Amado Ronquillo, quien tiene más de 30 años viviendo en la cooperativa Centro Cívico (Guasmo Norte),   ha sido testigo de cómo su barrio pasó de ser un lodazal a una zona pavimentada y “con un eficiente sistema de alcantarillado”, según manifestó; “los vecinos nos organizamos, incluso, para hacer mingas y mantener en buen estado las alcantarillas”.

No muy lejos de allí, en la cooperativa 25 de Enero, Esperanza Córdova, vecina del sector hace 34 años, posee una percepción diferente de la regeneración urbana.

Cerca de su casa existen dos espacios baldíos -uno de ellos denominado pampa- que el año pasado, como parte de las obras del Municipio de Guayaquil en el sector, fueron rodeados de aceras y bordillos.

“Sin embargo, olvidaron dejar algún tipo de salida para el agua de lluvia, que ahora se queda estancada y forma una especie de lago”, indicó Córdova.

La evacuación del agua de lluvia se da con distinta intensidad, dependiendo del sector; pero  en algunas partes, desde el mes de febrero, esto ni siquiera ocurre.

El sistema de alcantarillado en lugares como Orquídeas, Centenario, Acacias, entre otros, permite un desfogue progresivo de las precipitaciones con una velocidad que, de acuerdo con varios moradores, es aceptable.

Osvaldo Sánchez administra desde hace dos años una vulcanizadora en la avenida Hugo Cortez Cadena, en la ciudadela Los Tulipanes, aunque su domicilio se ubica en la Pradera 1, a pocas cuadras.

Mientras en el vecindario de su hogar  no tiene, según aseguró, problemas durante el invierno, ya que  “el agua fluye rápido”, en su lugar de trabajo existen inconvenientes con el alcantarillado.

“El recolector pasa a las 10:00, pero los vecinos botan la basura desde la noche anterior y eso tapa las alcantarillas. Conozco que a algunos se les ha metido el agua en las casas y les ha dañado los electrodomésticos”, afirmó.

En las zonas del norte de la urbe, la rapidez con que el agua cubre las calles y vías peatonales en ciudadelas como Sauces, Alborada y Samanes es algo a lo que muchos de sus habitantes parecen estar acostumbrados.

En la intersección de las calles José María Roura e Isidro Ayora, según Diana Rodríguez, de Sauces 2,  cruzar de una acera a otra, durante una lluvia fuerte, requiere más que un paraguas.

“Toca prácticamente caminar dentro del agua, porque no se  puede achicar la vía”, bromeó Rodríguez, quien tiene familia en Babahoyo y  aseguró también que en la capital de Los Ríos existe un sistema que evita que el agua de lluvia, en la zona urbana central, cubra las calles. “Sería bueno que consulten cómo consiguieron eso allá”.

No obstante, el agua fluye con rapidez una vez que las precipitaciones pluviales disminuyen su intensidad. En Mucho Lote y Orquídeas, por ejemplo, tampoco se quejan por inundaciones.

Hace casi dos años, recordó Ángel García, morador de la ciudadela Orquídeas,  el canal inaugurado por Interagua “solucionó el problema de inundaciones que teníamos en cada invierno”.

“Ahora toca estar pendientes de que la basura sea sacada a su hora. Nunca faltan quienes irrespetan el horario de recolección”, agregó Ángel, soltando además la queja  de que la contaminación, con la humedad, genera enfermedades.

Actualmente la concesionaria Interagua se encuentra instalando ductos en el km 11,5 de la vía a Daule, a la altura de la avenida Felipe del Pezo.

Estos trabajos permitirán un correcto drenaje y evacuación de las aguas de lluvia que desfogan desde la ciudadela San Felipe y otras urbanizaciones del norte.