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El Telégrafo

Cuando lo imaginado parece real

Cuando lo imaginado parece real
28 de junio de 2015 - 00:00 - Verónica Endara

Alucinaciones con animales, niños y números como el gato 400, las niñas 100 grados, 24 horas, Emily 54, la rata Saturno, la ratita de ojos azules y Jani, la luciérnaga, sumados a arranques de violencia, aislamiento y gritos de auxilio, es el cuadro diario que vive January Schofield, de 12 años, a quien le detectaron esquizofrenia a los 6.

Su caso salió a la luz pública en el documental La niña esquizofrénica del canal Discovery Home & Health. Se trataba de uno de los diagnósticos más severos de esquizofrenia infantil.

Las alucinaciones de January, en ocasiones, le ordenaban que ataque a su familia o a sí misma. Cuando entró a la escuela se estrangulaba, incluso en una ocasión intentó saltar por una ventana. La menor creía que ese mundo imaginado era real.

Su cambio de comportamiento empezó al séptimo día de nacida, cuando dejó de dormir. “Nunca podremos tener una vida normal, no hay vuelta atrás” dice Michael Schofield, padre de la menor. Y es que la esquizofrenia es un trastorno mental grave que no tiene cura (se incluye dentro de los llamados trastornos psicóticos), pero que sí se puede controlar con tratamientos de por vida.

Un hombre que intentó asesinar a su familia explotando tanques de gas, un muchacho que tomaba agua con café y cemento, u otro que dormía al filo de la ventana, son algunos de los casos de personas con esquizofrenia que tuvo que atender el psiquiatra Carlos Jaramillo quien explica que este mal es una enfermedad que causa una ruptura con la realidad. Según el especialista, se trata de conexiones anómalas en el cerebro que no se formaron adecuadamente durante el desarrollo del embrión.

Las causas de la esquizofrenia aún no se conocen a fondo, aunque parecerían tener una relación importante con la genética. Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), un niño que tiene un padre con esquizofrenia tiene una probabilidad entre 10 de desarrollarla; las infecciones virales durante el embarazo, complicaciones en el parto, crecer en el centro de grandes ciudades y el uso de drogas también parecen jugar un papel en el desarrollo de esta enfermedad. La estructura y química del cerebro pueden estar afectadas, pero no existe una prueba certera para su diagnóstico hasta el momento.

Jaramillo explica que se ha detectado que el cerebro de quien padece esquizofrenia tiene una sobrecarga de un neurotransmisor (una sustancia química con la cual el cerebro se comunica entre sí y hace que el ser humano tenga sensaciones). La serotonina, por ejemplo, es un neurotransmisor que genera estados de ánimo como irritabilidad, miedo, ansiedad y depresión. Quienes tienen esquizofrenia presentan altos niveles de dopamina, explica el especialista, que es el neurotransmisor vinculado con las sensaciones de placer, pero que si sus niveles son altos puede generar psicosis. Los tratamientos están encaminados a disminuir esos niveles. Según el especialista, gracias al tratamiento se observa cómo los pacientes dejan poco a poco de escuchar voces, se vuelven más sociables y se los acerca a la normalidad. Sin embargo, podrían tener una recaída si no cumplen con los horarios de los medicamentos.

La esquizofrenia tiene varios síntomas que saltan a la luz. Algunos de ellos, denominados positivos, son los delirios, los trastornos del pensamiento que les impide expresarse con claridad, alucinaciones en las que ven, oyen, huelen o sienten algo que no está ahí, las más comunes son cuando escuchan voces que les ordenan hacer cosas a veces peligrosas. En las alucinaciones olfativas y gustativas el paciente puede pensar que le están poniendo veneno en la comida por lo que él mismo prepara sus alimentos.

En cuanto a los síntomas negativos son cuando la persona se vuelve inactiva, solitaria y parece desmotivada. Deja de bañarse, no se cambia de ropa y no logra concentrarse en sus actividades diarias.

Una de las consecuencias más graves que deja la esquizofrenia es que el paciente tiene graves dificultades para socializar, se aleja de quienes le rodean, se vuelve solitario y permanece en aquel mundo creado por su imaginación. Además, es vulnerable a la depresión e incluso puede intentar suicidarse.

Según la Sociedad de Esquizofrenia de British Columbia, Canadá, entre el 40% y 50 % de los afectados por esta enfermedad mental intentan suicidarse, entre el 10% y 15% lo logran.

Según el especialista, la esquizofrenia afecta al 1% de la población mundial. De acuerdo con datos del documental, afecta a uno de cada 100 adultos, y a uno de cada 50 mil niños. La SEP asegura que esta enfermedad es poco frecuente antes de la pubertad y más probable que comience entre los 15 y los 35 años.

La esquizofrenia puede ser de tipo paranoide: el paciente se siente perseguido y piensa que conspiran en su contra; o de tipo desorganizada, en la que presenta varios comportamientos extraños, sin propósito ni sentido, con respuestas emocionales inapropiadas.

Según el portal web Medline Plus, el alcohol y ciertos medicamentos, tumores cerebrales, infecciones del cerebro y un ataque cerebrovascular pueden causar psicosis. Por ejemplo, aparece la psicosis de guerra cuando una persona está bajo mucha tensión y estrés lo que hace que se desconecte de la realidad y comience a alucinar y a sentirse completamente extraño. Según Jaramillo, drogas como la cocaína, las anfetaminas y el LSD también producen desconexiones completas de la realidad encaminándote a una psicosis.

La esquizofrenia aparece progresivamente, pero se deja ver como una irrupción. “De la noche a la mañana el paciente se siente alucinado, se siente completamente extraño, el mundo es ajeno a él, se siente como enviado de Dios con una misión en este mundo” dice Jaramillo.

Esta rama de la psicosis no tiene cura pero se puede controlar. Los medicamentos, como los neurolépticos, antipsicóticos de primera, segunda y tercera generación ayudan a estos pacientes a llevar una vida normal, aunque con algunas secuelas, asegura Jaramillo. Necesitan tratamiento médico y un tratamiento de apoyo familiar y social.

“El paciente psiquiátrico ya no es ni encadenado ni puesto bajo rejas. Es un ser humano con todos los derechos y tratado con la dignidad que merece. Puede salir y llevar una vida normal con un apoyo farmacológico y psicológico, con vinculación familiar y vinculación social” dice Carlos Jaramillo quien agrega que antes los pacientes esquizofrénicos no tenían otra opción que el manicomio.

Si las personas que padecen esta enfermedad mental toman puntualmente sus medicamentos tendrán una vida muy cercana a la normalidad, pues secuelas como la impaciencia o el cansancio en ocasiones afectan en sus interrelaciones.

SÍNTOMAS

  • Los delirios hacen que crean en cosas que no son ciertas, pero además extrañas.
  • Padecen de trastorno del pensamiento. Saltan de una idea a otra perdiendo el tema del que intentan hablar.
  • Ven, oyen, huelen y sienten cosas que no son reales, pero que los asustan.
  • Son inactivos y desmotivados. No logran interrelacionarse por lo que se vuelven solitarios. Se despreocupan de su aseo.
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