Ver jugar a la Selección Ecuatoriana, aunque sea de reojo, es un compromiso que muchos aficionados tienen consigo mismo. No importa el lugar o las circunstancias, siempre habrá modos de seguir un partido.

 El pasado viernes Rolando Cañizares, policía metropolitano de Quito, cumplió el turno de la noche. Vigilaba el orden público mientras decenas de ciudadanos obsevaban el cotejo Perú-Ecuador en la pantalla gigante que el Municipio instaló en los exteriores del Centro Comercial El Recreo.

Mientras rondaba por el sitio, de cuando en cuando volvía los ojos a la pantalla. El gol de Claudio Pizarro, a los 11 minutos de iniciado el lance, lo heló más que la fría noche quiteña.
“Otra vez un gol por descoordinación de la defensa. En el partido amistoso con Alemania nos pasó lo mismo”, criticó. Las reflexiones del resto de asistentes eran similares.

A unos 80 metros de distancia, sin dejar de bajar paquetes, seis empleados de la cadena de restaurantes KFC se esforzaban por divisar bien las incidencias del encuentro o al menos escuchar al narrador del canal de televisión.

Dos o tres veces por semana su horario de labores se extiende desde las 07:00 hasta las  22:00. Son los responsables de dejar  alimentos en los locales de la empresa.

Rodrigo Cabrera hubiese querido ver el cotejo en el calor de su hogar, junto a su esposa e hijos, y una buena cacerola de canguil en las manos. No obstante, entiende las exigencias de su trabajo. Su esperanza era que, al menos, Ecuador iguale el marcador.

Segundo tiempo

Ya en el segundo tiempo, en otro lugar, sin dejar de atender a los clientes, el cocinero, el cajero y el mesero del restaurante Pollo Supremo de la Villaflora, comentaban las posibilidades de gol perdidas por la Tricolor y respiraban tranquilos luego de los ataques generados por los futbolistas peruanos.
Jonás Regalado, taxista noctámbulo, aprovechaba el televisor del establecimiento para ver lo que restaba de la confrontación y, de paso, servirse el “combo 3”.

“No es lo mismo oír la radio que mirar la tele, creo que Ecuador entró muy confiado y ahora no puede empatar. Si perdemos, tenemos que obligado ganarle a Argentina”, dijo.

Cerca de ese sitio, en el ambiente “claroscuro” del bar-discoteca D’Marios, los presentes acompañaban el desarrollo del partido con cerveza o cocteles. La escasa presencia de concurrentes permitía a la cantinera, al disc jockey, al barman  y a los meseros divisar el cotejo casi sin  interrupciones.

“Luego del fútbol esto se llena. Pierda o gane la selección, los viernes son para que la gente se desestrese”, indicaba Sonia Flores, cantinera del local.
Silencioso, el disc jockey Alex Cajamarca contemplaba el duelo en la pantalla gigante del bar. Quedaban pocos minutos y a su “tricolor del alma” le era imposible marcar el gol de la paridad.

Los cambios efectuados por el técnico Reinaldo Rueda no surtían los efectos deseados. Cristian Benítez, Jéfferson Montero, Joao Rojas, Antonio Valencia, Felipe Caicedo y Renato Ibarra no pudieron vulnerar al golero Raúl Fernández.

Tras concluir el duelo, con un gesto triste en el rostro, Cajamarca solo se limitó a vaticinar que después del empate 0-0 entre Argentina y Colombia en Buenos Aires, el choque de este martes contra la “albiceleste” será “durísimo”, pero al final Ecuador ganará y mantendrá sus opciones de acceder al  mundial. “No hay que perder la fe”.