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El Telégrafo

El estadio Arena Condá se transformó en un centro de oración y peregrinación

Los aficionados del Chapecoense se reunieron en las gradas del estadio después de conocer la trágica noticia. En ese mismo lugar se iban a juntar para ver la final de ida de la Sudamericana que debía disputarse hoy en Medellín.
Los aficionados del Chapecoense se reunieron en las gradas del estadio después de conocer la trágica noticia. En ese mismo lugar se iban a juntar para ver la final de ida de la Sudamericana que debía disputarse hoy en Medellín.
Fotos: AFP
30 de noviembre de 2016 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Chapecoense pasó del sueño a la pesadilla. El modesto equipo brasileño que llenó de emoción al país tras clasificarse a su primera final internacional en la historia es ahora una causa de luto nacional. El llanto no cesa en las calles, en los bares y en el propio Arena Condá, estadio de Chapecó, en el oeste de Santa Catarina, en los confines del sur de Brasil, cerca de la frontera húmeda y despoblada con Argentina.   

Historias de vida hay por montón: de los que no pudieron subir, de los últimos minutos de cada uno de los futbolistas, de los 21 periodistas muertos en la tragedia.

Destaca el caso del argentino Marín Cauteruccio, que por lesión había quedado fuera de la nómina. O el caso del alcalde de Chapecó, que prefirió esperar un día en Sao Paulo y tomar un avión comercial. O el caso de Danilo, el arquero que fue el héroe en toda la Sudamericana y en la semifinal ante San Lorenzo. Danilo sobrevivió al desastre aéreo en las montañas de Antioquia, pero murió en el hospital. Brasil está de luto, pero es más, se vistió de verde por el Chapecoense, el ‘Verdel del Oeste’, el ‘Huracán del Oeste’ o simplemente ‘Chape’.

Lo cierto es que a la madrugada de Brasil (el accidente se reportó a partir de las 03:20), miles de personas se congregaron en el estadio Arena Condá, de la ciudad de Chapecó,  para rezar por las víctimas de la tragedia del equipo Chapecoense, cuyo avión cayó a tierra cuando viajaba hacia Medellín a jugar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana. “Debemos abrazarnos y rezar, es lo único que nos consuela, no hay mucho por hacer”, dijo el sacerdote Igor Damo, el cura más fanático de Chapecoense.

El desconsuelo fue evidente entre los familiares de los jugadores cuando se confirmó que la mayoría de la delegación había muerto.

Vestidos de verde y blanco, los colores del club, los hinchas, familiares de las víctimas, amigos y vecinos del lugar rezaron el padrenuestro varias veces en el estadio, mientras esperaban noticias sobre sus seres queridos y futbolistas.

La ciudad estaba de fiesta, era la primera vez desde la fundación del club, en 1973 -una fecha juvenil si se  trata de clubes de fútbol en un país como Brasil-, que Chapecoense -que apenas había logrado llegar a niveles competitivos en 2008- estaba por primera vez en una final continental.  “Todavía no nos cayó la ficha de lo ocurrido. El sueño se terminó, jamás hubiéramos pensado en algo tan terrible”, dijo el vicepresidente del club, Iván Tozzo.

El estadio se transformó en un lugar de peregrinación e incluso familiares de dirigentes y jugadores seguían las tareas de rescate por radio y televisión guardando alguna esperanza. El mundo del fútbol también se unió. El campeón nacional, Palmeiras, anunció que usará la camiseta de Chapecoense, también verde, en la última fecha, para recaudar dinero con la publicidad para el modesto equipo que sufrió la peor tragedia que involucra a un club de fútbol de la historia.

El fútbol brasileño se solidariza

Importantes clubes brasileños de fútbol están dispuestos a prestar gratuitamente jugadores al Chapecoense para la temporada 2017, entre otras medidas de solidaridad, después de que su plantel fuera diezmado en un accidente de avión en Colombia. Junto a Palmeiras, campeón del Brasileirao 2016, los clubes Corinthians, Sao Paulo, Santos, Fluminense y Vasco anunciaron que prestarán jugadores al modesto club de Chapecó (Santa Catarina, sur), que vivía horas de gloria al llegar a su primera final de un torneo internacional. 

“Aun siendo conscientes de los perjuicios irreparables provocados por este terrible acontecimiento, los clubes entienden que este es un momento de unión, apoyo y auxilio al Chapecoense”, afirmaron en un comunicado conjunto que es firmado por otros clubes, de acuerdo con la asesoría de prensa del Palmeiras.

El Flamengo dijo a través de su departamento de comunicación que todavía no discutió internamente adherirse a esta propuesta, “porque son decisiones que deben tomarse con calma”. “Ahora mismo estamos preocupados y consternados con todo lo que pasó, con el dolor de las familias”, aseguró un portavoz del club más popular de Brasil.   

Los clubes que sí se unieron a la campaña pedirán además a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) que el Chapecoense no sea rebajado a la segunda división durante los próximos tres años, aun si concluye el campeonato en los últimos lugares de la tabla. El equipo, que en sus 43 años de existencia se vio relegado a las categorías inferiores y a situaciones de gran precariedad, hoy ostenta la novena posición en la liga brasileña y clasificó por primera vez a la final de un torneo internacional.

El Palmeiras, por su parte, pedirá a la CBF autorización para poder vestir la camiseta del Chapecoense durante su último partido del Brasileirao. El ‘Verdao’ conquistó su noveno título nacional el fin de semana, al vencer precisamente al Chapecoense por 1-0 en la penúltima fecha del torneo, el 11 de diciembre.

En señal de luto, los clubes brasileños colocaron el escudo del Chapecoense -con fondo negro en lugar del tradicional verde- como foto de perfil en sus redes sociales. (I)

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