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El Telégrafo
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Entrevista / leandro gracián / volante de creación del manta fútbol club

Leandro Gracián: “Con Bielsa pegué el salto de calidad”

Foto: Rodolfo Párraga.
Foto: Rodolfo Párraga.
15 de marzo de 2015 - 00:00 - Augusto Itúrburu

Luego de pasar 7 días en un hotel de Manta, Leandro Gracián se mudó la semana pasada al que será su hogar por los próximos nueve meses. Desde la ventana de su departamento se puede observar el mar, algo que disfruta mucho.

La flamante contratación ‘atunera’ está pendiente de la adecuación de su casa: vigila la instalación de internet, telefonía fija y televisión por cable.

Desde su llegada a Manta se ha deleitado con la gastronomía manabita. Asegura que los mariscos le han hecho olvidar la comida de su país, pero no la de su madre.

A sus 32 años es padre de 3 niños: Morena (6 años), Athina (2 años) y Felipe (un mes). Todos están en Argentina y espera que dentro de uno o dos meses puedan acompañarlo en el puerto manabita.

¿Por qué aceptó la propuesta de un equipo de Ecuador que juega  este año en la serie B?    

Yo quería volver a Vélez (de Argentina), tenía todo arreglado para jugar Copa Libertadores, pero lamentablemente no se clasificó. Es el club donde me inicié, donde fui al colegio, en donde estuve toda mi vida. Creí que era el momento para volver, pero no se dio. Sé que se  quedaron sin presupuesto. Pasaban los días y había insistencia de la directiva del Manta. Vi la ciudad, el trato y tomamos la decisión de afrontar el desafío.

¿Cuánto se demoró en aceptar la propuesta?  

Todo fue rápido. Estaba con Lucas Domenech, mi agente, miramos todas las opciones. Yo tenía ganas de jugar, de prepararme, de estar en un vestuario. Se dio esta posibilidad y la acepté. Vivir en una ciudad como Manta me garantiza tranquilidad para mí y para toda mi familia. Estar cerca del mar es una experiencia que disfrutamos mucho.       

¿Es la primera vez que jugará en la serie B de una liga?

Sí, es la primera vez. Pero me siento tan entusiasmado como cuando jugué en otros clubes.    

¿Cuándo podrá empezar a jugar?

Aún no me han habilitado. Mi debut será la próxima semana ante Olmedo en el estadio Jocay. Esperemos que lleguen los papeles porque ya está todo firmado; ahora dependemos de la Federación Mexicana, nada más.  

¿Cómo toma ese nuevo reto?

El fútbol es difícil en todas partes. Cada país tiene sus características específicas en lo futbolístico y trataré de adaptarme pronto a la liga ecuatoriana. Vi el partido del sábado del Manta (ante Gualaceo). Ojalá que junto a mis compañeros podamos devolver al Manta a la primera división.  

¿Cómo fue el contacto con los dirigentes del Manta? ¿Sabía que el presidente jugó y marcó un gol?

Sí, conocía esa situación de Jaime (Estrada). La verdad que tengo muy buena referencia de ellos (padre e hijo) por eso también tomé la decisión de venir, son gente seria, gente de fútbol. Él es muy joven pero sabe de fútbol, su padre también, son muy ordenados y muy claros. Ellos escuchan, aprenden y eso es muy bueno.

Antes de llegar, ¿qué conocía del fútbol ecuatoriano?

Conocía algo de Liga de Quito, Emelec y Barcelona, pero no mucho. Los dirigentes de Barcelona me llamaron prácticamente todos los años, pero nunca se concretó nada. Algunos colegas argentinos que han jugado en esta liga me dieron referencias, uno pregunta y se informa. Pero cada uno hace su propia carrera, su propia historia. Hay quienes recurren a las estadísticas para conocer a los clubes donde van a jugar, pero eso no sirve de mucho. A un equipo se lo conoce acercándose al entorno.  

De los futbolistas argentinos que están ahora en Ecuador, ¿alguno es su amigo?   

No. Era amigo del uruguayo Gerardo Alcoba, fue zaguero central en Liga de Quito.

¿Tuvo alguna experiencia parecida a esta, del Manta?

Estuve en Grecia, en el Aris Salónica, un club muy importante de esa liga, muchísima gente apoya y tiene pasión por el club. Esa ciudad tenía mar igual que Manta, estuve allá 6 meses, luego tomé la decisión de irme. Después fui a Cobreloa de Chile, que podría ser un club similar, la diferencia es que hay altura, acá no.

¿Hay algún futbolista ecuatoriano que por su calidad le llame la atención o al que admire?

Antonio Valencia es una referencia, un gran lateral, un gran jugador, un fenómeno. Pero nunca compartí con algún jugador ecuatoriano en ninguno de los equipos que jugué.

Además de Vélez, ¿con qué otro club -de los que jugó- se queda?

Yo creo que después de Vélez, con el Monterrey de México. En ese equipo fui goleador, con 8 tantos en la temporada. Un año después  me compró Boca Juniors.    

Después, lo de otros clubes fue más por etapas que por continuidad. He estado dos años y medio en Boca, un año y medio en Independiente, allí gané la Sudamericana. Y con Boca estuve en  la final del 2008,  jugaba un tiempo Román (Riquelme) y cuando se lesionaba jugaba yo, así estábamos.

Hablando de Boca, ¿cómo era la relación entre Riquelme y Palermo, es cierto que no se llevaban bien?    

No eran amigos, pero sí había un respeto muy grande, tanto en el vestuario como dentro de la cancha. A la hora de entrenar, a la hora de estar en el club mantenían una relación de mucho respeto; pero fuera del fútbol, cada uno con su vida.

¿Qué pasó con Lucas Castromán cuando estuvieron en Vélez? ¿Es verdad que una pelea provocó su salida del club?  

Con Lucas tuvimos una discusión en la cancha, después de un partido por la Libertadores ante Newell’s Old Boys. Luego una discusión dentro del vestuario que no pasó a mayores.  

Después jugamos la final con Chivas y me fui a México, al Monterrey, la discusión ocurrió  justo antes de irme. Y no fue la razón por la que dejé el club, yo ya tenía arreglada la transferencia, llegó una oferta importante para todos y tomé la decisión.

¿Cómo fue su experiencia en la selección argentina?

Fui convocado para inaugurar el estadio de La Plata en 2003, contra Uruguay. Marcelo Bielsa era el   seleccionador.  

¿Cuánto influyó Bielsa en su carrera futbolística?   

Es un referente entre los técnicos, el mejor que tuve y con el que aprendí mucho. Porque más allá de haberme citado a la selección, yo tuve procesos de la sub-20 y nos entrenábamos mucho con la mayor. A los juveniles nos llamaba para ser sparrings y entrenar con la selección mayor, y ahí aprendí muchas cosas, fue de gran enseñanza para mí. Me hice mejor jugador, más completo, gracias a él pegué el salto de calidad.

Bielsa es un personaje dentro y fuera de la cancha. ¿Qué anécdota recuerda más de esa etapa?

Algo muy particular quedó grabado  en mi memoria. Ocurrió en 2003. Era joven e iba en bus al predio para los entrenamientos. A veces me llevaba algún compañero hasta la parada del colectivo. Un día estaba sentado esperando que venga un bus y de repente aparece Bielsa en su carro, baja el vidrio y me dice: “Gracián, siga entrenando así y siga aprendiendo, que va a tener una gran carrera”. Eso me sorprendió.  

¿Pero no lo llevó en su carro?

(Se ríe) No, no me llevó, me dejó ahí. Yo estaba con el bolsito afuera de Ezeiza, el pasó, frenó, me dijo eso y se fue, ¡un fenómeno!     

¿Qué aspectos lo moldearon como futbolista?

La escuela de Vélez fue fundamental y también la selección, ambas me han marcado futbolísticamente.

Vélez tiene una gran escuela, donde no nos faltaba nada, desde chiquito nos daban la ropa, entrenábamos en buenas canchas, si algo nos hacía falta, entonces estaban los dirigentes para solucionarlo.

Y después el gran acompañamiento de mi familia, creo que la unión de todo eso aportó a que yo sea un jugador profesional y me ayudó para debutar en primera con la mayor cantidad de armas para afrontar los retos.

¿Cuáles son esos retos?

Es fácil llegar, pero lo más difícil, como dicen los técnicos, es mantenerse y sostenerse. En Argentina hay muchísima competencia y hay que tener siempre una mentalidad ganadora. Este trabajo debes tomarlo seriamente porque si no el que viene atrás te saca el lugar.

¿Cómo fue su infancia, tuvo necesidades?

Estudiaba y jugaba desde chiquito. Tenía el acompañamiento de mi familia y eso era importante. Económicamente no estábamos tan bien, mi papá trabajaba, no nos sobraba la plata, pero no nos faltaba, teníamos lo básico.       

Todos los jugadores cuando son pequeños tienen su ídolo. En su caso, ¿cuál fue el modelo a seguir?

En mi momento, en mi posición estaba Pablo Aymar, el ‘Burrito’ Ortega, Riquelme, Verón, yo los vi desde chiquito siempre y quería repetir sus carreras. Esos eran mis referentes, en mi posición.

Después obviamente mi máximo ídolo es Diego Maradona.

¿Es amigo de Maradona, ha tenido alguna interacción con él?

Sí, con él he tenido varias experiencias. La que más recuerdo fue cuando yo estaba jugando en Vélez (2005), ya estaba en primera como titular, haciendo una carrera. Un sábado, después de un partido que ganamos, recuerdo que estaba en casa de mis padres y a lo que prendo el teléfono -el domingo en la mañana- Diego Maradona me había dejado un mensaje de voz. Me decía “Leandro, te felicito por cómo estás jugando, por cómo está jugando Vélez. Eres un gran jugador, seguí así. Te dejo mi número para que me llames”.  

¿Y qué hizo luego, lo llamó?

Me acuerdo que ese mensaje de voz se lo hice escuchar a toda mi familia, a todos los que estaban cerca porque yo no creía que era Maradona, para nada. No lo creía, escuchaba para ver si coincidía con su voz. Después llamé al número, era de un asistente de él y me pasó con Maradona y estuvimos   charlando un buen rato.

Ha tenido la oportunidad de jugar en Argentina, México, Grecia y Chile. ¿Qué diferencias y similitudes ha visto en esas ligas?

México es un país donde se respeta mucho la pelota, donde no hay tanta presión, como sí la hay en Argentina y Grecia. En ese sentido es parecido al fútbol chileno. La gente disfruta mucho en ir al estadio, se practica un buen fútbol con técnicos que han dejado una buena enseñanza como Ricardo La Volpe y muchos que son de su característica.  

Mientras que el fútbol griego es más parecido al argentino, se juega rápido, se corre mucho, se presta mucho la pelota, se la traslada de un lado a otro, se la recupera, luego se la vuelven a tocar.  Y después está la infraestructura, Grecia y Chile no tienen la infraestructura que tienen Argentina y México a nivel de estadios, clubes, concentraciones y campos deportivos.

De todos los jugadores que enfrentó, ¿cuál le llamó más la atención por su calidad?

Algo increíble fue cuando jugamos con Boca Juniors el Mundial de clubes (2007) y enfrentamos al Milan de Kaká, que estaba en su mejor momento. Era un jugador muy talentoso, ni entre tres jugadores podíamos quitarle la pelota. Me sorprendió mucho. Lo tuve a lado, lo vi jugar. Esa ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi carrera deportiva.  

¿Cómo se describe dentro de la cancha?

Yo soy un 10, un media punta, un volante organizador. De buena pegada, con buen cambio de ritmo y con mucho panorama para dar ese pase final.

¿Por qué cree que ahora es difícil que surja el número ‘10’?

Por el contrario, sí salen volantes de creación, pero ahora los técnicos no los usan y en su lugar los tiran a la izquierda o los ponen de doble 5. Para mí pasa por los técnicos, que prefieren otros sistemas, por eso es que van desapareciendo. Pero jugadores de esa clase hay un montón, pero no los hacen jugar en su posición, lo acomodan, prefieren el sistema antes que el jugador explote su posición.

¿Qué tiene pensado hacer cuando se retire del fútbol?

Me recibí de técnico este año, allá en Argentina. Aún no sé exactamente qué haré, pero lo que sí tengo definido es que voy a seguir ligado al fútbol, porque yo no me puedo escapar a mi pasión. Hoy soy profesional, es mi trabajo, lo tomo de esa manera, respeto esta profesión y además lo hago con pasión y como ser humano no puedo escapar a esas pasiones.

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