Cuando innovar se convierte en una ventaja competitiva: Santiago Calvopiña y la transformación empresarial en el Ecuador
En un entorno donde hablar de innovación se ha vuelto una necesidad, Santiago Calvopiña prefiere hacerlo desde la práctica. Con más de 15 años de experiencia liderando procesos de transformación digital en sectores como la banca, la educación, el emprendimiento y la salud, el estratega ecuatoriano ha demostrado que la tecnología no es un fin, sino una palanca para rediseñar organizaciones desde adentro
“Innovar no es un ejercicio reservado para un grupo de iluminados con post-its. Innovar debe ser parte del ADN de las empresas, no un fogonazo aislado, sino una práctica diaria y constante que, bien gestionada, puede marcar la diferencia entre sobrevivir, triunfar o desaparecer”
La innovación es parte del presente y está en construcción
En el sector financiero, su trabajo fue reconocido seis años consecutivos por Fintech Americas, donde lideró una transformación integral que convirtió a la entidad en un caso de estudio regional. Pero su ambición profesional va más allá de implementar metodologías ágiles o aplicar frameworks como Design Thinking o la norma ISO 56000. Su verdadero foco está en provocar cambios culturales dentro de las organizaciones.
“Transformar digitalmente no es digitalizar procesos. Es cambiar la forma en que pensamos, decidimos y colaboramos”, explica. Esa visión lo ha convertido en uno de los voceros más activos sobre innovación institucional en foros empresariales, medios de comunicación y programas de posgrado como los de la Universidad San Francisco de Quito, donde también es docente.
Santiago se ha convertido en el primer consultor en Ecuador en implementar la norma ISO 56000, una guía internacional para la gestión de la innovación que, aunque ampliamente adoptada en Europa, apenas empieza a ganar terreno en América Latina. Santiago no solo conoce la norma, la ha sabido tropicalizar al contexto ecuatoriano y latinoamericano, donde conviven desde pymes familiares hasta grandes corporaciones. Para él, la fortaleza de un sistema de gestión está en ofrecer un marco ordenado y sostenible, que evita que la innovación quede en iniciativas sueltas o en esfuerzos aislados de algunos departamentos. Adaptar la norma implica traducir su lenguaje técnico a procesos simples, claros y medibles, que puedan ser apropiados por empresas de cualquier tamaño. Su enfoque no es solo implantar una metodología, sino construir una cultura que convierta la innovación en una disciplina organizacional.
Esta norma ha comenzado a ser adoptada por organizaciones del sector financiero, educativo y empresarial en Ecuador, marcando un antes y un después en la forma de innovar.
La trayectoria de Santiago se mide en resultados. Ha liderado proyectos globales en el sector tecnológico que generaron ahorros de millones de dólares anuales y extendieron metodologías ágiles en una docena de países. En el ámbito financiero, impulsó la digitalización integral de productos, fortaleció canales digitales que hoy atienden a miles de clientes mensuales y consolidó una cultura de innovación premiada internacionalmente, triplicando el índice de madurez organizacional en capacidades de innovación en menos de dos años. Como consultor, ha acompañado a más de 300 startups a nivel regional y a empresas de sectores como salud, consumo y educación, además de formar a más de 500 ejecutivos en programas de alto nivel. Su sello ha sido siempre el mismo: traducir la innovación en impacto medible y sostenible.
Consultor, formador y provocador del cambio
Santiago combina una formación académica internacional —Harvard Business School, MIT, Babson College, Disney Institute, INCAE, TEC de Monterrey— con una visión local clara: “En contextos como el ecuatoriano, innovar no es opcional. Es la única forma de crecer, competir y sobrevivir en mercados cada vez más volátiles y exigentes”.
Hoy asesora empresas en procesos de transformación, diseña hojas de ruta de innovación con base en ISO 56000 y lidera un modelo de certificaciones progresivas (Yellow, Orange, Silver y Black Belt) que permite formar desde colaboradores operativos hasta líderes estratégicos de cambio. Además, como docente de MBA en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), ha sido mentor de centenares de profesionales.
Su enfoque enfatiza en que no basta con hablar de innovación, hay que gestionarla como un sistema. Y para eso, ofrece una combinación única de visión estratégica, capacidad de ejecución y una metodología internacional que ha sabido tropicalizar con éxito.
Hablar de IA, ¿obligadamente sí?
En tiempos donde la inteligencia artificial parece una “panacea” para todo, Calvopiña insiste en aterrizar la conversación. “Una PyME no necesita madurez digital para empezar. Necesita claridad sobre su problema de negocio y voluntad para actuar”, dice.
De hecho, ha diseñado rutas simplificadas para que pequeñas y medianas empresas accedan a soluciones de IA sin necesidad de grandes presupuestos ni equipos técnicos complejos. Desde el uso de chatbots entrenados para atención al cliente, hasta modelos predictivos para gestión de inventarios, su enfoque ha sido siempre el mismo: generar impacto tangible desde el primer momento. En algunos casos, estas implementaciones han permitido incrementar la productividad de las empresas hasta en un 47%, o reducir tiempos de respuesta y costos operativos en hasta un 30%, demostrando que la IA bien aplicada es más una herramienta de productividad y eficiencia que una moda pasajera.
Proyectos futuros
De cara al futuro, su misión está enfocada en elevar la competitividad de las empresas ecuatorianas mediante innovación sistemática, adopción inteligente de inteligencia artificial y la aplicación rigurosa de la norma ISO 56000. “Ecuador ocupa posiciones rezagadas en el Índice Global de Innovación. Es hora de cambiar esa realidad. Mi propósito es demostrar que con las herramientas adecuadas y un cambio cultural sostenido, podemos transformar ese ranking en resultados tangibles para el país y sus empresas”, afirma.