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El Telégrafo
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Los residuos plásticos se acumulan en los océanos (Galería)

Los residuos plásticos se acumulan en los océanos (Galería)
18 de enero de 2015 - 00:00

Solo en el Océano Pacífico hay tantos residuos plásticos que los científicos equiparan su número al área equivalente a 2 veces el tamaño de los Estados Unidos. Según un estudio publicado por la revista National Geographic, son desperdicios que provienen de barcos, plataformas petroleras, pero también de la basura que muchas personas dejan en la playa y que el mar moviliza.

De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) cada milla cuadrada de océano contiene un promedio de 46 mil pedazos de plástico flotantes. Cada año 6,4 millones de toneladas de residuos acaban en el mar. La situación es tan dramática que los científicos aseguran que aves marinas, tortugas y mamíferos mueren al ingerir o enredarse en objetos de plástico, redes de pesca y otros residuos. La degradación de algunos de ellos genera microplásticos que pueden contaminar toda la cadena alimenticia. Las cifras no dejan de asustar: entre el 60% y el 80% son plásticos, con picos de hasta el 95% en algunas zonas.

El mayor porcentaje de ellos son bolsas plásticas, pero los envases de bebidas, las latas o los filtros de cigarrillos significan casi la mitad del total. “La basura en el mar es el síntoma de una enfermedad grave: el mal uso y la constante mala gestión de los recursos naturales”, señala en un reporte del PNUMA.

Por el momento, se desconoce el efecto que estos fragmentos puedan tener para la vida marina en la profundidad del océano. Algunos ecologistas marinos, como el español Andrés Cozar, considera que lo peor es que la acumulación de plástico podría modificar el ecosistema del lecho marino antes de que podamos averiguarlo.

Según este especialista, la producción de plástico se ha cuadriplicado desde la década de los ochenta, y los vientos, olas y el sol han roto las piezas en minúsculos trozos del tamaño de granos de arroz, por lo que podría haber mucho más flotando en la superficie de lo que han encontrado los científicos.

La basura que genera el ser humano está repartida en todas partes y pocos son conscientes de eso. Varios equipos de investigadores de Europa han tomado muestras en 32 puntos repartidos por el Atlántico, el Ártico y el Mediterráneo. ¿Qué encontraron?

Los desperdicios están regados en playas hasta fondos marinos más profundos y más remotos. Son lugares tan recónditos que ni siquiera se habían explorado hasta ahora. Lo más preocupante es que los residuos de plástico se acumulan en los ambientes terrestres y marinos de todo el mundo, se descomponen lentamente en pequeños pedazos tóxicos que pueden ser consumidos por los seres vivos en todos los niveles de la cadena alimentaria.

Los mamíferos marinos, las aves, los peces y las tortugas, pueden confundir los plásticos con alimentos. Las tortugas marinas, en particular, confunden las bolsas flotantes con medusas, uno de sus alimentos preferidos.

La edición electrónica de la BBC de Londres publicó una investigación, en la que se advierte que el 95% de las aves, conocidas como fulmares boreales (Fulmarus glacialis) contiene plástico en su propio estómago.

Los fulmares son una especie de ave marina, propia de la costa de Colombia Británica en Canadá y los estados de Washington y Oregon, en Estados Unidos.

Los fulmares boreales son como centinelas que anuncian qué está sucediendo con los residuos plásticos en nuestros océanos, advierte la BBC.

El contenido del estómago de estas aves es —según los científicos— un indicador de la contaminación en un área extensa del norte del Pacífico.

Stephanie Avery-Gomm, de la Universidad de Columbia Británica advirtió, hace poco, que un peso en plástico de 0,385 gramos puede parecernos poco, pero equivale a un 5% de la masa corporal. Es como si un ser humano viviera llevando 50 gramos de plástico en el estómago”.

Según los registros científicos, los fulmares boreales buscan alimento exclu sivamente en alta mar y retienen los fragmentos de plástico ingerido durante mucho tiempo, por lo que son buenos indicadores de los niveles de contaminación.

Desde la década del ochenta se ha venido monitoreando el contenido de los estómagos de fulmares hallados muertos en la costa.

El nuevo estudio muestra que, en comparación con registros anteriores, la contaminación por residuos plásticos aumentó en forma sustancial en las últimas 4 décadas. Los investigadores hicieron autopsias a 67 fulmares boreales y encontraron que el 92,5% de las aves tenía plástico en su estómago.

Los científicos hallaron desde pedazos de poliestireno extruido (una espuma rígida usada como aislante térmico) hasta envolturas de caramelos.

En este caso hay una incidencia directa del ser humano. De hecho, hay pruebas de que los océanos han sufrido a manos del ser humano durante miles de años, desde la época romana. Estudios de décadas recientes demuestran que en los últimos 3 siglos la degradación, en particular, en las zonas costeras, se ha acelerado de manera notable a medida que han aumentado los vertidos industriales procedentes de explotaciones agrarias y ciudades costeras.

Algunos de los contaminantes más comunes derivados de la actividad humana son los plaguicidas, herbicidas, fertilizantes químicos, detergentes, hidrocarburos, aguas residuales, plásticos y otros sólidos. Los científicos incluso han descubierto que los medicamentos que ingiere el hombre y que no llegan a ser procesados completamente por su organismo acaban en el pescado que comemos.

Según la revista National Geographic, muchos de los contaminantes que encontramos en los océanos son liberados en el medioambiente mucho antes de llegar a las costas.

Los fertilizantes ricos en nitrógeno que utilizan los productores agrícolas en zonas rurales, por ejemplo, acaban en las corrientes, ríos y aguas subterráneas locales, y más tarde se depositan en los estuarios, bahías y deltas. Este exceso de nutrientes puede generar un crecimiento masivo de algas que consumen el oxígeno del agua, generando zonas donde apenas exista vida marina o desaparezca.

Los científicos han descubierto 400 zonas muertas con estas características por todo el planeta.

Los residuos sólidos como bolsas, espuma y otros desechos vertidos en los océanos desde tierra o desde barcos se convierten en el alimento de mamíferos marinos, peces y aves que los confunden con comida, con consecuencias que pueden ser desastrosas.

En algunas regiones del planeta, las corrientes oceánicas, con cierta regularidad, arrastran billones de objetos de plástico en descomposición y otros residuos hasta formar remolinos gigantescos de basura que ponen en riesgo la vida marina, según lo advierten los científicos.

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