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Juan Elio Guamán: “En 2000 advertí que Liga de Quito iba a descender”

Juan Elio Guamán Vizuete, ex jugador de Liga de Quito.
Juan Elio Guamán Vizuete, ex jugador de Liga de Quito.
Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
03 de febrero de 2019 - 00:00 - Andrés Granizo Morejón

Juan Elio Guamán era de esos jugadores que no se cansaban. Que marcaba, que metía y que generaba fútbol para su equipo, sobre todo para Liga de Quito, donde pasó 20 años de su carrera deportiva.

Jugó en el equipo del que es hincha y celebró en la pileta de la plaza Indoamérica como un hincha más el título que lograron en 1990. Entregó sus mejores años a los “albos”, pero considera que fue de esos amores mal correspondidos.

Quería retirarse en ese club, pero un día le dijeron simplemente que no continuaría. No quería dejar de jugar y encontró lugar en Deportivo Quito, donde no se imaginaba llegar por la rivalidad entre ambas escuadras.

El chileno Manuel Pellegrini le metió el bichito para ser entrenador, así que mientras jugaba en el Quito hizo un curso a distancia para ser entrenador.

Para palear el dolor decidió vender todo lo relacionado con la “U”, sobre todo las camisetas que guardó con celo desde su debut en 1986. De todas formas, su vida continuó ligada al balompié y hoy ejerce como DT en una escuela de fútbol.

¿A qué se dedica actualmente?
Solamente al fútbol. Desde que terminé mi carrera en 2005, me dediqué a hacer cursos de entrenador; dos cursos en un instituto de Perú. Trabajé varios años en el colegio Americano, escuelas de fútbol de Liga, tres años en formativas de Liga y desde 2016 en la escuela XMC, que también pertenece a Liga.

¿Siempre tuvo el objetivo de quedarse vinculado al fútbol?
Sí, porque me preparé desde que estaba en Deportivo Quito. Ahí hice mis estudios a distancia y mi idea siempre fue estar en el fútbol. Lastimosamente, no se ha podido dar que esté directamente en Liga.

¿Cómo asumió el retiro?
Mi retiro prácticamente fue en 2005, en Universidad Católica. Iba a seguir, pero cambiaron de DT y no me contrataron. Ahí lo dejé, estuve mal los primeros seis meses, hasta que me dieron la posibilidad de trabajar como entrenador en el colegio Americano. Luego volví a jugar en segunda, 2 años en el equipo de UTE, y en 2009 en el Deportivo Saquisilí. Puedo decir que me retiré de a poco y no fue tan complicado.

¿Entonces de la serie A siente que lo retiraron?
Ese año, 2005, nos juntamos con Héctor Ferri y buscamos un par de equipos. Incluso fuimos a hacer pruebas como cuando empezamos a jugar. Todos los equipos nos decían que todavía jugábamos, pero que buscaban jóvenes. El fútbol no me dejó, porque todavía tenía fuerzas para jugar, simplemente las políticas en esa época empezaron a cambiar.

¿Qué edad tenía?
39 años. Mi idea siempre fue jugar hasta los 40.

¿Cómo fue ese periplo de estar en la B, en la A y en Segunda?
Eso fue lo mejor que me pasó, desde el punto de vista de entrenador. Conocí todo: formativas, primera categoría, segunda categoría, selección de Ecuador. Por ejemplo, con el equipo de la UTE entrenábamos en la cancha de tierra del parque La Carolina. Teníamos que ir a los partidos cada uno por nuestra cuenta. Mientras que con el Deportivo Saquisilí fue complicado porque era un equipo que entrenaba dos veces a la semana en Quito e íbamos a jugar en Saquisilí.

¿Qué significó poder jugar en el equipo de Liga de Quito?
El primer año fue complicado porque a pesar de que estuve inscrito no pude jugar. Dirigió Héctor Morales, que falleció, uno de los mejores entrenadores, y luego cambiaron de DT. Como suele suceder, desechó a los juveniles.

¿Cuándo empieza a jugar?
Al siguiente año, 1986, cuando volvió Leonel Montoya. Hizo unos partidos amistosos y me vio jugar. Dio el visto bueno para que me hicieran el contrato. Debuté en el primer partido, en marzo de 1986, contra Esmeraldas Petrolero, en el estadio Atahualpa. La gente iba a ver a Fullman Camacho, de Esmeraldas Petrolero, un volante de marca. Me entró en una jugada muy fuerte y se fue expulsado.

¿Siempre jugó en esa posición, como lateral?
Tengo una historia un poco extraña en cuanto a eso. Cuando jugaba en el colegio era el ‘10’ del equipo. José Romanelli, el DT de formativas de Liga, me vio jugar así y me llevó al equipo. En Liga me puso de defensa central, no entendía por qué, pero solo jugaba. En los años siguientes, en Macará, jugué de volante ‘8’ o ‘10’. De vuelta a Liga, Montoya me dijo que le hacía falta un marcador lateral y me consultó. Yo acepté. Le dije que me daba igual el perfil. Me puso de lateral izquierdo, siendo derecho. Hasta hoy, la mayoría de gente me conoce como lateral izquierdo.

¿Qué tan beneficioso fue saber manejar ambos perfiles?
Fue positivo porque con otros entrenadores cambió el estilo de juego y preferían que hiciera diagonales o entrara por la mitad, especialmente Polo Carrera, a quien le gustaba que driblara hacia adentro y buscara tiros libres para Carlos Berrueta. En la selección, en 1995, jugaba como carrilero por izquierda, más ofensivo. Con Maturana jugué como lateral derecho.

¿A qué atribuye esa característica que no se ve mucho en el fútbol?
Antes uno no entendía tanto, pero como jugué desde pequeño y practicaba en las calles adquirí esa habilidad para jugar en todas las superficies. Lo que ahora se enseña, como ciencia, es que a los jugadores se les debe educar la mente para jugar al fútbol. Con el tiempo, lo que más me educó fue la mente y no tuve problemas.

3 títulos en 20 años. ¿Cómo fue quedar campeón con el equipo del que es hincha?
El del 90 fue lo máximo porque el año no fue bueno. La primera parte fue complicada y llegamos a la liguilla final, salvándonos del descenso.  

¿Cómo fue la liguilla?
Tuvimos una confianza enorme para ser campeones. No teníamos miedo, nervios, nada. Además, la confianza de Polo Carrera nos llevó al campeonato. Fue muy celebrado por nosotros y también por los hinchas porque Liga no era campeón desde hacía 15 años.

¿Algún título fue más especial?
A mí me llenó mucho el del 90. Yo jugué 43 partidos, solo me perdí uno por suspensión. En el 98 estábamos con Paulo Massa, solo falté a un partido, pero no fui titular todo el tiempo. En la final de ida fui titular y en la del 7-0 entré al segundo tiempo. La del 99 fue menos, aunque jugué las dos finales.

¿Estuvo en la pileta de la plaza Indoamérica?
En el 90, la mayoría éramos hinchas de Liga. Danilo Ríos, Danilo Samaniego, César Mina, Vladimir Páez, Diego Herrera, Ronny Mantilla, Eduardo Zambrano, Patricio Gallardo, Víctor Sánchez y yo, todos salidos de formativas. Nosotros éramos jugadores, pero también hinchas. Recuerdo que del Atahualpa a la pileta hicimos dos horas porque nos detenían a cada momento. El bus de Liga era un transporte público y se subieron varios hinchas. En la pileta fue una locura, nos bañamos todos, solo Polo no entró. Luego volvimos al festejo en la sede.

¿Con Carrera no concentraban?
A él no le gustaba eso cuando llegó. Solo nos reunía el día anterior al partido a cenar en la sede de Liga y cada quien se iba a su casa. Al día siguiente nos encontrábamos ahí mismo a desayunar y luego al partido. Todos pensábamos que para la final iba a cambiar, pero se mantuvo igual.

¿Por qué sale de Liga?
Yo siempre pensé que me iba a retirar en Liga. En el 99 salimos campeones y Rodrigo Paz me felicitó. Decía que cómo a mi edad seguía corriendo, pero tenía 35 años, no era viejo. En 2000 cambiaron las cosas, Pellegrini se fue a medio año y vino un DT colombiano (Édgar Ospina). Hablé con los dirigentes por ser el mayor, y les advertí que si seguíamos con Ospina nos iba a ir mal y podíamos descender. Se enojaron y no jugué más. Luego vino Fernando Díaz, chileno asistente de Pellegrini. No escucharon mi advertencia y al final bajamos. Para 2001 fui como todos los años a hacer la pretemporada. Llegó Rodrigo Paz y me informó que estaba fuera. No lo podía creer. Solo les pedí que me entregaran mi pase.

¿Quedó un resentimiento?
Pensé en eso, pero más fue tristeza y pena por cómo se trataba al jugador. A lo largo del tiempo he visto a jugadores que están en Liga, se van a los seis meses y les dan una placa. Pensé que conmigo iba a ser así, por todo lo que di, por ser uno de los jugadores que más partidos jugó en Liga. Nunca se dio. Hay pena, tristeza y nostalgia por no haber sido reconocido.

A pesar de todo vuelve a Liga para las formativas, pero la historia se repitió...
Pensé que todo se había sanado y pasó de nuevo, cuando nos sacaron de las formativas a cinco exjugadores: Patricio Hurtado, Danilo Ríos, José Moreno, Hans Ortega y yo. Nunca nos explicaron nada. En 2016 firmamos contrato en febrero y en abril; el ahora director de formativas, Hernán Vaca, que nos dirigió en Liga, me dijo que estaba fuera. Solo manifestó que era su decisión y que no debía dar explicaciones.

¿Cómo llegas a Deportivo Quito, después de toda la rivalidad que existía?
Yo vivo en Calderón y todos los días pasaba por el Complejo de Carcelén. Cuando salí de Liga fui a buscar equipo, creo que a todos los de Pichincha y a dos de la Costa. En esa época era presidente del Quito Francisco Chiriboga y me dieron la dirección de su oficina. Ese mismo día arreglamos el contrato; no esperó que me viera el técnico Salvador Danielle. Hablando con él, ya luego, me explicó que buscaban un lateral izquierdo porque solo tenían a Raúl Guerrón.

¿Cómo fue jugar ahí?
El único equipo donde no quería jugar, por la rivalidad, era Deportivo Quito. Al comienzo fue triste porque siendo jugador del Quito los hinchas me insultaban, pero a los seis meses cambiaron las cosas. Más que hincha de Liga, soy jugador de fútbol. Cuando entraba a la cancha, iba a jugar y a ganar. 2002 fue un gran año, jugué muchísimo y tuvimos un buen equipo con Édison Méndez, Marlon Ayoví, Ataúlfo Valencia, Cristian Carnero. No perdí ningún partido frente a Liga. Dos veces ganamos en Casa Blanca.

Tuvo una disputa con Byron Moreno. ¿Qué pasó?
En una época los árbitros no me querían ver. Yo como capitán siempre reclamaba, hablaba. Había más permisividad en esos tiempos, hoy les hablas y te sacan tarjeta. Siempre tuve la buena costumbre de saber bien las reglas del fútbol para reclamar con argumentos. Una vez Byron Moreno me lanzó una mala palabra “y ya no me jodas”. Cuando él pitaba me tocaba estar callado porque medio decía algo y me sacaba tarjeta. De paso él fue quien me expulsó por última vez jugando para Católica. No era roja. Él me veía entrar a la cancha y me quería sacar tarjeta.

¿Fue de guardar camisetas?
Hasta hace poco tenía una colección de todos los años de Liga. A veces creo que vendí todas por el dolor que sentí. Tenía todas, desde que debuté. Me deshice del mal recuerdo que tenía de Liga. Siempre fue mi idea guardar camisetas de Liga. Ese amor fue como esos amores mal correspondidos que hay a veces. (I)

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