Ecuador / Jueves, 04 Diciembre 2025

Leonardo Campana, el ‘9’ que cambió la raqueta por la camiseta de la Tri

Campana, el goleador que aprendió a vivir entre apellidos ilustres y presión de área
Foto: Internet
A Leonardo Campana le costó más de lo previsto gritar su primer gol con la selección absoluta, pero nunca dejó de presentarse a la cita. Entre viajes, suplencias y minutos contados, el delantero fue construyendo una relación con la Tri que hoy empieza a escribirse con más confianza que ansiedad.

En Foxborough, la grada de los New England Revolution ruge cuando el ecuatoriano de la camiseta 9 se perfila dentro del área. Es Leonardo Campana, el mismo que alguna vez marcó el primer ‘hat–trick’ en la historia de Inter Miami y hoy es la carta de gol de un equipo que apostó por él en el traspaso interno más caro de la historia de la MLS.

A sus 25 años, el delantero nacido en Guayaquil mide cerca de 1,87 metros, juega como ‘9’ referencia en el New England Revolution y es internacional con la selección ecuatoriana. En su primera temporada en Boston firmó 7 goles y 1 asistencia en 24 partidos de liga, cifras que confirman que el cambio de aires desde Miami no apagó su olfato goleador.

De Barcelona a la cima de Sudamérica Sub-20

La historia futbolera de Campana arranca en las divisiones formativas de Barcelona SC, donde se cansó de hacer goles en inferiores: 15 tantos en 16 partidos en 2016 y luego 20 en 19 en la Sub-18. Ese registro obligó a Guillermo Almada a subirlo al primer equipo, con debut profesional en marzo de 2019 y primer gol en abril ante Delfín.

Ese mismo año su nombre se hizo continental. En el Sudamericano Sub-20 de 2019, jugado en Chile, fue goleador del torneo con 6 tantos y pieza clave para que Ecuador se coronara campeón por primera vez en la categoría. Los informes coinciden: marcó uno de los mejores goles del certamen y batió el récord anotador de un ecuatoriano en un Sudamericano juvenil.

Aquella actuación lo llevó al Mundial Sub-20 de Polonia, donde la Tri alcanzó el tercer lugar, y al radar de la selección absoluta, que lo convocó ese mismo 2019.

Un apellido ligado al deporte

Campana creció rodeado de raquetas, pelotas y conversaciones de alto rendimiento. Es hijo de Pablo Campana, extenista que representó a Ecuador en Copa Davis y en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, luego convertido en empresario y ministro de Comercio Exterior.

En una entrevista, Leonardo recordó el momento en que su padre le pidió decidir: tenis o fútbol. Tenía 12 años y eligió la pelota, para orgullo del propio Pablo, que siempre fue más hincha del fútbol que del deporte que lo hizo famoso. “Mi papá vio que podía ser profesional… y me apoyó en todo el camino”, contó años después el delantero.

Su historia rompe el molde tradicional del futbolista latinoamericano: no viene de la carencia extrema, pero eso no le ha evitado tener que demostrar, una y otra vez, que su lugar en la cancha se lo gana por talento y trabajo, no por apellido.

Salto a Europa y explosión en Inter Miami

En enero de 2020, tras su irrupción con Barcelona y la Sub-20, llegó el fichaje por Wolverhampton Wanderers de la Premier League. No tuvo minutos oficiales, pero sumó experiencia y encadenó cesiones: primero al Famalicão de Portugal y luego al Grasshoppers suizo, donde dejó algunos goles y la sensación de un delantero en formación constante.

Su verdadera explosión internacional llegaría al otro lado del Atlántico. En 2022 firmó préstamo con Inter Miami y, el 9 de abril de ese año, escribió su primera gran página: hat–trick ante New England Revolution para un 3-2 que significó la primera victoria de la temporada y el primer triplete en la historia del club. Fue elegido jugador del partido y su nombre empezó a sonar como una de las joyas jóvenes de la MLS.

Miami compró su pase en 2023. Con la llegada de Lionel Messi en 2023, Campana compartió ataque con el argentino y levantó dos trofeos: la Leagues Cup 2023 y el Supporters’ Shield 2024, aportando goles en liga y copas para un total de 28 tantos en 80 partidos de MLS con la franquicia rosa.

En diciembre de 2024, los New England Revolution apostaron fuerte por él: lo incorporaron en un traspaso récord dentro de la liga, con 2,5 millones de dólares en dinero de asignación, cifra que podía crecer con bonos de rendimiento y que marcó un nuevo tope en negociaciones internas de la MLS.

New England, selección y la paciencia del ‘9’

En 2025, Campana se estrenó oficialmente como goleador de los Revs en un 2-0 sobre New York City FC, marcando el segundo tanto tras una pared en la frontal. Fue el inicio de una campaña en la que cerró con 7 goles y 1 asistencia, suficiente para ganarse la titularidad y una nueva convocatoria a la selección de Ecuador.

Con la Tri, su relación con el gol tardó más en aparecer. Tras 20 partidos sin marcar, el 18 de noviembre de 2025 llegó por fin su primer gol con la absoluta: el 2-0 en el amistoso ante Nueva Zelanda en Harrison, Nueva Jersey, que cerró el año de Ecuador y aseguró a la selección un lugar en el bombo 2 del sorteo del Mundial 2026. En redes, muchos lo bautizaron esa noche como “Campadowski”.

Hoy, los registros oficiales hablan de 20 partidos y 1 gol con la Tri para un delantero que ya sabe lo que es ser campeón sudamericano Sub-20 y compartir vestuario con estrellas mundiales, pero que aún siente que su verdadera historia con la selección recién empieza.

Un ‘9’ que todavía está escribiendo su historia

Entre aeropuertos, nuevos sistemas de juego y mudanzas de país, Leonardo Campana va armando una trayectoria que combina privilegio y trabajo silencioso. Nieto de empresario, hijo de exministro y extenista olímpico, pero, sobre todo, delantero que aprendió a vivir con la presión del gol y con la etiqueta de “promesa” desde muy joven.

En New England lo ven como el delantero alrededor del cual pueden construir su ataque; en Ecuador, como el relevo generacional que puede tomar la posta de Enner Valencia en los próximos años. Lo que está claro es que, cada vez que la pelota viaja al área y aparece su figura alta, el país vuelve a imaginar la escena tantas veces soñada: un centro preciso, un cabezazo de Campana y el grito de gol que, poco a poco, empieza a hacerse costumbre con la camiseta tricolor.

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