Ecuador / Viernes, 17 Octubre 2025

Roque Sevilla recibe el Premio Kenton Miller de Innovación en Áreas Protegidas por parte de la UICN y proyecta a la Reserva Mashpi-Tayra como modelo de conservación global

Roque Sevilla recibió el Premio Kenton Miller
FOTO: Cortesía
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) otorgó el Premio Kenton Miller a la innovación a Roque Sevilla.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha otorgado el prestigioso Premio Kenton Miller a la innovación a Roque Sevilla, reconociendo su liderazgo visionario en la conservación de bosques, biodiversidad y áreas naturales protegidas. Este galardón celebra el modelo de conservación de la Fundación Futuro, que ha logrado la integración de la Reserva Mashpi Tayra en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) de Ecuador, consolidando un hito estratégico en la protección de uno de los ecosistemas más biodiversos del planeta.

El premio fue otorgado en el Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICN en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos. Este reconocimiento pone en el centro de la atención internacional la labor de la Fundación Futuro, una organización que ha demostrado que la conservación puede ser un pilar de desarrollo social y económico mediante un modelo anclado al paisaje sostenible que pone a las comunidades y la gobernanza local de los bienes comunes como eje central de la conservación.

“Cuando compré estos terrenos, no tenía ninguna otra intención”, dice Sevilla. Con el pasar del tiempo, “cada vez me quedaba más maravillado de lo que encontrábamos allí. Entonces resolví que valía la pena mostrar esto al resto del mundo”, sostuvo Roque Sevilla durante la premiación.

El reconocimiento de la UICN subraya que las soluciones comunitarias implementadas en la reserva, combinan innovación tecnológica, mecanismos financieros sólidos, transición agroecológica, gobernanza comunitaria, tenencia de tierras y alianzas con el sector privado generando así un círculo virtuoso que lo convierten en una contribución valiosa y replicable para mitigar y enfrentar la pérdida de biodiversidad y la crisis climática.

La declaración de la Reserva Mashpi-Tayra como parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas consolida un modelo que la Fundación Futuro ha convertido en un referente, que actualmente conserva 5.820 hectáreas de bosque (3.237,02 hectáreas bajo gestión directa y 2.583 hectáreas a través de Acuerdos de Conservación).

Para Francisco Cuesta, Investigador del Decanato de Investigación y Creatividad de la Universidad San Francisco de Quito y Doctor (Ph.D.) por el Instituto de Dinámica de la Biodiversidad y de los Ecosistemas de Universidad de Ámsterdam, la relevancia de esta declaratoria es indiscutible.

Cuesta afirma que el Chocó Andino, un hotspot de biodiversidad a nivel global, y la reserva Mashpi Tayra albergan "bosques tan antiguos y diversos que en apenas una hectárea se registran hasta 340 especies y acumulan más de 800 toneladas de carbono), superando el nivel de acumulación de la Amazonía por hectárea". Esto convierte a los bosques conservados en la reserva en un patrimonio completamente irremplazable.

“La pérdida de un solo árbol centenario implica perder un hábitat único para decenas de especies de bromelias, orquídeas y aves. Más de la mitad de las especies registradas solo se han visto una vez; si se pierde el bosque, probablemente estas desaparezcan antes de ser identificadas”, añade Cuesta.

La UICN destacó entre sus innovaciones la solución de innovación social diseñada y probada como prototipo en la comunidad de Guayabillas, donde la Fundación ha implementado diversas iniciativas: desde la creación de medios de vida sostenibles hasta un mecanismo de gobernanza digital basado en blockchain, así como programas de educación, profesionalización y fortalecimiento de capacidades. Al ser una comunidad vecina de la reserva, Guayabillas se ha convertido en un laboratorio vivo de innovación social en cual, sus habitantes junto a técnicos, científicos y expertos crean y prueban soluciones sostenibles para evitar la pérdida de bosques.

Desde 2019, Fundación Futuro construye un paisaje sostenible junto a la comunidad colindante a la Reserva Mashpi-Tayra, Guayabillas de Pacto. La historia de colaboración con esta comunidad empezó gracias a las mujeres, quienes en 2019, junto a la Fundación Futuro y el liderazgo de Roque Sevilla, formaron ASOMEG, una iniciativa que nació como un espacio de empoderamiento femenimo y buena gobernanza que con el pasar de los años se convirtió en una solución productiva que genera ingresos adicionales para las mujeres y sus familias. A través de la asociación de mujeres ASOMEG, los habitantes de Guayabillas transforman frutos nativos en productos bajo la marca “La Guapa”, demostrando cómo la conservación puede serun pilar de desarrollo social.

Liliana Lema, lideresa de la Asociación de Mujeres de Guayabillas (ASOMEG), recuerda: “Nacimos en 2019 como un círculo de mujeres. Empezamos compartiendo saberes y recetas, y poco a poco transformamos lo casero en un emprendimiento comunitario con identidad propia: La Guapa”.

Los productos de “La Guapa” son comercializados en Mashpi Lodge, una de las 21 empresas del Holding Grupo Futuro, que sostienen la conservación del bosque a través del aporte del 3% de sus ganancias anuales para la realización de estas iniciativas, que desde 2019 ha canalizado aproximadamente 5 millones de dólares directos para la conservación.

La colaboración de Mashpi Lodge y el Grupo Futuro va mucho más allá de la compra de productos. Este proyecto de turismo sostenible ofrece mentorías trimestrales para las mujeres de ASOMEG a través del Chef Ejecutivo y el Equipo de Liderazgo Culinario. También ha donado equipos para apoyar su producción y los productos de La Guapa están disponibles para la venta en su boutique.

Luis Fernando, chef ejecutivo de Mashpi Lodge, recuerda el proceso: “Vimos y seguimos viendo en las comunidades y en especial a ASOMEG aliadas importantísimas en la conservación y para enriquecer la experiencia de las personas que visitan el lodge. Nos hemos puesto la tarea de encontrar los sabores del Chocó y con ASOMEG ha sido importantísimo trazarnos este camino. Cada mermelada cuenta una historia: su sabor es un vínculo directo con la tierra y con quienes la cuidan”.

Para asegurar que la reserva Mashpi Tayra, esté protegida en todos sus frentes, la Fundación Futuro ha implementado varias iniciativas de gobernanza local, entre ellas destaca la creación de la primera Organización Autónoma Descentralizada (DAO, por sus siglas en inglés) que canaliza recursos para la conservación de bosques a escala de finca y adicional financia prioridades de desarrollo local de beneficio comunitario. Junto a 23 finqueros, la DAO traduce de manera digital las prioridades comunitarias y decisiones de financiación. La DAO es la traducción digital de la gobernanza territorial, está basada en el sistema de blockchain, por lo que es trazable y verificable. Lejos de ser un término abstracto, esta organización es un pacto digital entre 23 representantes de la comunidad donde cada persona tiene voz y voto para tomar decisiones colectivas.

Santiago Granizo, miembro de la DAO Guayabillas explica: “Nosotros siempre hemos practicado la democracia en la comunidad y llevamos trabajando esto algunos años; la DAO nos dio una herramienta digital para decidir juntos el futuro de la comunidad, del bosque, el agua”.

La innovación de la DAO radica en ofrecer un modelo de gobernanza adaptado a un territorio altamente fragmentado. En el Chocó Andino, la conservación no puede pensarse en islas de bosque: depende de la cooperación entre comunidades, y finqueros. A diferencia de la Amazonía, donde aún existen bloques continuos de más de 32 mil hectáreas, aquí los fragmentos son pequeños y dispersos, en manos de propietarios locales. Algunos alcanzan 5.000 hectáreas, otros 800 y en muchos casos apenas 500. En este contexto, sin una gestión articulada a escala de paisaje, la conservación y restauración es sencillamente inviable.

“La gran falla de la conservación suele ser la gobernanza”, reflexiona Carolina Proaño, directora ejecutiva de Fundación Futuro. “Si proteges bien el bosque pero la gente no se beneficia, no funciona. La DAO nos permite alinear bienestar humano y conservación ecosistémica”, añade.

El modelo de la DAO ha sido además incluido en uno de los mecanismos más innovadores de financiamiento de la Fundación, NFTree, un modelo que tokeniza píxeles de 10x10 metros de bosques con metadata de carbono y biodiversidad. Estos tokens permiten canalizar recursos hacia quienes conservan estos remanentes de bosques habilitando que personas y empresas mitiguen su huella ambiental de forma verificable a través de mecanismos de trazabilidad. Este mecanismo transparenta los aportes a través de fideicomisos auditados asegurando que el 80% de las contribuciones lleguen al territorio.

Además de estas dos innovaciones, la Fundación Futuro junto a Roque Sevilla, han logrado establecer un mecanismo de trabajo junto a la Red de Productores del Chocó Andino, organización de la que hacen parte algunas de las familias de Guayabillas. A través del trabajo con la red, solo en 2024 se logró generar más de $81.000 en ingresos para 72 familias de cuatro comunidades, lo que representó un ingreso adicional de hasta $174,55 mensuales por familia. Actualmente, a través de alianzas estratégicas se han logrado aperturar tres grandes mercados de empresas reconocidas en Ecuador.

Cada hectárea de bosque del Chocó Andino captura carbono, regula el agua que llega a Quito y actúa como escudo frente al cambio climático. Estos bosques funcionan como esponjas de neblina: en época seca, capturan agua de las nubes y sostienen a miles de familias de las parroquias rurales del noroccidente de la capital. Sin ellos, aproximadamente 116 mil núcleos familiares podrían enfrentar sequías extremas de hasta tres meses, afectando tanto el consumo como la producción de agua, especialmente en las zonas bajas de la biósfera. Más allá del ámbito local, la Fundación ha impulsado la restauración y reconexión de 5.820 hectáreas de bosque, fortaleciendo la conectividad ecológica y la capacidad de adaptación de las especies en uno de los hotspots de biodiversidad más importantes del planeta. En este territorio, la ciencia ha identificado al menos 24 especies nuevas para la humanidad, y cada hectárea conservada es clave para la regulación hídrica de Quito y la captura de carbono.

A pesar de sus contribuciones, Roque Sevilla y la Fundación Futuro, no se quedan ahí. A través de su participación en la Chocó Andes Network, buscan escalar este modelo a 500.000 hectáreas, creando un corredor de vida que articula soluciones locales con impactos globales.

Para Roque Sevilla y la Fundación Futuro, este premio no es solo un reconocimiento, sino una validación del poder de unir comunidades, empresas y ciencia en un mismo propósito: cuidar la vida en todas sus manifestaciones y asegurar un futuro sostenible.

“Se trata de proteger los árboles, pero también de garantizar que las comunidades puedan prosperar sin destruir la naturaleza. La conservación no puede estar desligada de la dignidad de la gente”, aseveró Roque Sevilla en su discurso.

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