Si quedaba alguien en España sin protestar contra la política del actual gobierno conservador, desde el miércoles ya no queda nadie. Los últimos en hacerlo han sido los futbolistas, una clase hasta ahora intocable incluso para la implacable crisis económica.

Las estrellas del balón anunciaron que jamás tolerarán la nueva ley sobre la comercialización de los derechos audiovisuales del fútbol e iniciarán una huelga con carácter indefinido a partir del 16 de mayo. De no solucionarse, el paro afectaría a las dos últimas jornadas del campeonato de liga y a la final de la Copa del Rey que 14 días después deben disputar el FC Barcelona y el Athletic de Bilbao.

El conflicto que mantienen la Federación Española de Fútbol (FEF) y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) con el gobierno de Rajoy y con la Liga de Fútbol Profesional (LFP) tiene su origen en el reparto de los derechos televisivos, un espinoso tema que reporta cifras millonarias a los grandes equipos y que sirve de sustento al fútbol amateur cuya exclusión económica de la nueva ley ya provocó que 17 federaciones territoriales, con más de 600.000 deportistas bajo su tutela, hicieran un paro simbólico el pasado mes de febrero.

Fue la primera llamada de atención contra las intenciones del gobierno de repartir el 90% de los ingresos procedentes de los operadores de TV entre los clubes de primera división y el 10% entre los de segunda, reservando solo el 0,5% de los beneficios obtenidos al fútbol aficionado como contribución solidaria. Una cantidad ridícula para la FEF y la AFE, encargados de distribuir las ayudas a las asociaciones regionales, árbitros, entrenadores y equipos locales de España.

Sin embargo, el verdadero terremoto que ha sacudido los cimientos del fútbol hispano es la actuación adoptada por la Agencia Tributaria respecto a los derechos de imagen de los profesionales.

Hacienda ha verificado que las empresas que negocian la imagen publicitaria y los traspasos de los futbolistas –un 15% del sueldo– son, en realidad, sociedades ficticias sin empleados. Es decir, una estafa en toda regla que el gobierno pretende ahora corregir con la nueva ley. También contempla que ese 15% no sea abonado directamente por los clubes, como sucede en la actualidad para no declarar al fisco, sino que se ingrese en la cuenta de los deportistas y, en último término, sean los propios jugadores quienes abonen el dinero a sus representantes.

Estas conclusiones emanan de las inspecciones realizadas a futbolistas como Iker Casillas, David Villa y Xabi Alonso, entre otros, quienes obviamente prefieren que se mantenga el actual sistema que tan jugosos beneficios les reporta.

Todos los informes sobre transparencia internacional que se han realizado acerca de la burbuja futbolística en España apuntan a que los derechos de imagen han convertido a este país en una especie de paraíso fiscal que permite a clubes como Real Madrid y Barcelona realizar los fichajes más caros del mundo desde 1996.

Por este motivo, el Consejo Superior de Deportes (CSD), máximo órgano regulador a nivel del Estado, no ha tardado ni un día en responder al desafío de huelga exigiendo a federativos y a futbolistas “altura de miras” y “que no confundan a los aficionados con falsas reivindicaciones que no hacen más que ocultar verdaderos intereses espurios, a todas luces inconfesables”.

Para la FEF y la AFE, la reacción del CSD, lejos de favorecer un acercamiento de las posturas, es una declaración de guerra. Y recuerdan que no es la primera huelga que convocan. Hasta ahora los jugadores han paralizado en cinco ocasiones el campeonato de liga.

La última vez fue en agosto de 2011, durante la primera jornada del torneo, como protesta por las deudas que los clubes tenían pendientes, que ascendían a 50 millones de euros -$ 72,1 millones- y afectaban a cerca de 200 futbolistas.

Aquel paro impidió la apertura del campeonato en primera y segunda división y obligó a modificar todo el calendario de tal manera que hasta la Selección Nacional tuvo problemas para disputar algunos de sus partidos. (I)

Paro no afectaría el desarrollo de la Copa América 

La huelga en España que retrasaría el final de la Liga ha elevado la preocupación en el Comité Organizador de la Copa América. Prolongar por más semanas de las inicialmente previstas el final de un campeonato español podría hacer coincidir las últimas jornadas de la Liga con el inicio del torneo sudamericano. En principio se pensó que peligraría la presencia -en Copa América- de varias estrellas que juegan en España, pero en la realidad no es así.

La reglamentación de la FIFA obliga a que todos los jugadores internacionales llamados por sus respectivas selecciones para un torneo englobado en el calendario oficial se concentren 10 días antes del pitido inicial, independientemente de las ligas que estén jugando con sus clubes. (I)