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El Telégrafo

Boca el club del pueblo y del poder

Boca el club del pueblo y del poder
Foto: AFP
16 de julio de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

“Yo me pongo muy contenta cuando pierde Boca”. La frase la dijo la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, hincha del humilde Gimnasia y Esgrima de La Plata, en un diálogo telefónico mantenido con su exjefe de inteligencia Óscar Parrilli, hoy convertido en su mayor hombre de confianza.

Parrilli, cuyo teléfono estaba ‘pinchado’ por orden judicial en una causa en la que finalmente fue absuelto, atinó a responderle: “Ya lo sé, se le terminó la fiesta también a Mauri”, el apodo con que la estrella de la TV Susana Giménez llama a su amigo el presidente Mauricio Macri. El diálogo fue divulgado por la prensa argentina.

Pero, ¿por qué Cristina se alegra cuando pierde el club más popular del país austral?

La respuesta es simple: El nombre de Boca está ligado más que nunca a Macri. Y no solo porque el jefe de Estado fue su presidente entre 1995 y 2007, sino porque además le sirvió para catapultarse a la política y por ende a la presidencia, cooptando el club para una élite económica y social que lo fue alejando de su esencia popular.

“Boca siempre fue sinónimo de pueblo. Hoy es una clara expresión del poder político. Paradójicamente el canto mítico de ‘Boca y Perón, un solo corazón’, hoy tiene como figura política a quien encarna un símbolo del antiperonismo”, resume a EL TELÉGRAFO el periodista deportivo Ezequiel Fernández Moores, columnista del conservador diario La Nación.

Boca Juniors, fundado por inmigrantes genoveses en 1905, es hoy un club para pocos. En Argentina los clubes son asociaciones civiles manejadas por sus socios, pero los hinchas ‘xeneizes’ no pueden sumarse a la institución con derechos plenos, dada la gran cantidad de simpatizantes que hay en todo el país. Hoy Boca tiene unos 143.000 socios plenos. Solo pueden inscribirse socios adherentes, pero no activos. La única diferencia es que los ‘adherentes’ están imposibilitados de ir a la cancha cuando quieran. Deben esperar su turno.

Por eso, la Bombonera queda chica. Y van siempre los mismos. Pueden ir solo los que pagan 400 pesos mensuales de cuota ($ 23) y tienen derecho a ir a la bandeja popular. Los socios que pueden pagar el abono a una platea desembolsan unos $ 1.000 por temporada. Y por un palco hasta $ 1.500. Un privilegio que solo pueden darse las clases medias más acomodadas. Y también los turistas extranjeros que suelen ir a la Bombonera acompañados por la ‘barra brava’, en un negocio más que turbio.

A los ‘adherentes’ –que también pagan una cuota mensual- les queda el consuelo de ir cada tanto al estadio. En cada partido se reservan 4.000 localidades para ellos y van rotando. Entonces pueden ir a la cancha una vez por torneo. El resto de los hinchas lo mira por TV.

El 3 de abril, Boca inauguró su centro de entrenamiento. En la foto se ve develando una placa al titular del club, Daniel Angelici (izq.), y al presidente de Argentina, Mauricio Macri, amigos personales. Foto: AFP

Para el periodista y escritor Alejandro Wall, “no hay dudas de que Boca sigue siendo un equipo popular, aunque colonizado por una élite. En rigor, colonizado por un partido político, el PRO (Propuesta Republicana, de Macri), como acaso no ocurre con ningún otro club en la Argentina. Pero eso no quita su condición popular. Boca, de hecho, fue gobernado por Alberto J. Armando, uno de los representantes del fútbol espectáculo y eso no quitaba que fuera un club del pueblo. En este caso, es cierto, es más que eso. Es directamente controlado por un sector político”, comenta a EL TELÉGRAFO.

El ejemplo más claro es que su presidente, Daniel Angelici, hombre de absoluta confianza de Macri, es señalado como el nexo del Gobierno ante la justicia hasta por la propia legisladora oficialista Elisa Lilita Carrió, de la alianza conservadora Cambiemos, que llevó a Macri al poder. “El presidente de Boca Juniors interfiere en la justicia con el consentimiento del presidente de la República”, llegó a afirmar Carrió.

Wall, autor de varios libros de fútbol como Academia Carajo y El último Maradona, entre otros, dijo que los triunfos de Boca “le han servido a Macri para llegar al poder... El presidente argentino es Mauricio Macri, que escaló desde la presidencia de Boca nada menos que a la primera magistratura del país. La popularidad de Boca le sirvió para hacerse conocido, y ser conocido era su mayor preocupación a principios de los 90”.

Y agrega: “Que hoy Boca sea campeón le da oxígeno al actual presidente del club, Daniel Angelici, el hombre más poderoso del fútbol argentino. Angelici controla la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) junto con Claudio Chiqui Tapia (su titular). Y además es señalado hasta por dirigentes oficialistas como el operador del macrismo en la justicia. Está claro que los objetivos de Angelici están por afuera de Boca y que los triunfos del club, más que tapar los programas económicos del Gobierno, le apuntalan su carrera política y sus negocios”.

Wall dice que el ‘pueblo boquense’ es ajeno a esta situación. “No creo que sea cómplice. Sería como acusar de complicidad a todos los argentinos por el gobierno de Macri. Hay, obvio, un sector que los acompaña. Pero el bajo nivel de socios por sobre la masa total de hinchas (no porque los socios de Boca sean pocos, sino porque en general el ratio socio/hincha suele ser bajo en todos los clubes) hace que un club pueda ser controlado con poco”.

“Macri supo eso. Controlar el padrón de Boca es muchísimo más fácil que controlar el padrón de la ciudad de Buenos Aires. Y con menos acuerdos, incluso. Uno de esos acuerdos fue la barra (brava). Pero no diría que el hincha de Boca se deja utilizar. Sí que usufructúa los triunfos, algo que sucede en todos los clubes. Los triunfos adormecen. Pero, por ejemplo, había que ver cuántos hinchas quieren irse de la Bombonera, uno de los planes de Angelici, al que le alcanzaría tener la voluntad de una mayoría de los socios. En ese sentido, se podría decir que es un club más bien cooptado por una élite”.

Para Andrés Burgo, autor del libro El Partido sobre el triunfo de la selección argentina ante Inglaterra en México 86, “Boca es el equipo del pueblo y Boca es el equipo del poder”.

“Macri dijo en su momento (cuando era el presidente ‘xeneize’) que quería hacer un club ABC 1. Hoy los palcos son los más caros del fútbol argentino. Son carísimos. Cuestan alrededor de 27.000 pesos ($ 1.500) por torneo. El pueblo no va ir ahí evidentemente”, sostuvo Burgo a EL TELÉGRAFO.

Pero el periodista y escritor absuelve al hincha de Boca. “Hay un gobierno que está decidido a tener planes neoliberales, gane o pierda Boca. Para el hincha, el resultado mata a la ideología. La gestión de Macri en Boca deportivamente fue buenísima. El resultado es superior al resto. A un tipo que le va bien con los resultados deportivos se lo sigue votando. En el fútbol los hinchas pensamos con el resultado”. (I)

En febrero del año anterior, Mauricio Macri (izq.) invitó al expresidente de Francia, François Hollande (der.), al estadio La Bombonera, en Buenos Aires durante su visita oficial al país austral. Foto: AFP

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