No hay nada mejor que el fútbol... con aquellas gambetas del volante que cual mago esquiva los problemas...o aquel pase perfecto que Robin van Persie detiene con el pecho y sin tocar el césped lo mete en el arco, aprovechando al máximo las oportunidades. ¿Se acuerdan del partido de la ‘Tri’ contra Holanda? El fútbol es sin duda una analogía de la vida, mucho más cuando 32 naciones se enfrentan en un Mundial.

Banderines de colores en cada esquina, un pasto verde recién cortado, las cámaras de TV listas y los técnicos/hinchas que ensayan alineaciones con los amigos. !Sí es un gusto escucharlos! Algunos no han tocado una pelota en sus vidas pero se visten de traje y cogen la pizarra para cuestionar los cambios del técnico Rueda.

En una copa del mundo el fútbol está en todos los lados. Pero también está en el niño brasileño de la favela que mira el estadio de Sao Paulo a lo lejos; ese costó $ 450 millones y allí se inaugurará la Copa del Mundo. Quizás los que protestan en las calles se preguntan cuántas escuelas o parques se pudieron construir con ese dinero. Amnistía Internacional asegura que Brasil gastó al menos $ 4.000 millones en renovar los estadios.

No lo tomen a mal, amo el fútbol. Por 90 minutos es un deleite ver cómo un partido en la última jugada va de risas a llanto. Cuando aquel toque de zurda pasa a medio metro de la línea y el arquero lo enfrenta, parece que detiene la pelota pero viene otro vivo y la manda al fondo. Eso sí que es emoción. Es más divertido cuando ves correr por la derecha a Di María, quien sortea a los defensas cual liebre; o tienes a Ozil armando una jugada en la media cancha alemana, al mejor estilo de los 10 de antaño. Eso solo pasa en un Mundial.

El dilema es que también habrá otros actores a más de los futbolistas. Será imposible ignorar a quienes estén en las calles protestando, mientras otros miran un partido con emoción. Hay que reconocerlo, el fútbol es el mismo que los ingleses inventaron pero no es igual... Se mide con una vara de cálculos financieros y especulaciones. A ratos parece un mero espectáculo de dinero, pero para nosotros los hinchas eso se olvida cuando vemos a Messi hacer un pase callejón al Kun Agüero. Nosotros los enfermos queremos detener el tiempo para recordar cómo Robben remata fuera del área, a pesar de su temperamento y egoísmo igual lo amamos.

Pero a nosotros los hinchas que leemos de las manifestaciones en Brasil sabemos que hay algo de por medio, algo de certeza y duda a la vez en las encuestas que nos hablan de un 50% de brasileños en contra.

Hay algo también de política porque los ‘líderes’ en contra también buscan un cargo público en las próximas elecciones brasileñas. También es cierto que tanto dinero para un estadio le resta la magia al fútbol de Platini Sánchez, del Kaiser Beckenbauer o de Maradona.

Termino aquí, temiendo que algún hincha se sienta defraudado, apague la TV, cierre el computador y no vea a la ‘Tri’ por cargo de conciencia. Sería realmente una pena que no vea al Toño Valencia lanzar un pase perfecto a Montero. O peor aún que decida colgar los botines y no salga a pelotear el fin de semana solo porque el fútbol ha cambiado. Que eso no pase porque a pesar de todo no hay nada mejor que el fútbol, ¿o no?