Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

La docencia, una profesión estresante

La docencia, una profesión estresante
06 de septiembre de 2015 - 00:00

Los profesores también se enferman. Aunque parece que tuvieran una salud de hierro, porque no es frecuente que falten a clases, están expuestos al estrés docente.

Gladys Herrera se jubiló como profesora hace varios años y recuerda que hubo ocasiones en que estuvo a punto de “botar la toalla”.

“Los maestros no trabajamos con máquinas, sino con seres humanos. Nosotros también absorbemos los problemas del alumnado. Sus miedos, sus inseguridades. Nosotros ponemos el alma al servicio de lo que consideramos nuestra vocación”.

Los profesores tienen una carga de trabajo y falta de tiempo. La mayoría incluso le dedica tiempo extra no remunerado fuera del horario de trabajo a actividades docentes como preparación de clases, preparación de material didáctico, trabajo administrativo, atención a alumnos y padres fuera del horario laboral; agreguémosle a esto que la mayoría llega a casa a cumplir con obligaciones domésticas.

Un docente que sufre estrés laboral puede sentirse cansado, deprimido y tener dificultad para concentrarse. La excesiva carga de trabajo que tienen conlleva incluso a que dejen de disfrutar de su trabajo.

Si el estrés laboral persiste, un profesor puede desarrollar el Síndrome de Burnout que se caracteriza por el agotamiento emocional e incluso desmotivación.

Elsa Vinueza es profesora de la Unidad Educativa La Providencia desde hace 17 años. Con el inicio de un nuevo año lectivo, asume nuevas responsabilidades. Elsa explica que, al contrario de lo que muchos creen, los profesores descansan solo 15 días, porque cumplen diversas actividades docentes.

Esta maestra considera que es un tiempo muy corto para descansar, porque incluso cuando ha finalizado el año lectivo, los profesores están pendientes de los exámenes supletorios, que se toman los últimos días del mes de julio.

Después se realizan las juntas de curso y la rendición de cuentas de cada área, en que cada uno de los profesores expone los pormenores del trabajo desarrollado a lo largo del año. Solo después de cumplir con estas actividades salen de vacaciones hasta mediados de agosto, cuando retoman las tareas previas al inicio de clases que, entre otras actividades, contemplan una serie de capacitaciones en técnicas de aprendizaje.

“Es inevitable estresarse. Intentamos mantener todo al día y, al mismo tiempo, cumplir con todos los requerimientos que exige el Ministerio. Hay que estar pendientes de las matrículas y de la lista de útiles. Estas tienen que ser de fácil acceso para el padre de familia”, comenta Jeanet Angulo, docente de esta Unidad Educativa. Confiesa que lo que más le angustia de su trabajo es cumplir con las exigencias del Ministerio de Educación, institución que realiza 3 auditorías al año. Aunque atraviesa muchos momentos de tensión, dice que gracias al trabajo en equipo, puede cumplir con todas las tareas impuestas.

Cecilia Narváez, profesora del Colegio San Pedro Pascual, advierte que las planificaciones anuales son una de las tareas más demandantes en el transcurso del año.

Su caso no es diferente al del resto de maestras. Ella admite que al ingresar al colegio deja todas sus preocupaciones y problemas en casa para dedicarse de lleno a las exigencias de la institución y eso implica también ayudar a los alumnos a superar las dificultades escolares e incluso familiares. “Nos involucramos mucho con los alumnos. Dejamos todo lo que pasa en la casa y venimos acá prestos a escucharlos”.

Carlos Troya, profesor de quinto año de Básica, precisa que unas semanas antes del inicio de clases debe asistir a varios talleres. Durante el año —asegura— se ve sometido a períodos de tensión extrema que solo logra superar cuando participa en espacios recreativos, concebidos para los maestros.

Aunque tiene poco tiempo para practicar deportes, Carlos consigue salir a trotar todos los días antes de ir al colegio. Su familia es fundamental para sobrellevar la carga laboral diaria. “Ellos me animan para seguir adelante, incluso me ayudan con ciertas tareas que debo realizar. Son un apoyo importante”.

Dice que el personal del Ministerio de Educación los visita cada mes para conocer cómo llevan las planificaciones y como los profesores manejan su portafolio que, entre otros documentos, contiene el programa anual y los planes por bloque de cada área. “Nosotros estamos preparados para estas exigencias y eso nos gusta. Todo lo hacemos por la formación de estos chicos y chicas”.

Para Sandra Narváez, maestra de primaria, el trabajo del docente es diferente a muchas profesiones, porque ellos están en contacto permanente con los niños y adolescentes. ”Emocionalmente nos desgastamos mucho” .

El maestro también se desmorona cuando el rendimiento académico de sus alumnos disminuye, porque esto puede revelar que el profesor también está fallando. “Durante el año nos vinculamos tanto con nuestro alumnado que cuando uno de ellos tiene problemas académicos, sentimos que algo estamos haciendo mal”.

Los psicólogos advierten, además, que el estrés es ante todo adaptación, está en la vida de todo el mundo y, en pequeñas dosis, es positivo y produce bienestar.

Pero en grandes dosis, cuando no es posible manejarlo, provoca el efecto contrario: tristeza y hasta depresión. (ARB)

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado