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El Telégrafo

Burgos: "Después de sufrir cáncer no le tengo miedo a nada"

Germán el ‘Mono’ Burgos ha sido uno de los pilares de un Atlético de Madrid que transforma a sus futbolistas en gigantes.
Germán el ‘Mono’ Burgos ha sido uno de los pilares de un Atlético de Madrid que transforma a sus futbolistas en gigantes.
Foto: AFP
10 de mayo de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo, corresponsal en España

Dos años después de que el Real Madrid conquistase su décima Champions League en Lisboa, el próximo 28 de mayo se repetirá la final madrileña en Milán. Sin duda, un sonado éxito para la liga española y otro desafío colosal para los merengues, ahora conducidos por Zinedine Zidane en lugar de Carlo Ancelotti, y también para un Atlético henchido de la moral que le inyecta el ‘Cholo’ Simeone.

La batalla está servida para los hinchas. El poder hegemónico frente a la gran revancha. El cruce de duelos ya parece haber comenzado en la capital de España.  

Los seguidores colchoneros han desempolvado una reflexión del carrilero derecho Juanfran Torres, realizada sobre el mismo césped del Estadio da Luz de Lisboa después de la, quizá, mayor decepción en la historia del Atlético. “La afición sufre cuando nos ve perder, es normal. Son los mejores del mundo. Que estén tranquilos. Volveremos a jugar una final de Champions”, dijo el internacional colchonero aquel 24 de mayo de 2014.

Muchos consideraron que era una frase lanzada al aire por obligación, cargada de emociones y frustración, muy bonita para sus seguidores, pero algo difícilmente repetible, sobre todo tras comprobar que los rojiblancos madrileños habían esperado 40 años para aspirar a levantar un trofeo inaccesible como ‘La Orejona’.  

Pero esa intuición de Juanfran, que la semana pasada en Múnich recordó su promesa cumplida, también le asaltó al capitán Gabi. “Cuando perdimos la final de Lisboa, lo primero que les dije a mis compañeros es que tendríamos una segunda oportunidad, que volveríamos. Y aquí está”, indicó uno de los íconos del equipo colchonero.   

A Gabi lo único que le preocupa es conseguir el título, nada más. “Ellos (el Real Madrid) hicieron historia en Lisboa y nosotros queremos hacer la nuestra en Milán. El Madrid jugará su decimocuarta final de Champions. Y ha ganado 10, un porcentaje colosal. Nosotros hemos jugado dos y las perdimos”, señaló ayer, ya más pausado, sobre el duelo del próximo 28 de mayo.    

De esta manera, la capital de España ha empezado a acercarse a su punto de ebullición máximo, aunque será difícil que el fatídico día la rivalidad se convierta en algo gaseoso sino que será lo más parecido a la dinamita. Puro morbo.   

En el Madrid han empezado a ver las orejas al lobo. A diferencia de la seguridad casi científica de su triunfo que dulcificó al entorno merengue los días previos a la final de 2014, en esta ocasión existe más precaución. Son arrogantes con su vecino rojiblanco, pero no están ciegos. El crecimiento experimentado por el Atlético en esta década es innegable y su soberbia eliminatoria ante un Bayern de Múnich bestial no ha sido la única exhibición en esta temporada. Antes lo hizo contra el Barça y contra el PSV.

El Atlético de Simeone es un equipo agonístico, que crece en la hostilidad, como el Ave Fénix, de sus propias cenizas. Como apuntó el ‘Cholo’ en Múnich “no es casualidad” lo que le está pasando a su equipo desde que se hizo cargo de su destino. Con Simeone el club ha alcanzado 3 finales europeas (Bucarest 2012, Lisboa 2014 y Milán 2016) que además le permitieron acudir a Mónaco en 2012 para conseguir ante el Chelsea otra Supercopa continental, que ya ganó en 2010, meses después de su primera Europa League.

La plantilla rojiblanca tiene fe en que esta vez no se le escapará el triunfo, porque no se rinde y siempre confía. “Yo, después de sufrir un cáncer, no le tengo miedo a nada. Para mí solo es fútbol, después de vivir una situación extrema. Aprovecho para mandar un saludo a toda la gente que está en los hospitales, sufriendo ahí, para llevarles toda nuestra energía”, decía el ‘Mono’ Burgos, uno de los pilares de un equipo que transforma a sus futbolistas en gigantes.

Lo contrario sucede al otro lado de la capital, en el Santiago Bernabéu, cuyo equipo ha superado lastimosamente eliminatorias ante escuadras menores como el Wolfsburgo alemán y el Manchester City del Kun Agüero. Habrá tiempo de calibrar la batalla psicológica que ya ha comenzado y cómo ésta influye en los jugadores de ambos equipos. Quedan 19 días y la mentalidad será un valor decisivo.  (I)

Una entrada podría costar 2.200 euros 

Como cada año, las entradas que cada uno de los equipos podrá repartir entre sus seguidores será limitada. En este caso, apenas serán 16.000 localidades las que distribuirán tanto Real Madrid como Atlético Madrid, algo que ya ha provocado los primeros problemas. Es por eso que las plataformas de reventa legal de entradas pueden hacer negocio con la final de la Champions. Un negocio que, según un estudio realizado tras la vuelta de semifinales, estima en 2.200 euros el precio medio por el que se podrán conseguir localidades en el estadio milanés.

Ticketbis.com, plataforma de compra y venta de entradas entre particulares, ha analizado el precio medio de las entradas vendidas en su web para las finales de Champions League desde 2012 y las cifras son claras: se han pagado de media 2.235 euros en los últimos 5 años.

Un aficionado español consiguió en 2014 la entrada más barata para la final por 900 euros; pero este usuario fue extremadamente optimista y compró su entrada incluso antes de semifinales. Hasta el momento, según datos de Ticketbis, se ha llegado a pagar más de 6.611 euros por una entrada, aunque esta cifra se queda muy lejos de los 11.237 euros que abonó un seguidor húngaro por una entrada VIP en la final del año pasado en Múnich. (I)

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