Todos los lunes, hace 15 años, Carmen Moreira llevaba a su hijo Junior a la escuela tomado de la mano por la calle Che Guevara, de la ciudadela Briones, en Portoviejo. El pequeño salía con su uniforme impecable. La corbata, rígida, bajaba desde su cuello exactamente hasta la hebilla de metal de la correa que aseguraba su pantalón. Sus zapatos negros recién lustrados reflejaban su silueta y su peinado engominado tirado a la derecha. Sobre su camisa no había arruga alguna. Junior tenía que llegar impoluto a la formación. Él era el encargado de entonar el Himno Nacional frente a sus compañeros. Tenía buena voz. Si Junior Sornoza no se hubiera dedicado al fútbol, seguramente sería cantante.  

Su gusto por el canto despertó, lógicamente, su afición por la música. A menudo suele quedarse dormido con los audífonos mientras viaja o descansa en la concentración. Prefiere las canciones románticas y el reggaetón. En el play list de su teléfono inteligente hay más de 200 temas de Luis Fonsi, Álex Ubago, Wisin y Yandel y Daddy Yankee. La música lo relaja. Sornoza disfruta cuando se desconecta.      

Pero en la casa de los Sornoza- Moreira se escucha y se baila cumbia y merengue. Cada vez que Junior llega hay fiesta en toda la Briones, en plena cúspide de la parroquia San Pablo de la capital manabita. Cada domicilio tiene algo que hace alusión al 10 del Independiente del Valle, finalista de la Libertadores: un póster, un recorte de periódico, fotografías… En el barrio idolatran a su ídolo y en su casa lo consienten con encebollado y pescado frito con patacones.  

Desde su casa de infancia se ve el estadio Reales Tamarindos, en el que dio sus primeras patadas a la pelota vistiendo la camiseta del club Cristo Rey. Su amor por el fútbol surgió porque su padre, Nazareno Sornoza, lo llevaba al estadio para que lo acompañara durante su jornada de trabajo. Mientras su padre cortaba el césped con su gran machete, Junior pateaba al arco. Apuntaba al ángulo, al centro, abajo. Imaginaba que en frente tenía a Oliver Kan, uno de sus ídolos del fútbol. Lanzaba, corría a recoger el balón y volvía a patear. Así pasó durante los años de su infancia. Decidió ser futbolista y descartó el canto.     

“A Junior le gustaba jugar a la bolicha, trompo y a las escondidas; pero quedó encantado con el fútbol desde los 7 años, cuando empezó a ‘pelotear’ en la escuela de fútbol Cristo Rey de Portoviejo”, cuenta ‘Don Naza’, como lo llaman sus amigos de la Federación Deportiva de Manabí. “Daba gusto ver cómo la gente llamaba a mi hijo para que juegue con ellos; él siempre fue respetuoso de los equipos que defendía”. Los primeros pupos que tuvo Junior se los regaló su amigo de infancia, Armando Mendoza.

La carrera de Sornoza ha tenido un ascenso vertiginoso. El manabita tuvo su primera convocatoria a la Tricolor cuando cumplió 15 años,  en ese entonces la selección era dirigida por Xavier Rodríguez. Aquel equipo participó en el Sudamericano de Bolivia. Luego formó parte del equipo Manabí Tecnológico, que quedó en el tercer lugar de la Copa Coca Cola, en Brasil. Pocos meses después integró la selección de Manabí en la Copa El Diario y finalmente fue vendido por el empresario Marco Zambrano al cuadro de Sangolquí, a donde regresó en 2015, tras un semestre irregular en el Pachuca de México. “Independiente es mi segundo hogar. Siempre me han inculcado valores humanos que van de la mano con lo futbolístico. Eso es fundamental para cualquier jugador de fútbol”, cuenta Junior. Después brilló con la selección ecuatoriana en el Mundial Sub 17 de México, en 2011, donde estuvo en el equipo ideal. En ese torneo acumuló 333 minutos.

Ese desempeño y su buen momento en Independiente   lo ubicaron en el fútbol mexicano. A finales de 2014, Sornoza dejó a su amado equipo para firmar por Pachuca, un plantel protagonista en la Liga mexicana, que pelea por el título cada semestre. “Se le ha hecho un seguimiento, esperamos mucho de él, porque sabemos que tiene capacidad y talento”, aseguró en ese entonces Andrés Fassi, presidente de la institución.

Pero su experiencia internacional duró apenas un semestre, lapso en el que jugó 10 partidos y anotó solo un gol. Su salida del Pachuca fue inminente, con más sinsabores que logros. Su accionar no pesó y Diego Alonso, el entrenador, prescindió  de sus servicios. Tal como ocurre en la fábula del hijo pródigo, Sornoza volvió a Independiente y fue bien recibido. “Regreso para ser campeón”, recuerda Pablo Repetto que le dijo durante el primer entrenamiento.    

Junior Sornoza es el jugador más costoso del campeonato nacional, con un valor en el mercado estimado en 2,4 millones de euros ($ 2’740.000), publicó el sitio web marketingregistrado.com, que se basó en datos de Transfermarkt. Pero su cotización va en aumento. Según Michel Deller, directivo de los ‘rayados’, actualmente no recibirían menos de $ 4 millones por sus derechos deportivos. (I)  

Los datos del ‘cerebro’ de los ‘rayados’

Nombre:

Junior Sornoza Moreira.

Fecha de nacimiento:

28 de enero de 1994, Portoviejo, Manabí.

Trayectoria:

Se inició en el Cristo Rey de la provincia de Manabí, luego fue parte de la selección de Manabí en el Campeonato Nacional de Selecciones Provinciales en 2005 y 2007. En 2009 sus derechos deportivos fueron adquiridos por el Independiente del Valle y en 2011 fue ascendido al primer plantel.

Pachuca:

Llegó como refuerzo de los tuzos para el Clausura 2015 mexicano como una promesa del fútbol; sin embargo, en su breve paso tuvo poca continuidad, no pudo mostrar sus cualidades, motivos por los que salió de la institución. Se rumoraba una llegada a los Mineros de Zacatecas del Ascenso MX, pero tras rechazar la propuesta de jugar en la división de plata de México, Sornoza regresó a Ecuador.

Selección:

El enganche participó con la Tricolor sub-17 en el Sudamericano de Ecuador 2011, en el que se clasificó al mundial de México. También fue parte de la selección que disputó el Sudamericano Sub-20 de 2013. Fue convocado por Sixto Vizuete para jugar en la selección absoluta en los partidos amistosos contra Bolivia, en el cual marcó su primer gol, y Brasil. (I)