El dato es, a todas luces, relevador: los hombres con mayor índice de masa corporal pueden durar 5 minutos más en el acto sexual que los hombres delgados y, además, tienen menor incidencia de eyaculación precoz.

Así lo asegura la Universidad de Erciyes, de Turquía, que en su estudio advierte que este rendimiento tiene una explicación científica: los hombres con un mayor nivel de grasa corporal tienen mayores niveles de estradiol, una hormona femenina, capaz de crear un desequilibrio químico en el cuerpo, una característica que les permite durar más durante en las relaciones íntimas.

Este estudio fue reproducido en la página www.montevideo.com.uy y revela que el sobrepeso de ninguna manera es un obstáculo para mantener una vida sexual activa y plena. Carolina Castillo, directora del Centro Psicoterapéutico Ansuz, dice que, con frecuencia, “nos hacen creer que un hombre o una mujer mientras más guapos son más relaciones sexuales tienen o más deseo sexual generan”. Pero estas ideas, además de estar lejos de la realidad, parten de concepciones que las personas adquieren desde pequeñas acerca de qué es lo bonito y qué no, qué es lo aceptable y qué no.

Aunque no es lo más saludable tener una vida sedentaria y comer más de lo que el cuerpo necesita, la idea de lo bello va más allá. La construcción social de la percepción es como la lengua materna, uno la aprende. Si la madre le dice al niño que está gordo, le repite que no debe comer tanto, le genera una percepción de que estar gordo está mal, pero sobre todo que no es bonito. Es a partir del núcleo familiar que se construyen las percepciones del mundo.

De ahí viene que algunos crean que una persona obesa no pueda ser atractiva sexualmente ni que su energía sexual pueda ser igual a la de personas delgadas. Si la gente con sobrepeso asume estas ideas como afirmaciones influirá negativamente en su sexualidad. “Si considera que ser gordo, desde la vista externa, no es atractivo, él o ella se estará negando la posibilidad de sentirse bello, su seguridad será mermada y eso se reflejará en su conducta sexual”, dice la especialista.

Lo cierto es que las personas con sobrepeso pueden tener una percepción diferente de la sexualidad y disfrutar de momentos muy placenteros. Para Carolina Castillo, el ‘órgano sexual’ que más influye es el cerebro: “Cuando la persona se siente atractiva, no importa el tamaño, la talla, ni los estereotipos sociales, podrá tener deseo e interés sexual igual que los demás”.

Pero, pese a que acepte su cuerpo y viva su sexualidad con normalidad, la obesidad va acompañada de varios problemas en la salud. Suelen sufrir de enfermedades cardiovasculares, diabetes o de trastornos del aparato locomotor.

Según la Organización Mundial de la Salud el sobrepeso y la obesidad son el sexto factor principal de riesgo de defunción en el mundo: “Cada año fallecen alrededor de 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad”.

Además uno de los problemas que podrían influir en la sexualidad en la persona obesa está relacionado con problemas endócrinos, generan menos testosterona, que es la hormona que hace que la libido se incremente. Esto no significa que la obesidad necesariamente cause problemas en la sexualidad o en la autoestima.

Según Isabel Benítez, sexóloga, esta idea está atravesada por los estereotipos que venden la televisión, las revistas y la sociedad en general. Pero hay personas, asegura, que son obesas y no tienen ningún conflicto con su cuerpo, lo llevan y lo lucen con mucho orgullo.

Atribuir un problema de autoestima a la persona obesa debido a su peso es un error. Según Carolina Castillo todos los seres humanos, flacos o gordos, sufren de alguna dificultad emocional. Pero depende de la educación que reciban desde niños para que en la adultez vivan y disfruten de una sexualidad sana y sin complejos.

Aunque la obesidad acarrea problemas en su salud no significa que la persona con sobrepeso no disfruta de una sexualidad placentera. Pese a que algunos piensan que el acto sexual sería incomodo, incluso hasta peligroso si padece alguna enfermedad cardiovascular, lo cierto es que, al igual que una pareja más delgada, se necesita un poco de imaginación y creatividad para explotar su sexualidad al máximo.

Una sexualidad fuera de lo convencional

Susana Bermeo, académica de sexualidad, recomienda una sexualidad sin acelerar el ritmo cardiaco. Se trata de un acto sexual que no tiene como meta la eyaculación.

Propone orgasmos más duraderos, sentir una situación orgásmica de cuerpo entero. No se trata de enervar un solo lugar, sino canalizar toda la energía a lo largo del cuerpo: “Trasciendes a una sensación totalmente distinta en la que el corazón está excitado por una actividad interna mas no externa. El movimiento del cuerpo es natural y no es exigido como sucede en la sexualidad convencional”.

La eyaculación es una cosa y el orgasmo es otra, si no hay la primera no significa que tampoco haya la segunda: “Hay que dejar de pensar en la sexualidad y empezar a sentir. El órgano más grande que tiene el ser humano es la piel”.

Asegura que esta es una sexualidad más consciente, más corporal y menos mental. “El sexo de rendimiento está guiado por la mente, es de reproducción”. Propone una sexualidad más sentida: “Limitar la sexualidad a la genitalidad hace que salgan ideas de que algunos rinden y otros no”.

Lo primordial en este acto es la valoración del cuerpo y de la propia sexualidad, pues si te preocupas de lo que piensa el otro dejas de sentir. “Si tú no amas tu cuerpo difícilmente otro lo hará. Cuando tú te amas y sabes que eres lo que eres no te importa si los demás te quieren. Te deja de preocupar si les pareces lindo o feo. Esto te da una sexualidad más consciente”.