Ecuador / Jueves, 04 Diciembre 2025

Enner Valencia, el capitán que convirtió la pobreza en historia de Mundial

El hombre de los goles imposibles: retrato íntimo de Enner Valencia
Foto: Internet
Cuando suena el himno y la cámara recorre la fila de jugadores, los ojos de Enner Valencia siempre están cerrados y la mandíbula, apretada. Capitán, referente y goleador histórico de la selección.

En el Rodrigo Paz, el marcador ya está cerrado y las cámaras buscan al mismo de siempre. Enner Valencia levanta el puño, se acerca a la barra de La Tri y devuelve el aplauso. Tiene 36 años, las rodillas cargadas de kilómetros y, sin embargo, sigue siendo el rostro de la selección ecuatoriana que se encamina al Mundial 2026: capitán, goleador histórico y, para muchos, el jugador más importante que ha vestido la amarilla.

Del ordeño en Ricaurte al Capwell

Enner Remberto Valencia Lastra nació el 4 de noviembre de 1989 en San Lorenzo, Esmeraldas, en una familia campesina de escasos recursos. De niño ayudaba a su padre en la finca: ordeñaba vacas de madrugada y vendía leche y productos en el pueblo para sumar unos dólares al hogar… y ahorrar para sus primeros zapatos de fútbol.

Su formación deportiva empezó en Caribe Junior, en Sucumbíos, el mismo semillero por el que pasó Antonio Valencia. Desde ahí dio el salto a Guayaquil para probarse en Emelec en 2008. Llegó sin plata para hospedarse y durante un tiempo durmió en cuartos improvisados dentro del estadio George Capwell, mientras se ganaba un lugar en las formativas azules.

Con la llegada de Jorge Sampaoli al banquillo eléctrico encontró minutos en Primera. De a poco, aquel extremo punzante se transformó en delantero. En 2013 se volvió figura: campeón con Emelec después de once años y goleador de la Copa Sudamericana, con actuaciones como el triplete ante Sport Huancayo que lo puso definitivamente en el radar internacional.

Pachuca, Europa y la vuelta al continente

A finales de 2013 fichó por el Pachuca. Su adaptación fue inmediata: en el Clausura 2014 marcó 12 goles y fue máximo artillero de la Liga MX, llevando a los Tuzos a la final.

Ese rendimiento le abrió la puerta de la Premier League. West Ham United pagó alrededor de 12 millones de libras por él en 2014; allí dejó goles memorables y potentes remates desde fuera del área. Más tarde jugó cedido en el Everton, antes de regresar al continente americano con Tigres UANL, club con el que ganó dos ligas mexicanas y una Campeones Cup.

En 2020 llegó a Fenerbahçe. En Turquía vivió una de sus etapas más prolíficas: campeón de Copa y máximo goleador de la Süper Lig 2022-23 con 29 tantos, convertido en ídolo en Estambul.

Desde allí saltó a Internacional de Porto Alegre en 2023, donde fue clave en la campaña que llevó al Colorado hasta semifinales de Copa Libertadores, definiendo series con goles frente a Bolívar y otros rivales.

En 2025, ya como veterano, volvió a Pachuca “por la puerta grande”: firmó contrato hasta 2027 y regresó al club en el que se catapultó una década atrás. Para noviembre de ese año sumaba 3 goles en sus primeros 9 partidos de la nueva etapa, ahora como referente y líder de un vestuario mucho más joven.

La camiseta de la selección, su segunda piel

Si su carrera en clubes es notable, su historia con Ecuador es la que lo coloca en el pedestal. Debutó en 2012 y, tras la muerte de Christian “Chucho” Benítez, los técnicos de la Tri lo reconvirtieron definitivamente en nueve. Desde entonces no dejó de marcar.

Fue figura en el Mundial 2014 con tres goles, incluido el cabezazo ante Honduras que sostuvo la ilusión ecuatoriana en Brasil. Ocho años más tarde, en Qatar 2022, volvió a aparecer en los momentos grandes: doblete a la selección anfitriona en el partido inaugural y tanto frente a Países Bajos. Con esos seis goles, es el ecuatoriano con más anotaciones en Copas del Mundo.

En junio de 2025, Valencia ya acumulaba 48 goles en 103 partidos con la selección absoluta, récord histórico del país, y seguía actuando como capitán bajo el mando de Sebastián Beccacece.

Su vigencia quedó retratada en las eliminatorias rumbo a 2026: doblete a Venezuela en Quito para un triunfo 2-1 que acercó a Ecuador al Mundial y lo ratificó como talismán ofensivo de la Tri, incluso en una etapa en la que nuevas figuras han ido apareciendo.

El hombre detrás del goleador

La historia de Enner no solo se cuenta en goles. Los años de carencias dejaron huellas profundas. En entrevistas ha recordado cómo, en sus inicios, a veces no alcanzaba ni para la comida diaria. Esas memorias explican parte de su carácter reservado fuera de la cancha y su compromiso con proyectos sociales.

En 2023, por ejemplo, colaboró en la reconstrucción de la escuela en Esmeraldas donde estudió de niño, un gesto simbólico que cerró el círculo con aquel chico que caminaba descalzo por los patios de tierra.

También ha vivido episodios duros: una orden de detención por un conflicto de pensión alimenticia que dio la vuelta al mundo y el secuestro de su hermana, liberada días después en San Lorenzo. Situaciones que, lejos de derribarlo, parecen haber reforzado la imagen de un futbolista que ha tenido que aprender a lidiar con la fama y sus sombras.

Enner, símbolo de una generación

Hoy, cuando se habla de Ecuador en el mapa del fútbol, el nombre de Enner Valencia aparece inevitablemente. Es el chico que ordeñaba vacas para comprarse pupos, el goleador que hizo temblar al anfitrión en Qatar, el capitán que sigue cantando el himno con los ojos cerrados y la vena del cuello a punto de estallar.

En Pachuca ejerce de veterano y guía; en la Tri, de referente y puente entre los jóvenes y la experiencia. Y mientras el Mundial 2026 se acerca, su figura se mantiene como una especie de hilo conductor entre la generación que soñó con Chucho Benítez y la camada que quiere llevar por fin a Ecuador más allá de la fase de grupos.

Quizá por eso, cada vez que la pelota vuela al área y aparece su cabeza o su derechazo, el país entero se queda en silencio un segundo antes del grito: porque detrás de ese número 13 hay mucho más que un goleador; hay una historia completa de esfuerzo, resistencia y goles que ya forman parte de la memoria colectiva del fútbol ecuatoriano.

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