredes se sostienen con las nuestras. Los de la DUAR vinieron pero no los dejaron ingresar”.

DATOS

En julio de 2011, el INPC ubicó a Guayaquil en la categoría de Ciudad Patrimonial y se convirtió en la segunda urbe costera, después de Montecristi, que recibió esta distinción.

Hace tres años
se registraron 339 propiedades, edificadas entre 1916 y 1978, como parte del patrimonio histórico. Tales estructuras se encuentran en barrios del sector centro.

El Palacio Municipal
, la Catedral, el edificio del diario EL TELÉGRAFO, la Biblioteca Municipal y el Mercado Central son algunas de las estructuras más antiguas de la ciudad.
En Villavicencio y Febres Cordero se presentan dos situaciones opuestas. Hay una casa de casi medio siglo  que luce como nueva y un condominio esquinero con señales de deterioro en paredes y tablones.

Raúl Martínez, un ebanista que tiene su local en la planta baja del inmueble (sin mantenimiento reciente), comentó que las maderas mangle y chanú, utilizadas en las casas antiguas, dan estabilidad y durabilidad a las estructuras. “Pero todo requiere cuidado y aquí, lamentablemente, no ha existido aquello”.

Las instancias responsables del cuidado de las edificaciones antiguas, dependiendo del caso, abarcan a  propietarios de las casas, el Municipio y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Pero Miguel Yturralde, director regional 5 del INPC, explicó que la competencia de la entidad estatal solo incluye las propiedades consideradas como patrimonio. Para que un inmueble obtenga esta categorización, además de la antigüedad, “debe ser representativo y tener valores históricos”.

Según la ordenanza municipal de edificaciones y construcciones de Guayaquil, el Cabildo porteño es el responsable en  la regulación y vigilancia de las estructuras en la ciudad. Es decir, es el ente responsable de controlar que los propietarios cumplan el mantenimiento de los inmuebles y que no representen ningún peligro.

Hasta 1920, el perímetro urbano -según un mapa de la época que reposa en los archivos del Museo Municipal- abarcaba del  Malecón Simón Bolívar a Lizardo García, y desde  Julián Coronel hasta El Oro. En el límite sur, también se iniciaba el Barrio del Centenario dentro de las calles 6 de Marzo, O’Connors, Rosa Borja de Icaza y El Oro.

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