La nutrición del adulto mayor es un tema poco tratado en la sociedad y muy cuestionado por quienes viven alrededor de este grupo de población. En el Ecuador lamentablemente no existe el número adecuado de especialistas en el cuidado y manejo clínico de las personas de la tercera edad.

De acuerdo con estudios realizados a escala mundial, se identificó que la prevalencia de peso insuficiente entre los adultos mayores es muy baja. Según el Federal Interagency Forum de 2006, se determinó que el 2% de los hombres y mujeres mayores tenían peso insuficiente para la edad, las mujeres sobre los 65 años tenían mayor probabilidad de tener bajo peso.

Sin embargo, no hay que dejar de lado que existe un porcentaje de población que no logra alcanzar un peso adecuado para su edad, y que debe ser tratado adecuadamente por las organizaciones que manejan a este sector de la sociedad. Es decir, existe un alto número de adultos mayores que se encuentran en riesgo de una malnutrición.

Es el caso del adulto mayor hospitalizado, en donde más del 40% de la población se encuentra malnutrida. El 85% de aquellos que se encuentran viviendo en residencias también presentan malnutrición. Asimismo, sufren de este problema del 20% al 60% de aquellos que viven en casa bajo el cuidado de un especialista. Estas cifras pueden llegar a ser realmente alarmantes en nuestra sociedad.

Se ha identificado que muchos de estos adultos en riesgo ingieren menos de 1.000 calorías diarias, un valor realmente bajo para mantener una adecuada salud, lo cual se debe a los problemas fisiológicos propios de la edad o al estado de salud. Entre las causas que se pueden mencionar están el elevado número de medicamentos que ingieren a diario; la pérdida de olfato y gusto; la pérdida de piezas dentales; la dificultad para deglutir; la presencia de enfermedades crónicas; y, sobre todo, la depresión.

Según estadísticas otorgadas por la Encuesta de Salud, Bienestar del Adulto Mayor I (SABE) realizada en 2009 en Ecuador, la depresión está relacionada con el maltrato y la violencia hacia este grupo de edad. Por lo tanto, el estado de malnutrición en los adultos mayores es un tema que abarca a todos los especialistas que se encuentran en relación directa con estos pacientes.

Es recomendable que el estado nutricional de un adulto mayor sea evaluado por lo menos 2 veces al año, pero es una atención a la que pocos tienen acceso. Los especialistas deben realizar un plan alimenticio que cubra todas las carencias nutricionales que puedan presentarse por causas como la mala absorción provocada, en muchas ocasiones, por el tipo de medicamentos que ingieren estos pacientes.  

En la mayoría de los casos, quienes ingieren un alto número de medicamentos necesitan suplementos nutricionales orales y, debido a su estado fisiológico, se recomienda complementar sus requerimientos con alimentación entera que consiste en una técnica de soporte nutricional con la que se administran los nutrientes directamente en el tracto gastrointestinal mediante sonda.

Debido a estos cuadros, es necesario educar a la población que está al cuidado de adultos mayores para que brinden alimentos ricos en energía y proteína, y así prevenir deficiencias a futuro. Las restricciones dietéticas deben dejarse de lado muchas veces para ofrecer más opciones alimentarias a estos pacientes.

En los adultos mayores que tienen problemas de masticación se recomienda la adición de salsas en carnes y cremas para aumentar las calorías y ablandar los alimentos para una trituración más fácil.

De acuerdo con la Dietary Guidelines for Americans de 2005, a estos pacientes se recomienda el consumo de vitaminas B12 y D en forma de alimentos enriquecidos, ya que son las que pierden con más facilidad. De igual manera, se aconseja evitar el consumo de alimentos crudos o parcialmente cocinados (carne roja o de aves, pescados o mariscos, por ejemplo) debido a la deficiencia de su sistema inmunológico; tampoco se recomienda beber leche sin pasteurizar.

Para este grupo etario se aconseja preparar comidas agradables a la vista para despertarles el apetito, y preparar alimentos de alto valor calórico como postres dulcificados con edulcorante que tengan una mejor aceptación.

En cuanto a la hidratación, el mantenimiento del equilibrio hídrico es esencial para las funciones fisiológicas normales en todas las edades. La deshidratación en los adultos mayores puede deberse a una disminución de la ingesta de líquido, a una disminución de la función renal o a una mayor diuresis (excreción de la orina) por medicamentos como laxantes y diuréticos. Por cuanto se recomienda la ingesta de al menos un litro y medio de agua diario en porciones fraccionadas.

Además, el adulto mayor tiene altas posibilidades de deshidratarse por presentar una menor sensación de sed, muchas veces por miedo a la incontinencia o por la dependencia de terceros para obtener una bebida.    

El intento por mantener una adecuada salud y reducir la hospitalización en esta población, hace que exista la necesidad de formar profesionales especialistas en adultos mayores, que trabajen en conjunto en beneficio del paciente.

Es necesario que, tanto la familia como el médico tratante, trabajen en conjunto con un especialista en nutrición para que se reciban la orientación adecuada sobre la alimentación del adulto mayor.

Además, es de suma importancia que el paciente y su entorno familiar acudan a diferentes programas de educación nutricional, cambien sus hábitos alimenticios y se apoyen entre sí, con el propósito de brindar una mejor calidad de vida a este grupo etario que requiere la ayuda de sus allegados.