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Marlene Favela dejó su carrera de Derecho por la de actuación

Patricia Campos siempre ha vivido ante el dominio de su abuela Doña Úrsula, una acaudalada terrateniente de carácter severo que se encarga de aprobar o desaprobar lo que su nieta hace y con quién está. Algo que  cambia con  la llegada de Armando Marcano (Guy Ecker), el hijo de una de las sirvientas y capataz de  la hacienda, con quien Patricia inicia un pasional romance que la llevará a decidir si dejar de hacer lo que su abuela quiere o continuar bajo su dominio. 

Ese es el personaje que Marlene Favela interpreta en la telenovela Corazón Apasionado que TC Televisión estrenó la semana pasada y transmite de lunes a viernes desde las 20:00. Uno que según la actriz, que mantuvo una conversación vía telefónica con diario El Telégrafo, desde Miami, se aleja de su verdadera personalidad, pues asegura que a diferencia de Patricia, ella es quien siempre ha tomado las riendas en su vida.

Esto resalta cuando dejó su pequeño pueblo natal  en Durango, Santiago Papasquiaro, y viajó a la capital de México a estudiar Derecho para cumplir  su sueño: conseguir un cargo público que le permitiera ayudar a las personas que estén pasando  por un problema.

La actriz mexicana relata que aunque no pudo ingresar a la universidad, porque venía de una preparatoria abierta,  sus aspiraciones de crecer no se detuvieron. Entonces, Marlene volvió a tomar una nueva decisión: quedarse en el Distrito Federal y probar con el  modelaje, a pesar de no tener la mínima experiencia. Algo que sin proponérselo, más tarde la llevó a conocer el mundo televisivo.

“Ingresé a una agencia de modelos de Glenda e hice una campaña publicitaria de unos chiclets y allí conocí a un ejecutivo de Televisa, Eugenio Cobos, quien me ofreció una beca para estudiar en el CEA (Centro de Educación Artística de Televisa). Al principio tenía muchísimo miedo porque  la actuación no estaba en mis planes, pero decidí ingresar a esa escuela y fue allí que descubrí algo fascinante en eso y que ser actriz era mi profesión, porque comencé a apasionarme por ella”, recuerda la  intérprete, que el año pasado cumplió 35 años.

De hecho, fue durante su formación que se le presentó la oportunidad de entrar a la televisión, pero como  conductora del programa Camarón que se duerme..., algo que   no le calza a Marlene, porque ella al poco tiempo consiguió lo que serían sus primeras apariciones en un melodrama, entre ellos  DKDA, Infierno en el paraíso, Mujeres engañadas,  La casa en la playa, Carita de Ángel, La intrusa y Navidad sin fin, en los que tuvo papeles secundarios.

En el 2002 llegó la gran oportunidad de su carrera cuando fue elegida para protagonizar Gata Salvaje, junto a Mario Cimarro. Según la actriz, esta producción  la llevó a tomar nuevamente  una decisión que cambió el curso de su vida,  al mudarse a Estados Unidos y dejar a sus amigos y familia. “Esta vez sí lo estaba haciendo para cumplir mi sueño de ser la  protagonista.

El interpretar a Rosaura  Ríos fue todo un reto, pero asimismo algo que me  ha dado tantas satisfacciones a nivel profesional y me ha abierto las puertas tanto en mi país  como en el extranjero para protagonizar otras producciones”, dice. Entre ellas Contra viento y marea, El Zorro, la espada y la rosa y Los Herederos del monte. Su  incursión en el teatro y  en el cine (En 2007 participó en las películas Playball y Species IV: The Awakening) fueron otros de los logros que su participación en Gata Salvaje le dejó a la actriz que cambió el Derecho por la actuación.

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