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El Telégrafo

Las cirugías reconstructivas mejoran la calidad de vida (Infografía)

La cirugía reconstructiva es un tipo de cirugía plástica que busca dar funcionalidad a partes del cuerpo que han sido amputadas.
La cirugía reconstructiva es un tipo de cirugía plástica que busca dar funcionalidad a partes del cuerpo que han sido amputadas.
31 de mayo de 2015 - 00:00 - Verónica Endara

Mario Chiquito, de 50 años, acostumbraba correr 15 km diariamente. En una de sus rutas, el zapato le lastimó el talón provocándole una ampolla. Mario expuso la herida al sol creyendo que esto le ayudaría a que se seque y se cicatrice pronto. Pero le causó cáncer a la piel. Hace 2 meses le extrajeron el tejido dañado y aún no puede apoyar su pie.  

Se sometió a una cirugía reconstructiva con injertos obtenidos de su abdomen. La intervención tardó cerca de 4 horas. Aunque la recuperación es lenta —asegura— se siente contento de que el tejido se esté regenerando. De acuerdo con los últimos exámenes ya no hay presencia de cáncer.

Las cirugías reconstructivas tienen su historia. Datan del segundo milenio antes de Cristo, por necesidad de solucionar amputaciones que se hacían por castigos impuestos en las antiguas civilizaciones. Norma Acerbi Cremades, en su artículo ‘Orígenes de la Cirugía Plástica’, dice que los mejores antecedentes se encuentran en el Susruta Samhita, una colección de libros médicos de la India escritos entre el 800 a. C. al 400 de nuestra era. De ahí —afirma— se considera a Susruta, uno de los padres de la medicina India, también conocido como el ‘padre de la cirugía plástica de la antigüedad’.

Según la misma autora, a Gaspar Tagliacozzi (1546-1599) se lo considera el “padre de la cirugía plástica moderna”. Fue el primero en practicar la rinoplastia: tomaba parte de la piel del brazo y lo colocaba en la nariz hasta su total adhesión.

Estos son algunos de los mentores que permitieron que las técnicas quirúrgicas avancen. En general, la cirugía reconstructiva es un tipo de intervención quirúrgica plástica que busca devolver la funcionalidad a una parte del cuerpo. Según el cirujano Armando Serrano, este tipo de intervenciones abarca todas las correcciones de deformidades congénitas en cabeza, cuello, manos y demás partes del cuerpo; adicionalmente, incluye la reconstrucción de áreas afectadas por quemaduras, traumas y resecciones por tumores oncológicos. Cada tipo de intervención se subdivide en más ramas.

La microcirugía es común en este tipo de procedimientos, y consiste en una técnica en la que se transportan tejidos complejos de una parte del cuerpo a otra. A estos se los denomina colgajos. Por ejemplo, se saca una parte del abdomen para hacer una nueva mama, se saca el peroné para hacer una nueva mandíbula, un segmento del muslo sirve para cubrir un área cruenta en mano, antebrazo, cara, lengua, piso de boca, donde quiera que se necesite.

En el caso de la cirugía plástica reconstructiva por resecciones oncológicas, la más común es por cáncer de mama. Armando Serrano explica que hay varias formas de reconstruir un seno: con implantes, implantes y tejidos del cuerpo o usar solo tejidos del cuerpo. Asegura que se debe tener claro que no todas las pacientes necesitan lo mismo y no todas las pacientes son candidatas a una sola técnica.

Por ejemplo, menciona que si la paciente va a recibir radioterapia y se le coloca un implante tendrá secuelas a corto plazo: la mama se pondrá dura, tendrá mucho dolor, limitaciones, asimetrías y deformidades.

Ese fue el caso de Lourdes Meléndez, de 64 años. Hace 5 le extirparon el seno y le colocaron enseguida una prótesis. Ella accedió porque creía que su autoestima se afectaría si se veía sin seno. Después de la intervención recibió radioterapias lo que provocó que su seno se endureciera como una piedra. Hace 4 años tuvo otra intervención para hacerle una cirugía adecuada para ella. Hoy se encuentra bien.

De ahí que Serrano recomienda que se analice cada caso de forma individual, además que considera esencial que el médico maneje varias técnicas quirúrgicas para poder ofrecer al paciente lo que necesita.

El cirujano Santiago Moreno explica que en el caso de una cuadrantectomía (cuando se reseca un cuadrante o un segmento de la mama afectada conservando lo demás) una de las técnicas que se utiliza en la reconstrucción es el expansor tisular: este es como un globo desinflado que se coloca debajo de la piel y se infla progresivamente en los meses que sean necesarios. Después de un tiempo, cuando ya tiene el volumen adecuado y el espacio formado, se retira el expansor y se coloca una prótesis.

Con los avances tecnológicos, estos procedimientos están mejorando. Por ejemplo, en el caso del a reconstrucción de seno —explica Moreno— se empezó a utilizar células madres que permiten restituir los tejidos.

Las resecciones oncológicas pueden darse en cualquier parte del cuerpo en la que se presente un cáncer. A medida que las técnicas quirúrgicas avanzan, los pacientes tienen más opciones de recuperar cualquier parte de su cuerpo que haya sido amputada. Por ejemplo, a Mariana T., de 56 años, le reconstruyeron la mejilla izquierda debido a un cáncer de piel. Le sacaron 2 tumores malignos y ha requerido 3 operaciones. En la reconstrucción emplearon una parte de la ingle y lo colocaron en su rostro. Hoy su recuperación avanza favorablemente.

Para el doctor Serrano, los casos más complejos que se presentan en cirugías reconstructivas en el hospital oncológico donde labora, Solca (Sociedad de Lucha Contra el Cáncer del Ecuador), son las reconstrucciones de grandes resecciones de cabeza y cuello. Por ejemplo, en pacientes a quienes se les tiene que extirpar piel del rostro, casi toda la mandíbula y la mucosa interna, el piso de la boca, parte de la lengua, la mejilla y demás. Los pacientes tendrán un defecto físico grande que les producirá alteraciones funcionales y cosméticas.

“Estos son retos quirúrgicos muy grandes porque necesitan cirugías muy técnicas, de gran envergadura, para poder devolverle al paciente las estructuras que perdió”, menciona Serrano. Explica que en estos casos se saca el peroné del paciente, con arterias y venas, con eso moldean una nueva mandíbula tratando de dejarle de la misma forma, tamaño y dimensiones. “Se fijan esos segmentos óseos con miniplacas de titanio y con tornillos. Ese hueso preserva la arteria, que lleva sangre al hueso, y las venas, que sacan la sangre; de este modo, el hueso puede tener vida. Con la microcirugía esas arterias y venas se conectan con las arterias y venas de la cabeza y cuello” explica Serrano. Aunque depende de la complejidad, este tipo de cirugías puede tardar 12 horas o más.

La mayoría de amputaciones oncológicas tienen una opción de reconstrucción. “En la medicina no hay como decir nunca ni siempre”, dice Armando Serrano.

Los pacientes están vivos y sin tumores malignos. Aunque tienen secuelas visuales, como cicatrices y alteraciones de la forma, estas cirugías les devolvieron la funcionalidad de las zonas afectadas por un cáncer, además, y sobre todo, hoy pueden llevar una vida de calidad.

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