Ecuador / Viernes, 05 Diciembre 2025

Sorteo Mundial 2026 y la historia detrás de una tradición cargada de drama

Sorteos mundialistas: la ceremonia que también juega el partido
Foto: Internet
Los sorteos de los Mundiales no nacieron como espectáculo, sino como necesidad. Con el paso de las décadas, esa ceremonia simple se convirtió en un ritual que anticipa el drama del torneo y marca el pulso de cada edición.

El sorteo del Mundial 2026, que arrancará en pocos minutos en el John F. Kennedy Center de Washington D.C., confirma que estas ceremonias ya no son un trámite: son el prólogo dramático de cada Copa del Mundo y, muchas veces, un tablero donde se cruzan deporte, política y espectáculo. Con 48 selecciones y 12 grupos de cuatro, la FIFA pone en juego el primer gran mapa competitivo del torneo que se disputará en EE. UU., México y Canadá en 2026.

De bolillas artesanales a un evento global

La tradición nació casi por accidente en Uruguay 1930. El sorteo se realizó con una lógica simple y tardía, apenas días antes del inicio del torneo, cuando el Mundial era todavía un experimento organizativo con 13 selecciones y una estructura montada a contrarreloj. Ese gesto rudimentario, sin saberlo, inauguró un ritual que hoy concentra audiencias masivas y altas tensiones deportivas.

Dos décadas después, el proceso ya mostraba señales de formalización. En Brasil 1950, por ejemplo, la FIFA oficializó criterios y semillas en una ceremonia realizada en el Palacio de Itamaraty en Río de Janeiro, en un contexto todavía marcado por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Aquella puesta en escena conectó diplomacia, prensa y fútbol en un mismo salón, anticipando el papel simbólico que el sorteo empezaría a adquirir.

La imagen del sorteo como escena pública también dejó postales singulares: en Francia 1938, un niño de seis años, Yves Rimet, nieto del entonces presidente de la FIFA, participó en la extracción de bolillas en París. La anécdota quedó como símbolo de una época donde el torneo crecía entre solemnidad y candor.

Errores, sospechas y la política en la sala

Con el tiempo, la ceremonia ganó complejidad y también margen para el tropiezo. El caso más citado es España 1982, cuando el nuevo formato de 24 equipos y un sistema de sorteo engorroso provocaron confusiones y bolillas atascadas, obligando a reacomodos en vivo. Fue un golpe a la imagen de control absoluto que la FIFA intentaba proyectar.

Años después, el sorteo de Francia 1998 marcó una bisagra mediática: por primera vez se realizó en un estadio, con decenas de miles de espectadores. Tiempo más tarde, Michel Platini reconoció que el diseño del cuadro buscó favorecer una eventual final entre Francia y Brasil, un episodio que alimentó la discusión sobre la delgada línea entre planificación y manipulación.

La era del show

La televisión cambió la escala. El sorteo del Mundial 1974 en Alemania Occidental se transmitió ampliamente en Europa y se convirtió en un hito de la era audiovisual del torneo.
Para Italia 1990, la ceremonia ya era un espectáculo con celebridades y estrellas de la cultura popular, tendencia que, según recuentos históricos, se consolidó desde esa década.

En esa lógica se inscribe también la antesala de 2026, cuyo evento incluirá presentaciones musicales y una puesta en escena de alto perfil, confirmando que el sorteo es hoy una pieza del ecosistema de entretenimiento global del fútbol.

2026: un sorteo diseñado para evitar choques tempranos

El reglamento para el Mundial de 2026 estableció cuatro bombos de 12 selecciones, definidos por el ranking FIFA del 19 de noviembre de 2025. Los anfitriones México, Canadá y Estados Unidos estarán en el Bombo 1, junto a potencias como España, Argentina, Francia e Inglaterra. Ecuador aparece en el Bombo 2, un detalle clave para medir el nivel de exigencia del debut tricolor en la fase de grupos.

La FIFA también aplicó un candado competitivo: España, Argentina, Francia e Inglaterra —los cuatro primeros del ranking— quedarán distribuidos en rutas separadas para que, si ganan sus grupos, no se crucen antes de semifinales. Además, se mantienen restricciones por confederación para equilibrar la diversidad continental en cada grupo.

Como muestra de que la política sigue orbitando el fútbol, Irán anunció que boicoteará la ceremonia por problemas de visado en Estados Unidos. Incluso la agenda institucional del sorteo ha sido leída en clave diplomática, con la promesa de un show global al día siguiente para revelar sedes y horarios definitivos de los partidos.

Un capítulo decisivo antes del balón

Casi cien años después del primer bolillero improvisado, los sorteos mundialistas son un relato en sí mismos. Condensan la ansiedad del hincha, la ingeniería competitiva de la FIFA y la teatralidad de un evento que pretende ser tan determinante como inolvidable. Y en 2026, con un formato sin precedentes, esa ceremonia vuelve a recordarlo: el Mundial empieza mucho antes del pitazo inicial.

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