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Hallgrimsson, el técnico que se ganaba la vida como dentista
Hallgrimsson es un apellido popular en Islandia. Hasta ahora era conocido por un famoso jugador de balonmano, deporte de masas en el pequeño país de 330.000 habitantes, y por un naturalista y poeta del siglo XIX, una referencia en la isla.
Pero desde la Eurocopa, otro Hallgrimsson se ha unido a la lista de héroes nacionales con ese nombre: el coseleccionador de fútbol que ha conducido al equipo nacional a los cuartos de final del torneo continental, una función que comparte con el sueco Lars Lagerback.
El lunes pasado, Islandia derrotó a Inglaterra por 2-1 y se clasificó a cuartos de final; Heimir Hallgrimsson, coseleccionador y dentista, estaba entusiasmado.
Islandia no solo ganó a Inglaterra, sino que se medirá con el anfitrión Francia en cuartos, tras llegar invicta al ganarle a Austria y empatar con Portugal y Hungría en la fase de grupos.
Hallgrimsson, quien cumplió 49 años durante la Eurocopa, comenzó su carrera de técnico en el fútbol femenino, que hasta ahora había tenido mejores resultados en el país que el masculino, llegando a cuartos de final de la Eurocopa-2013.
Tras iniciar su carrera como entrenador en 1993, alternó su profesión de dentista con los equipos femeninos de Hottur e IBV. Al IBV femenino lo condujo a la primera división, para luego hacer que terminara dos veces segundo y haciéndole ganar una de las dos finales de la Copa de Islandia que disputó.
Sus buenos resultados con las chicas lo llevaron a ser nombrado entrenador del cuadro masculino del IBV, con el que terminó décimo y dos veces tercero entre 2009 y 2011, cuando fue contratado por la federación islandesa como asistente del sueco Lars Lagerback.
En esa misión ayudó al sueco a conducir a Islandia a la eliminatoria de repesca de clasificación al Mundial de Brasil-2014, en el que fue derrotada por Croacia.
A partir de ahí compartió la función de coseleccionador con el sueco, pasando después de la Eurocopa a ejercer en solitario como técnico del equipo nacional.
“Solía trabajar como dentista desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde, antes de entrenar al IBV desde las cinco. Toda mi jornada era laborar. Cuando comencé a trabajar con la federación iba menos a la clínica. Este año casi no he ido”, afirmó en el sitio de ESPN antes de la Eurocopa.
“Trabajar como dentista me ha ayudado sobremanera. Mucha gente siente miedo de ir al dentista, por lo que debes buscar la mejor forma de hablarles. Tienes que relajar a uno, ser divertido con otro, serio con el tercero, pero rápido para adaptarte. Lo mismo con los futbolistas”, añadió Hallgrimsson, quien va de vez en cuando a su clínica a ver a algún paciente.
El logro histórico que calienta Islandia
Islandia seguía exultante ayer tras la histórica clasificación a cuartos de final, con la impresión de que ahora todo es posible. El domingo su rival será el anfitrión Francia en el Stade de France, por un boleto en semifinales. Pero pase lo que pase “cuando los chicos vuelvan a casa, sin importar el momento, van a ser héroes nacionales”, dijo el futuro presidente Gudni Johannesson, apasionado del fútbol que fue elegido el sábado como jefe de Estado.
El lunes por la noche, unos 10.000 simpatizantes se juntaron frente a la pantalla gigante instalada en el parque Arnarholl, centro de la capital Reikiavik, para observar el partido. Gritos, lágrimas, besos; pocas veces se había visto ese clima en un país caracterizado por su tranquilidad. Algo único estaba ocurriendo. Su mayor logro deportivo antes de esta histórica victoria había sido una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008 por parte del equipo masculino de balonmano.
El relator islandés Gudmundur Benediktsson ya casi no tenía voz. “Es el final. No me despierten nunca más. No me despierten jamás de este sueño de locos. ¡Islandia... va al Stade de France... el domingo! Francia-Islandia. Inglaterra se vuelve a casa. Salgan de Europa. ¡Vayan a donde quieran! Inglaterra 1, Islandia 2, es el marcador final”, gritó al micrófono.
Tras el partido, su colega Maria Sigrun Hilmarsdottir presentaba el noticiero vestida con la camiseta azul de la selección. La ministra de Relaciones Exteriores, Lilja Alfredsdottir, hizo lo mismo en una reunión muy seria sobre el libre comercio en Berna.
Islandia y sus hinchas ya no le temen a nadie desde hace un tiempo, después de aquella victoria memorable contra Holanda en Ámsterdam (1-0), en septiembre de 2015 que sirvió para abrazarse a una clasificación histórica a la Eurocopa.
“¿Dónde se detiene esto”, titulaba el diario Frettabladid, con fotos de los héroes en la portada y en gran parte de sus páginas interiores.
Konrad, hincha interrogado por el periódico Morgunbladid, espera que la historia siga: tiene un boleto para la final del 10 de julio. “Espero que se rían menos de mí que cuando la compré hace tiempo”, dijo. “Algunos jugadores ya habían reservado sus vacaciones, pero para desgracia de ellos y otros, van a tener que seguir jugando”, reveló Hallgrimsson.
En la isla, la locura no tiene fin. Incluso para aquellos no muy apasionados por la pelota, que ya conocen de memoria el once islandés. En las calles de Reikiavik, la pelota de la Eurocopa se ve en comercios, restaurantes y bares, que tiran del éxito de la selección para sumar ingresos. La compañía aérea Icelandair agregó dos vuelos con destino a París, el viernes y el sábado. Seguramente saldrán llenos.
Pero entre tanta alegría, hubo un gran perdedor: la lotería nacional. Había establecido sus cotas de manera racional y la sorpresa la dejó con números en rojo. “Perdemos millones con ese marcador. Pero de todos modos es una sensación increíble”, escribió en Twitter un responsable de la empresa, Stefan Konradsson. (I)