Gonzalo Plata se imaginaba que aún estaba en el estadio El Teniente de Rancagua. Apenas vio una pelota la dominó con sus pies, pero en realidad estaba ya en Quito, en la Casa de la Selección.

Los futbolistas de la sub-20 se juntaron por última vez en el sitio donde se elaboró minuciosamente la estrategia para el Sudamericano. Allí descansaron tras llegar la noche del lunes a Quito y este martes recibieron la visita del presidente Lenín Moreno y otras autoridades.

Los primeros en llegar al acto fueron futbolistas invitados de la sub-12 y sub-14 de Liga de Quito, Universidad Católica, Aucas e Independiente del Valle. Estaban emocionados por ver a los futbolistas que siguieron por televisión durante todo el certamen juvenil.

Con sus celulares fotografiaron a los 23 jugadores cuando entraron a la pequeña cancha en la Casa de la Selección y se acomodaron tal cual los jóvenes futbolistas: sentados sobre el gramado.

Jorge Célico y su cuerpo técnico también se sumaron al resto, mientras un asistente hizo que todos los seleccionados firmaran una camiseta que luego le entregaron al Jefe de Estado.

Los dirigentes no podían faltar y lucían como padres orgullosos por los futbolistas que han formado y que hoy celebran el título como campeones de América.

Miguel Almeida, de Universidad Católica; Santiago Jácome, de Liga de Quito; y Danny Walker, de Aucas, entre otros, no dejaban de sonreir al encontrarse con los juveniles, que estuvieron casi un mes en tierras chilenas.

Minutos después llegó el presidente Lenín Moreno, acompañado por Francisco Egas, principal de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). “Nadie es tan importante como el equipo completo, decía Alfredo Di Stéfano. Ese es el espíritu que debe albergar este deporte. Estuve atento a cada uno de sus partidos”, comentó el Primer Mandatario ante los futbolistas, que lo escuchaban a su alrededor.

También contó que conversó con Pablo Campana, ministro de Comercio Exterior y padre de Leonardo, goleador de certamen, sobre los tantos que marcó el delantero. “Yo bromeaba con él y decía: ‘¿en qué arco (anotó)?”.

Moreno puso como ejemplo a los 23 jugadores de la selección, por su capacidad y su humildad, que demostraron a lo largo del campeonato. Así, indicó a los niños que recién empiezan que deben reflejarse en los mayores, pero sin descuidar sus estudios en ningún momento.

Allí, el Jefe de Estado quiso tomarse una foto con los jugadores del presente y los del futuro, antes de recibir una camiseta y otros obsequios por parte de Egas, que estaba acompañado por el vicepresidente Jaime Estrada y otro directivo, Michel Deller.

También asistió Carlos Villacís, expresidente de la FEF. En Chile, Egas señaló que había recibido como “herencia” este proceso, que arrancó durante la gestión del extitular de la Ecuafútbol.

Después llegó un momento en el que los niños pudieron compartir con sus ídolos. El más solicitado fue Campana, que en ningún momento se desprendió del trofeo que recibió como goleador.

Pero también compartieron con quienes pertenecen a sus clubes. Por ejemplo, John Espinoza, Alexander Alvarado e incluso Diego Palacios, ex-Aucas y ahora en el Willem II de Holanda, compartió con los juveniles.

Lo propio sucedió con los demás equipos. Los entrenadores les decían que ya los tendrán todos los días cuando se incorporen a sus respectivos equipos.

Si estaban cansados, no era notorio. El orgullo de ser campeones los mantenía siempre con una sonrisa, pero era hora de partir. Sergio Quintero abrazó por un largo rato a Célico y se despidió, antes de emprender su retorno a Imbabura.

Entre mañana y el viernes los jugadores se sumarán a sus clubes, pero siempre mantendrán en sus mentes el Mundial de Polonia. (I)