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El Telégrafo

El manejo de $10 millones para sobornos por parte de jerome valcke sería clave en la investigación de actos ilícitos

El fin de Blatter

 Joseph Blatter, luego de dar su discurso de despedida. FOTO: AFP
Joseph Blatter, luego de dar su discurso de despedida. FOTO: AFP
03 de junio de 2015 - 00:00 - Redacción Fanático

“El poder nunca es estable cuando es ilimitado”, dijo alguna vez el historiador romano Tácito y aquello encarna a la perfección el escándalo de corrupción que envuelve a la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), cuyo presidente, Joseph Blatter, anunció su renuncia al cargo, apenas 4 días después de ganar las elecciones para su quinto mandato, a terminar en 2019.   

Todo parece indicar que al suizo, de 79 años, las cosas se le van de las manos y poco podrá hacer para que él o su círculo salgan limpios de las acusaciones de soborno con los que señala a la FIFA la Justicia de los Estados Unidos, que lleva adelante la investigación.  

El brazo derecho de Blatter, el francés Jerome Valcke, secretario general de la entidad, es ahora indagado como el posible alto funcionario de la matriz del balompié mundial que, entre enero y marzo de 2008, manejó 10 millones de dólares dirigidos a sobornos para asegurarle a Sudáfrica la sede de la Copa del Mundo de 2010.

Y aunque la FIFA argumente que esos recursos se destinaron a un proyecto para apoyar la diáspora africana en países del Caribe a manera de legado del mundial y que dicho plan fue aprobado por el Gobierno Sudafricano, la reputación de Jerome Valcke haría dudar a las autoridades sobre la pureza de su participación.

En diciembre de 2006, la misma FIFA lo despidió del cargo de director de mercadotecnia y televisión después de que, en un caso de controversia financiera, un juez de Nueva York dictaminó que él y otros implicados mintieron en las negociaciones con las marcas de tarjetas de crédito Master Card y Visa sobre un acuerdo de patrocinio.  

Pese a ello y a tener que desembolsar más de $90 millones como compensación para cerrar la disputa, en junio de 2007 la FIFA lo volvió a contratar, pero esta vez con ‘ascenso’ incluido, pues firmó para desempeñarse como secretario general de la entidad.

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Las actitudes de Valcke poco diplomáticas y, a veces, atrevidas le han generado más de un problema y fuertes antipatías, dentro de ellas la de su compatriota Michel Platini, presidente de la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA).

En 2014, Platini cuestionó que el secretario hablara de cambios en las fechas en las que se desarrollaría el Mundial de Qatar 2022, dejando en una posición marginal a los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA respecto a esa decisión.

Las declaraciones de Valcke puntualizaban que los lances de esa cita planetaria no serían de junio a julio, sino entre el 15 de noviembre y el 15 de enero, a más tardar.

Pero también ha irritado a políticos. Algunos de Brasil protestaron cuando en marzo de 2012 lo escucharon mencionar: “tienen que apresurarse, darse una patada en el trasero”, al referirse a los retrasos en obras de infraestructura que padecía el comité organizador del Mundial de 2014. Ahora, la defensa a Valcke y otros imputados en el caso de los sobornos es frágil. Conforme a las averiguaciones, al secretario se le transfirieron $ 10 millones desde la FIFA a cuentas controladas por otro funcionario del organismo: Jack Warner (Trinidad y Tobago), expresidente de la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf).

Ambos son recordados por otra polémica. En 2011, el trinitense  hizo público un correo electrónico en el que el secretario de la FIFA expresa que Qatar ‘compró’ la sede para la Copa del Mundo de 2022.

Valcke se defendió diciendo: “Lo que quise decir es que la candidatura ganadora utilizaba su fuerza financiera para hacer lobby a su favor. Era una candidatura con un presupuesto importante y lo utilizó para promoverla por todo el mundo de una manera muy eficiente”. Ayer, al anunciar su dimisión, Blatter precisó que el Comité Ejecutivo cuenta con representantes de las confederaciones sobre quienes no tienen control alguno, pero de cuyos actos se responsabiliza a la FIFA. “Necesitamos un cambio estructural en profundidad”, citó. (I)

“Es improcedente asistencia penal que pide la FEF”   

El fiscal general del Estado, Galo Chiriboga, explicó ayer que el pedido de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), de que la Fiscalía ecuatoriana canalice un pedido de asistencia penal internacional con el Gobierno de Estados Unidos, es improcedente.

El presidente de La FEF, Luis Chiriboga, solicitó esa asistencia para que la justicia estadounidense, que investiga actos de corrupción de funcionarios de la FIFA, aclare que la Ecuafútbol no recibió dinero ilícito ($ 1,5 millones) por concepto de la Copa América (ediciones 2015, 2019, 2023 y Centenario 2016), tal como señalan las indagaciones.

Galo Chiriboga argumentó que la petición no procede porque es sobre un hecho que la Fiscalía local no está investigando y porque no tiene ninguna notificación o solicitud de la Fiscalía norteamericana. Además, no existen indicios de que las infracciones se hayan cometido en Ecuador. El dinero, según las averiguaciones, provendría de sobornos de la empresa Datisa por los derechos de transmisión del torneo.

En tanto, el asambleísta Ramiro Aguilar solicitó al Procurador General del Estado se posibilite indagar si en las cuentas bancarias de la FEF hay operaciones o transacciones inusuales. (I)

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